Redacción.
En una decisión adoptada por unanimidad, la Audiencia Nacional ha acordado la excarcelación de otros 13 etarras, un grapo y un asesino, cumpliendo así la petición del informe de la Fiscalía y el acuerdo del Supremo que avaló la nulidad de la doctrina Parot.
Con estas nuevas excarcelaciones ya son 31 los reclusos que han sido puestos en libertad desde que el fallo del Tribunal de Estrasburgo, sobre el recurso de la etarra Inés del Río, derogara la doctrina Parot hace tres semanas. Entre los 31 excarcelados hay un total de 24 etarras.
La práctica de la doctrina Parot en España permitía alargar la permanencia en la cárcel de delincuentes condenados por delitos muy graves (en nuestro país no existe cadena perpetua y la máxima pena que se puede cumplir en prisión es 30 años). Se ha aplicado principalmente en el caso de terroristas, aunque también de asesinos y violadores en serie.
Fue el caso de Pedro Luis Gallego, conocido como «el violador del ascensor», cuya condena se alargó hasta el 2022, cuando tendría haber estado hasta 2008. Gallego, condenado a 273 años de cárcel por la violación y asesinato de dos chicas, además de otras 18 agresiones sexuales, fue excarcelado en la tarde del miércoles.
Lo mismo ha ocurrido con otro de los más peligrosos delincuentes sexuales de nuestro país; Pablo García Ribado, conocido como el «violador del portal», que abandonó ayer la cárcel, en la que debía haber cumplido condena hasta 2023 por 74 violaciones, 6 agresiones sexuales y 10 robos (estaba condenado a 1.721 años de prisión).
«Cierta preocupación» en la sociedad
Por otro lado, a partir de ahora, la Audiencia no necesitará convocar el pleno para resolver las peticiones de puesta en libertad relacionadas con la doctrina Parot; si la Fiscalía informa a favor serán las secciones correspondientes a las que van dirigidas las peticiones las que las resuelvan.
Ángel Juanes, presidente de la Audiencia Nacional, declaró que espera que reciente puesta en libertad de etarras, violadores y asesinos no provoque una alarma social, aunque admite la existencia de «cierta preocupación» por este asunto en la sociedad.
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