Redacción.

La Policía Nacional desarticula en Málaga una banda criminal que obligaba a mujeres nigerianas a ejercer la prostitución mediante extorsión. El método usado era el vudú.

Todas ellas provenían de una situación de extrema pobreza. Eran traídas al país siempre bajo promesas de una vida mejor, un sueldo bueno y un trabajo decente.

Una vez en nuestro país las obligaban a prostituirse en polígonos industriales malagueños hasta saldar la deuda contraída, en concepto de viaje, manutención y alojamiento, que podía alcanzar los 60.000€

Durante la operación se registraron cuatro domicilios y un local comercial, donde fueron intervenidos más de 1.500 € en efectivo, diversa documentación falsa que en la actualidad está siendo sometida a estudio,  diversas sustancias estupefacientes distribuidas en pequeñas dosis y dispuestas para su venta al por menor y documentación manuscrita en la que se registran pequeñas entregas de dinero hechas por las víctimas en concepto de amortización de sus deudas.

La operación ha sido llevada a cabo por el Grupo II de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y la UCRIF de Málaga.

Sometidas por el miedo
Las investigaciones, que se iniciaron el pasado mes de octubre, han permitido la desarticulación de un grupo organizado formado por  cuatro ciudadanos españoles y catorce nigerianos, todos ellos residentes en España. Todos detenidos y puestos a disposición judicial.

Además contaban con colaboradores en Nigeria encargados de organizar  todos los detalles del viaje hasta lograr traerlas a España. El resto, en su mayoría residentes legales en nuestro país, recibían a dichas víctimas y las controlaban durante su estancia en España.

Las víctimas adquirían una deuda derivada de los gastos del viaje, así como de las supuestas gestiones administrativas necesarias para que ellas pudieran desempeñar un empleo en España. La deuda con la organización en la mayoría de los casos superaba los 40.000 euros. Esta situación las hacía permanecer en una situación de absoluta sumisión que las obligaba a prostituirse en las calles de distintos polígonos industriales de la ciudad de Málaga, siempre bajo amenaza.

La particularidad de dichas amenazas reside en el método usado por la banda, que doblegaban a sus víctimas mediante el miedo que éstas tenían a los ritos vudú. Uno de ellos consistía en el sacrificio de una gallina por parte de un “brujo”, para justo después obligar a la mujer a comerse el corazón del animal crudo mientras repetía el juramento de fidelidad a la organización y su compromiso de saldar la deuda contraída.