Redacción.

El Gobierno de Brasil ha decidido designar a un grupo de agentes de los servicios secretos (Agencia Brasileña de inteligencia), para que realicen un seguimiento en las redes sociales del desarrollo de las protestas masivas que desde hace días inundan las calles de diversas ciudades brasileñas.

Las protestas, han cogido por sorpresa a la presidencia, al Congreso y a los propios servicios secretos, que estos últimos meses estaban plenamente centrados en la seguridad de la Copa Confederaciones, con el consecuente perjuicio para otras áreas de la seguridad.

Debido a esta falta de anticipación, las estrategias para actuar ante este estallido popular han tenido que improvisarse.  La presidenta Rousseff, que quiso consultar  la situación con su antecesor el expresidente Lula da Silva, ha convocado una reunión de emergencia con sus ministros para esta misma mañana, en orden a determinar las medidas a tomar antes la oleada de protestas, que alcanzan ya a 80 ciudades del país.

Desde que se iniciaran las manifestaciones, hasta el momento el Gobierno sólo se ha pronunciando en una ocasión, cuando este martes la presidenta calificó las protestas iniciadas en San Pablo como «grandiosas», y consideró que hacían que Brasil fuera «más fuerte».

Lo que comenzó como una reivindicación muy concreta, como lucha contra la subida de la tarifa del transporte público, se ha convertido en un movimiento social masivo, que tiene en jaque al Gobierno en cuanto a lo repentino de su aparición.

Una víctima mortal tras diez días de protestas
Han pasado diez días desde que se iniciaron las protestas, siendo ayer jueves la jornada más multitudinaria hasta el momento.

Y este jueves ha muerto un joven en el estado de Sao Paulo al ser atropellado. «Un individuo atropelló a un grupo de tres manifestantes y un hombre falleció a causa del atropello» en la ciudad de Ribeirao Preto, a 330 km de Sao Paulo, informó la policía militar a través de su cuenta de Twitter.

Es la primera víctima mortal que arrojan las protestas que comenzaron el pasado 6 de junio en Brasil. Según la prensa local, el vehículo intentó avanzar a pesar de que manifestantes bloqueaban una calle.