Las mulas regresan al campo de batalla

En 1975, las mulas desaparecieron definitivamente de entre las filas de las Fuerzas Armadas de Francia. Estos equinos, famosos por su resistencia, habían prestado servicio en las tropas francesas durante más de un siglo. Cargaron con su parte durante el periodo colonizador y participaron en ambas guerras mundiales, hasta su última misión durante la guerra de Argelia. A las puertas de 2021, las fuerzas armadas de diferentes países, entre ellos Francia, están recuperando su uso en el campo de batalla.

Estos animales llegaron a ser parte indispensable del transporte logístico en terrenos difíciles, permitiendo la evacuación de heridos o sirviendo como montura para la infantería, y muchas de las unidades equipadas con estos animales les otorgaron un lugar de honor en sus insignias y lemas.

Hemos visto a soldados de las fuerzas especiales del Ejército de EE. UU., y de otros países, a lomos de estos equinos en Afganistán mientras ayudaban a derrotar a los talibanes en 2001. Una lección de lo útiles que podían ser estos animales, llegando a lugares donde helicópteros y vehículos ligeros no podían.

El pasado año la propia OTAN elogiaba, en un vídeo publicado en su web oficial y en su canal de Youtube, la labor que todavía hoy desempeñan unas mulas murcianas que trabajan con la Brigada de Infantería de Montaña del Ejército Alemán. Tal y como explica uno de sus integrantes, en los apenas cinco minutos que dura el vídeo, el principal cometido de estos animales es abastecer de víveres y materiales a las tropas en lugares de difícil acceso.

“Un buen conductor podría llevar parte de la carga en una moto, pero no los 120 kilos que transporta una mula, o desplazarse en helicóptero, pero tampoco se puede operar la aeronave si hace mal tiempo. Además, el animal es mucho más discreto

Tal ha sido su importancia que el ejército norteamericano elaboró ​​un manual sobre su uso en zona de operaciones. El denominado “Army Training Publication (ATP) 3-18.13, Special Forces Use of Pack Animals”, es la última versión (2014) de esta peculiar guía y cubre aspectos funcionales del cuidado, entrenamiento y carga de equipos en caballos, burros y mulas, así como su empleo en operaciones.

“Desde la desactivación de las unidades de transporte de carga después del Conflicto de Corea, el Ejército ha confiado en la movilidad aérea y terrestre para transportar personal y equipo”, explica el manual en su primer capítulo. “Hoy y en todo el continuo operativo, las fuerzas especiales pueden estar involucradas en operaciones en entornos rurales o remotos que exigen el uso de animales de carga”.

«Los sistemas de transporte de animales pueden aumentar en gran medida el éxito de la misión cuando los elementos y las condiciones hostiles requieren el movimiento de tropas y equipos a pie» continúa el manual.

Si las condiciones son las adecuadas, estos animales de carga (caballos, burros, mulas y otros cruces), pueden ser un buen sustituto de los vehículos terrestres en función de las características del terreno, tanto en términos de movilidad como de transporte de carga, siendo capaces de acarrear cargas importantes a pesar de su limitado tamaño. Además, pueden actuar como ambulancias improvisadas, ya sea arrastrando una camilla por el suelo o trasladando a un individuo enfermo o herido en una plataforma suspendida entre un par de animales.

Lo cierto es que, tal y como subraya el documento, un equipo con animales de carga es principalmente un elemento logístico, no de combate, y deben hacer todos y cada uno de los intentos para evitar el contacto con el enemigo antes de llegar a su destino.

A pesar de ello, los autores reconocen que las fuerzas de operaciones especiales deben estar preparadas para usar armas mientras montan, en caso de que fuera necesario y ofrece algunos consejos sobre cómo deberían armarse las tropas a lomos de estos animales.

“Las armas estándar del ejército estadounidense tienen un defecto grave en su tamaño para operaciones montadas. Es difícil manejar las riendas de un caballo mientras se sostiene un rifle de grandes dimensiones. Estas armas también exigen un cierto grado de precisión que es casi imposible de lograr a lomos de un animal.  Se recomiendan las carabinas. Variantes del M16 de EE. UU., como el M4, son aceptables para entornos de guerra convencionales, mientras que las variantes de culata plegable AK son recomendables para entornos de guerra no convencionales” aconseja este peculiar tratado.

Otro dato curioso es que «nunca se deben llevar elementos de comunicación confidenciales o clasificados en un animal de carga». Aunque el manual no ofrece ninguna explicación adicional, parece probable que esto tenga que ver con la posibilidad de que un animal pueda escaparse por alguna razón y terminar en poder del enemigo.

Lo que vendría a ser una enorme metedura de pata.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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