Redacción.
Los opositores al régimen de Bachar Al Asad han acusado a las milicias leales al mismo de haber asesinado este domingo al menos a 85 persona, la mayoría de ellas civiles y algunas de ellas menores. La ejecución masiva habría tenido lugar en Jdiadet Al Fadel, en la provincia de Damasco.
Si se confirmara esta acusación sería una de las peores ejecuciones llevadas a cabo en la zona desde que se inició el conflicto, hace ya más de dos años.
Grupos de opositores al régimen han narrado como 270 rebeldes fueron acorralados por el Ejército y las milicias en dicha localidad, ganándoles terreno durante los cinco días que duró el enfrentamiento. Las milicias fueron ejecutando sumariamente a los rebeldes a medida que avanzaban, y dejando abandonados los cadáveres en las calles.
Jamal Al Golani, portavoz del Consejo de Liderazgo de la Revolución ha elevado la cifra de fallecidos, asegurando que podrían ser más de 250.
Por su parte, la única respuesta del régimen a dichas acusaciones, ha sido a través de la agencia oficial de noticias «Sana», ha sido “varias unidades de las Fuerzas Armadas infligieron grandes pérdidas a los terroristas en la ciudad de Jdiadet Al Fadel, en la zona rural de Damasco, hiriendo a varios de ellos y matando a otros” (habitualmente utilizan el término «terrorista» para referirse a los opositores).
Por el momento, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha podido identificar 80 de los fallecidos, de los que 62 son civiles, tres niños y seis mujeres.
700.000 muertos
Según el último recuento realizado por las Naciones Unidas, desde el inicio de la guerra en Siria han fallecido unas 700.000 personas. En los últimos meses el conflicto se ha recrudecido, especialmente en la capital, donde están refugiado el gobierno y la cúpula militar.
Han sido muchos los ataques suicidas perpetrados en las inmediaciones de la sede del Gobierno, e incluso de la residencia oficial de Al Asad.
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