César Pintado
Después de haber mantenido durante tanto tiempo una política de no alineación, Suecia se está adaptando a las realidades de la Europa de la posguerra fría. No se descarta en el futuro una cooperación más estrecha en el marco de la Política Europea de Seguridad y Defensa, pero por ahora Suecia tiene que asumir en solitario la responsabilidad de su propia defensa
Un litoral de 2.700 Kms., 2.189 de fronteras, una superficie de 486.661 Kms2, una población de 9 millones de habitantes, una estricta neutralidad que se remonta a dos siglos, y para mantenerla un presupuesto de defensa que supone el 2,26% del P.I.B., unos 29.000 conscriptos cada año y unos 12.700 oficiales y mandos superiores. Esa es la realidad de la defensa sueca. Con esas cifras es obvio que Suecia depende en gran medida de un sólido sistema de reserva y de la cooperación civil, que junto con las fuerzas regulares forman un notable dispositivo de defensa perfectamente adaptado a sus peculiaridades.
La organización
Una de esas peculiaridades es la organización de la defensa. En caso de guerra, el sistema de defensa total es dirigido por el gobierno. La dirección de la defensa militar corresponde al jefe del Estado Mayor de la Defensa. El estado de preparación y la coordinación de la defensa civil es responsabilidad de la Agencia Sueca de Planificación de Emergencia Civil a nivel central. A nivel provincial, la dirección de la defensa civil recae en los gobiernos civiles y, a nivel local, en los ayuntamientos. Tal reparto de atribuciones no es muy distinto en período de paz, lo que ahorra tiempo y descoordinaciones en caso de crisis o conflicto.
La base del sistema de defensa es, a pesar de las presiones políticas para su eliminación, el servicio militar obligatorio de los varones de entre 18 y 47 años.
Cada año la Administración Central del Servicio Militar llama a filas a alrededor de 29.000 jóvenes. De ellos, unos 17.000 son alistados para un período de instrucción básica de entre 3 y 18 meses. Después son destinados a unidades de combate en la reserva, pudiendo ser llamados posteriormente para un total de cinco ejercicios en unidades de combate y una serie de ejercicios cortos de mando o movilización.
Los jóvenes no seleccionados para el servicio forman una reserva de efectivos: los objetores de conciencia pueden realizar una prestación civil sustitutoria y les son asignadas tareas para tiempos de guerra en el marco del sistema de defensa civil.
La oficialidad sueca comprende unos 12.700 oficiales y mandos superiores profesionales (400 de ellos son mujeres) y 8.700 empleados civiles. Estos mandos son instructores o administradores en tiempo de paz que son asignados a puestos de combate en caso de guerra, y 9 de cada 10 provienen del servicio militar obligatorio. Sin embargo hay unos 13.000 oficiales reservistas, que sirven durante cortos períodos como oficiales en activo. Es importante reseñar que desde hace más de 30 años las fuerzas armadas suecas (increíblemente) carecen de suboficiales.
En caso de guerra, el sistema de defensa militar puede llamar a filas a un cuarto de millón efectivos, incluidos alrededor de 73.000 voluntarios de las Milicias Nacionales, que pueden proteger los depósitos de material y armamento para asegurar la movilización de las unidades de campo.
Los reservistas y la defensa militar
El servicio militar dura entre 227 y 297 días en el Ejército, dependiendo de la especialidad, entre 250 y 456 días en la Armada y entre 235 y 346 en la Fuerza Aérea, pasando después a la reserva. Los reservistas son activados entre uno y tres días cada dos años y posteriormente cada cuatro años hasta la edad de 47. El reservista también tiene que someterse a cinco períodos de ejercicios militares de 21 a 32 días, junto con cinco ejercicios distintos de entrenamiento especial de 11 días. El personal de la Hemvärn recibe 20 días de entrenamiento al año, 34 si son oficiales.
Desde la década de los sesenta, Suecia no ha tenido suboficiales ni clases profesionales. Los cuadros permanentes están compuestos exclusivamente por oficiales de carrera, de los que se espera que formen un cuadro de administradores e instructores más que una fuerza permanente (al menos en el caso del Ejército de Tierra). Existe el dicho sueco de que la Armada y la Fuerza Aérea vigilan mientras que el Ejército está de vacaciones.
Desde 1942 existe una impresionante fuerza de defensa territorial, la Hemvärn, compuesta por hombres físicamente aptos que no están involucrados en las Fuerzas Armadas por tener un puesto de trabajo reconocido como de importancia estratégica. Esta fuerza se organiza en batallones, compañías y pelotones para defensa específicamente local. Aunque el reservista sueco no guarda su armamento en casa, como el suizo, su activación está apoyada por un excelente sistema de depósitos de material bélico, dispersos por todo el territorio.
Si hablamos de los efectivos, está claro que las Fuerzas Armadas Suecas tienen un tamaño que, aunque muy reducido tras la Resolución de Defensa de 2004, puede ajustarse a diversas situaciones gracias a los diferentes niveles de activación de sus reservistas y sobre todo a la colaboración de la sociedad civil.
El Ejército, con sólo 5.200 efectivos como cuadro permanente y unos 8.600 conscriptos, puede llamar a sus reservistas hasta completar un tamaño máximo de 195.000 (incluyendo los 150 batallones de la Hemvärn). La Armada, con un cuadro de 2.300 y 5.600 conscriptos, puede alcanzar con sus reservistas los 20.000 efectivos. En cuanto a la Fuerza Aérea o Flygvapen, su cuadro permanente es de sólo 1.600 y cuenta con 1.400 conscriptos, pudiendo con los reservistas llegar a los 17.000 hombres y mujeres.
La defensa civil
Casi todas las funciones importantes de la sociedad dependen de grandes sistemas infraestructurales, como el abastecimiento de electricidad, las telecomunicaciones y la tecnología de la información. La reducción de la vulnerabilidad y la gestión de los riesgos de esas infraestructuras críticas son una de las tareas que mayor reto representan en la planificación actual para estados de emergencia civil.
La finalidad del sistema de defensa civil consiste en:
• proteger a la población civil, defender provisiones y servicios públicos vitales y aumentar la capacidad de las fuerzas armadas en caso de ataque armado y de guerra en las cercanías de Suecia;
• contribuir a la paz y la seguridad del entorno de Suecia, y
• reforzar la capacidad de la sociedad para prevenir y hacer frente a situaciones graves de emergencia en tiempos de paz.
Muchas instituciones de la sociedad sueca están involucradas directamente en el sistema de defensa civil. Ese es el caso de los ayuntamientos, diputaciones provinciales y los organismos del Estado, así como numerosas empresas y organizaciones.
El sistema de defensa civil no es una organización única, sino que está dividido en distintas funciones públicas. Para cada una de ellas hay una autoridad responsable de coordinar la planificación de emergencias civiles en su campo respectivo.
La Agecia Sueca de Planificación Civil de Urgencia (Överstyrelsen för civil beredskap o ÖCB) responde de la coordinación a nivel nacional de las instalaciones de preparación para situaciones de emergencia civil.
Las comisiones permanentes de gobierno de los ayuntamientos y diputaciones son responsables de coordinar esa preparación a sus respectivos niveles.
Tanto en tiempo de paz como de guerra, los servicios de salvamento de emergencia son responsabilidad de las administraciones locales, que reciben subvenciones del Estado para equipar una organización para casos bélicos, así como para suministrar refugios antiaéreos. En caso de guerra los servicios de salvamento serán dirigidos desde salas de control, situadas en refugios, por personal de las organizaciones de salvamento dependientes de las administraciones locales. La tarea principal de tales servicios es la habitual: salvar vidas, propiedades y el medio ambiente.
El Servicio de la Milicia Local es responsabilidad municipal. Cada ayuntamiento decide en qué se ha de utilizar su milicia y cuántos integrantes debe tener. No obstante, entre las tareas básicas de los directores de ese servicio se han de incluir el mantenimiento de su presencia en barrios residenciales locales, donde tendrán centros de información, asesorarán sobre medidas de protección y sobre un estado de preparación domiciliaria, y prestarán asistencia en casos de evacuación. Este servicio comprende actualmente alrededor de 20.000 personas.
Los refugios antiaéreos modernos también pueden ser utilizados en tiempo de paz como garajes, salas de ocio, guarderías, etc… En la actualidad hay plazas de refugio para unos 7 millones de personas. Al no cubrir a toda la población, en caso de guerra podrían ser necesarias ciertas operaciones de evacuación y reubicación.
La autoridad central encargada de los servicios de salvamento y protección de la población es la Dirección Sueca de Protección Civil (Statens räddningsverk).
La Dirección Nacional de Defensa Psicológica (Styrelsen för psykologist försvar, SPF) dirige las actividades que su nombre indica en caso de guerra, con la misión principal de encontrar, junto con la Sveriges Radio (Radio Nacional de Suecia) y Sveriges Televisión, la prensa y diversas autoridades, formas de salvaguardar la transmisión libre e inalterada de noticias. La información libre y sin censura es considerada en Suecia como el mejor antídoto posible contra la propaganda enemiga, la desinformación y la difusión de falsas noticias que cabe esperar en situaciones de guerra. La dirección es responsable asimismo de la información en tiempo de paz sobre la política de seguridad y el sistema de defensa total, así como el derecho de los ciudadanos a ejercer la desobediencia civil, conjuntamente con las autoridades de la defensa militar y civil.
Las organizaciones voluntarias
Las organizaciones voluntarias de defensa tienen más de medio millón de miembros. Además de las 73.000 de las Milicias Nacionales, otras 60.000 personas han firmado acuerdos para servir en el sistema de defensa total en caso de guerra.
Los oficiales y mandos superiores, tanto activos como de reserva, pueden ascender asistiendo a cursos de instrucción de mandos de servicios voluntarios. Otras organizaciones instruyen a voluntarios para diversos puestos del sistema de defensa total. Así, por ejemplo, para las mujeres hay servicios auxiliares de defensa que las capacitan para tareas de Estado Mayor, de aprovisionamiento, de control de combate, etc… El cuerpo de automovilismo femenino forma a conductoras tanto para la defensa militar como para la civil.
La Organización Estrella Azul capacita a mujeres para sustituir a agricultores incorporados a filas. La Cruz Roja instruye a enfermeros, y otras organizaciones de voluntarios proporcionan formación a dotaciones por radio e informática, asistentes motorizados, grupos de enlace aéreo, equipos caninos de búsqueda y salvamento, así como instrucción en tiro y paracaidismo.
El Estado concede subvenciones por valor de unos 200 millones de coronas al año para esas actividades de instrucción, si bien las organizaciones correspondientes son autónomas y de estructura democrática.
Conclusiones
Es evidente que Suecia se toma en serio su defensa como pocos países en Europa, como puede deducirse de la presión fiscal y el nivel de compromiso que soportan sus ciudadanos. Sin embargo, el dispositivo de defensa sueco parece aún atado a un planteamiento estratégico cada vez menos sostenible como el de una invasión de su territorio o el de un ataque masivo al estilo de la II Guerra Mundial. ¿Quizás porque, como los franceses con la Línea Maginot, han invertido demasiado tiempo, trabajo y dinero para cambiar?.
El concepto de la reserva sueca sigue siendo el del refuerzo y de la defensa territorial a escala masiva, aunque también sea capaz de proporcionar una cantera de personal cualificado para complementar las capacidades militares. Sin embargo, en un país sin fronteras amenazadas ni serios problemas de inmigración ilegal o terrorismo, no parece necesaria una fuerza terrestre de reserva de tal tamaño.
Si realmente Suecia quiere intensificar su colaboración con sus aliados sin aumentar sus efectivos permanentes necesita una reserva ágil, cualificada, con menos efectivos pero mayor disponibilidad para su uso en misiones exteriores, sin descuidar su misión de defensa territorial y de complemento.
Quizás el aspecto más notable de la reserva sueca sea la relación de cooperación entre las administraciones locales y las Fuerzas Armadas, especialmente en lo que la primera puede aportar en formación y en instalaciones a la segunda. Ese es precisamente el ejemplo útil para un país de características y necesidades tan distintas como España.
Ayuntamientos de distinta adscripción política, como los de Valle de la Serena en Badajoz, Albolote en Granada o Caravaca de la Cruz en Murcia entre otros, han prestado una generosa colaboración a los Reservistas Voluntarios cada vez que se les ha requerido. La cesión de edificios para sesiones de formación, la organización de actividades cívico-militares y la participación de reservistas en actos locales como los de Callosa de Segura en agosto del pasado año empiezan a ser ya rutinarios y suponen un saludable cambio de tendencia en una sociedad que parecía ya “divorciada” de su estamento militar.
Los reservistas pueden desarrollar una función como la de la reserva ciudadana en Francia, orientando a los jóvenes que se planteen una carrera en las Fuerzas Armadas o dando charlas sobre cultura de defensa o temas de su especialidad. Los ayuntamientos y comunidades autónomas pueden proporcionar formación en determinadas áreas y ceder algunas instalaciones para la formación de reservistas durante fines de semana, por dar unos ejemplos.
Es necesario, al igual que en Suecia, institucionalizar y regularizar esa cooperación que ofrece enormes posibilidades y beneficios para ambas partes, y no dejarlo en iniciativas esporádicas sin solución de continuidad.
Quiero agradecer a Catharina Skoog, Canciller de la Embajada del Reino de Suecia en Madrid, su colaboración en la documentación de este artículo.
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