Redacción.
La rendición voluntaria del ruandés Bosco Ntaganda, celebrada ayer por la ONU. «Terminator», como era conocido, ha sido uno de los señores de la guerra más buscados en el mundo.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, celebraba la “buena noticia” de que el ex líder rebelde Bosco Ntaganda se hubiera entregado el día anterior para ser juzgado en la Corte Penal Internacional (CPI).
Al conocer la noticia, la portavoz en Ginebra de Pillay, Cecile Pouilly, recordó que la Alta Comisionada se ha referido a los líderes del grupo M23, al que pertenecía Ntaganda, como unos de los mayores violadores de los derechos humanos en el Congo y en el mundo. “Las personas responsables de esos crímenes, que incluyen violaciones y ejecuciones sumarias, deben ser llevados a la justicia y deben rendir cuentas por ellos”, subrayó Pouilly.
Ntaganda fue acusado por el CPI en el 2006 de crímenes de guerra, entre ellos, reclutamiento de niños soldados, persecución étnica, asesinatos y violaciones en la provincia oriental de Ituri en 2002 y 2003. En estos años, Ntaganda era el número dos del grupo Fuerzas Patrióticas de Liberación del Congo (UPC-FPLC).
Desde entonces, Ntaganda permaneció fugitivo. Sólo se conocía que recientemente se había unido a los rebeldes de la agrupación M23, que opera en el este congolés, convirtiéndose en uno de sus líderes.
La rendición inesperada
La rendición sorprendía a todos cuando el día anterior, lunes 18 de marzo, Ntaganda se presentaba en la embajada de EEUU en Ruanda, voluntariamente, para que ésta le pusiera a disposición del Tribunal Penal de La Haya.
Las circunstancias de la rendición no están claras. Era sabido que cientos de los milicianos del M23 habían huido de sus filas tras la derrota que habían sufrido contra la milicia rival el pasado fin de semana.
La noticia de la entrega de Ntaganda fue confirmada por la ministra de Asuntos Exteriores de Ruanda, Louise Mushikiwabo, que en su cuenta de Twitter anunció que tenían constancia de que había entrado en el país y se había entregado a la embajada de EEUU en Kigali. Horas después el Departamento de Estado de EEUU corroboró la información y aseguró que el Gobierno estadounidense estaba realizando las consultas pertinentes para entregarle a la Corte Penal Internacional, ya que se da la circunstancia que ni EEUU ni Ruanda reconocen la legitimidad del tribunal.
La primera orden de arresto definitiva que pesaba sobre Ntaganda venía del 2006, cuando el CPI emitió dicha orden por reclutamiento de niños menores de 15 años que combatían junto al grupo rebelde Unión de Patriotas Congoleses (UCP en sus siglas en inglés). Dichos enfrentamientos tuvieron lugar en el distrito nororiental de Ituri entre 2002 y 2003.
En 2012, CPI emitió una segunda orden de busca y captura por crímenes de guerra y de lesa humanidad, entre los que se incluían asesinato, violación y esclavitud sexual, que se cometieron en el mismo periodo.
Complicaciones
Por otra parte, EEUU ha acusado en diversas ocasiones al Gobierno de Ruanda de dar apoyo a la milicia del M23, aunque éste siempre lo ha negado. De ser finalmente transferido a la CPI, se espera que Ntaganda pueda arrojar algo de luz sobre la turbulenta relación entre Ruanda y la República Democrática del Congo, que desde 1994 mantienen un conflicto sanguinario, motivado por el control sobre las zonas mineras del noreste del país.
El conflicto deja ya cinco millones de muertos.
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