Tras 19 desde el comienza de la guerra, las Fuerzas Aéreas ucranianas aseguran que Rusia ha atacado esta madrugada el territorio ucraniano con 38 drones Shahed, 26 de los cuales han sido derribados por las defensas antiaéreas. Algunos de estos drones han caído en la ciudad industrial de Krivi Rig, donde han sufrido daños las instalaciones de una empresa.
Los ataques aéreos y los bombardeos rusos han matado a seis personas y causado «daños significativos» a la infraestructura en el puerto de Odesa en el Mar Negro y a las instalaciones de almacenamiento de granos, dijeron el lunes funcionarios ucranianos.
Desde Odesa se han hecho públicas dos imágenes de algunos de los camiones completamente calcinados, en lo que parece ser un nuevo ataque contra el sector de las exportaciones agrícolas ucranianas. Oleh Kiper, gobernador de la región de Odesa, ha señalado que las instalaciones afectadas contenían casi 1.000 toneladas de grano y que los cuerpos de dos hombres han sido encontrados bajo los escombros de un almacén donde se almacenaba el grano.
Estos ataques rusos se han intensificado a medida que Kiev continúa avanzando con una contraofensiva en el sur y el este que, aunque ha logrado avances lentos, podría verse impulsada por la entrega de carros de combate de fabricación estadounidense, entrega anunciada ayer por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Mientras, desde el organismo de investigación bajo el mandato de la ONU, han afirmado que los ocupantes rusos torturaron a ucranianos de forma tan brutal que algunas de sus víctimas murieron, y obligaban a las familias a escuchar cómo violaban a las mujeres de las casas de al lado, tal y como señalan en sus últimas conclusiones sobre el terreno.
Erik Møse, Presidente de la Comisión de Investigación sobre Ucrania, ha declarado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra que su equipo ha estado «reunido nuevas pruebas que indican que el uso de la tortura por parte de las fuerzas armadas rusas en las zonas bajo su control ha sido generalizado y sistemático».
«En algunos casos, la tortura se infligió con tal brutalidad que causó la muerte de la víctima», afirma Møse. «Soldados rusos violaron y cometieron actos de violencia sexual contra mujeres de edades comprendidas entre los 19 y los 83 años» en zonas ocupadas de la provincia de Jersón, añade el presidente de la Comisión, que asegura también que, con frecuencia, retenían a la familia al lado y la obligaban a oír las violaciones.
Rusia niega haber cometido atrocidades o haber atacado a civiles en Ucrania. Møse ha manifestado que los intentos de las comisiones de comunicarse con Rusia habían quedado sin respuesta. Moscú ha tenido la oportunidad de responder a las acusaciones en la audiencia del Consejo, pero no ha asistido ningún representante ruso. De momento, el Ministerio de Defensa ruso tampoco ha respondido a ninguna petición de comentarios de tales acusaciones.
Preguntado posteriormente en una rueda de prensa por el número de casos de tortura con resultado de muerte, Pablo de Greiff, miembro de la comisión, ha respondido que resulta imposible saberlo debido a las restricciones de acceso, pero que se trata de «un número bastante elevado y procedente de regiones muy diferentes de todo el país, cerca y lejos de las líneas de batalla».
El pasado mes de agosto y también este mes de septiembre, la comisión de Møse ha estado visitando zonas de Ucrania que habían estado en manos de las fuerzas rusas, como las regiones de Jersón y Zaporiyia. Comprobó que la tortura se cometía principalmente en centros de detención gestionados por las autoridades rusas y sobre todo contra personas acusadas de ser informadores ucranianos.
Desde Rusia sí se han realizado comentarios sobre la actual situación entre Armenia y Azerbaiyán, y han señalado que primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, solamente podía culparse a sí mismo de la victoria de Azerbaiyán sobre Nagorno-Karabaj por haber insistido en “coquetear con Occidente” en lugar de trabajar con Moscú y Bakú por la paz.
Estos comentarios hacen referencia a un discurso a la nación, donde Pashinyan afirmó que Rusia había fallado a Armenia al no proporcionar más ayuda para evitar la crisis sobre la región separatista, y añadió que tendría que transformar las alianzas de seguridad de Armenia.
Más tarde, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha respondido con un duro ataque a Pashinyan: «Estamos convencidos de que los dirigentes de Ereván cometen un grave error al tratar deliberadamente de destruir los multifacéticos y centenarios lazos de Armenia con Rusia, convirtiendo al país en rehén de los juegos geopolíticos de Occidente», ha afirmado.
Azerbaiyán se apoderó de Karabaj en una ofensiva relámpago la semana pasada, haciendo huir a miles de armenios étnicos hacia Armenia. Bakú ha prometido proteger los derechos de los aproximadamente 120.000 armenios que viven en Karabaj, pero muchos se niegan a aceptar sus promesas.
Asimismo, parecer ser que Hungría no tiene prisa por ratificar la adhesión de Suecia a la OTAN, según palabras del propio primer ministro húngaro, Viktor Orban, en Parlamento, señalando un nuevo retraso en un proceso que lleva varado en el Parlamento desde julio de 2022.» Me pregunto si hay algo urgente que nos obligue a ratificar la candidatura de Suecia a la OTAN. No veo ninguna circunstancia de este tipo», ha asegurado.
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