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Un día con el Tercio de Armada de San Fernando

Un día con el Tercio de Armada de San Fernando

Verónica Sánchez Moreno/ Cádiz.

78 horas es lo que tarda un batallón de esta unidad en salir para cualquier lugar del mundo dónde se les necesite. Compartimos una mañana con la Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina (FIMEX) en su Acuartelamiento Principal, situado en la gaditana población de San Fernando.

Mucho ha cambiado el Tercio de Armada desde que en 1769 se construyese el Cuartel de Batallones en el que están destinados los militares encargados de realizar operaciones en la costa iniciadas desde la mar. Pocos años después de su fundación, llegaron las guerras napoleónicas, y el ambicioso proyecto de construir la completa Población Militar de San Carlos, nunca se llegó a realizar del todo debido a la falta de presupuesto. Dentro de este recinto castrense, se encuentran las instalaciones del TEAR, formadas por el acuartelamiento principal, compartido con el Tercio del Sur; un segundo acuartelamiento, Padrós Pagés; y un campo de tiro que en breve será sustituido por una galería de tiro.

Conociendo la unidad
Situado a 300 metros del mar, el TEAR se localiza a pocos kilómetros de la Base Naval de Rota, dónde se encuentran los buques en los que se embarcan para las misiones, y del Campo de Adiestramiento de la Sierra del Retín, lugar en el que se realizan los ejercicios y maniobras terrestres y anfibias.

En 1996, la aprobación del Plan E-01 (A)/IM supuso una profunda reestructuración orgánica en el Tercio de Armada, quedando bajo dependencia directa de la Comandancia General de Infantería de Marina (COMGEIM). Hoy en día, unos 2500 militares, entre oficiales, suboficiales y tropa componen esta unidad, de la que aproximadamente un 7% son mujeres y otro tanto es personal extranjero.

Al frente del Tercio de Armada, compuesto por la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR) y la Unidad de Base, se encuentra el general de brigada Vicente Fernández. La BRIMAR agrupa a las unidades que componen la Fuerza de Desembarco en operaciones anfibias. Estas son: Estado Mayor (EM), Batallón de Cuartel General (BCG), Batallón de Desembarco I (BD I), Batallón de Desembarco II (BD II), Batallón de Desembarco Mecanizado III (BDMZ III), Grupo de Artillería (GAD), Grupo de Movilidad Anfibia (GRUMA) y Grupo de Apoyo de Servicios de Combate (GASC) y cada una de ellas está bajo el mando de un teniente coronel.

El Batallón de Cuartel General agrupa administrativamente los elementos necesarios para apoyar al general jefe de la BRIMAR. Mientras que el Batallón de Desembarco es la unidad táctica fundamental de Infantería de Marina, su misión es localizar al enemigo, cerrar sobre él y destruirle o rechazar su asalto. Por su parte, el Batallón de Desembarco Mecanizado es el más adecuado para acciones rápidas y está dotado de vehículos ligeros Hummer, blindados Piraña y carros de combate M-60A3. La misión del Grupo de Artillería de Desembarco es proporcionar defensa antiaérea y ejecutar el apoyo de fuego a las unidades de maniobra. El Grupo de Movilidad Anfibia es una unidad de apoyo al combate dotada de embarcaciones y vehículos de asalto anfibio y especializada en movilidad, contramovilidad y protección. Por último, el Grupo de Apoyo de Servicios en Combate es el encargado del sistema logístico: aprovisionamiento, mantenimiento, transporte, sanidad, y demás servicios requeridos por las unidades de combate.

Fuera y dentro de nuestras fronteras
“Las misiones en el exterior suponen poner en práctica todo lo que has aprendido. De este modo, ves lo que haces bien y en lo que puedes mejorar. Todo el adiestramiento de años lo pones en práctica y se comprueba la capacidad real de la unidad”, señala el capitán Fernando Herráiz Gracia. Para los infantes de marina, Bosnia i Herzegovina es su “histórica” misión en el exterior. Resulta difícil cruzarse en el Tercio de Armada con algún militar que no haya estado allí, incluso en varias ocasiones, ya que desde 1999 hasta 2010 esta unidad permaneció de forma ininterrumpida en el país balcánico.

De 2004 a 2006, tras el gobierno de Aristide, Naciones Unidas puso en marcha la misión de mantenimiento de la paz en Haití (MINUSTAH) en la que el contingente español estaba compuesto por efectivos de la FIMEX y con la que se pudo estabilizar el caos social existente. En 2010, la Infantería de Marina regresó al país americano para prestar ayuda humanitaria tras el terremoto que lo asoló por completo. Asimismo, desde 2006 los infantes de marina del Tercio de Armada participan en la misión “Libre Hidalgo” de Líbano y desde 2008 distintos Equipos de Control Aerotáctico (TACP) han sido destinados a Afganistán.

Esta unidad también ha formado parte de otras misiones humanitarias como “Ayuda Centroamérica”, tras el huracán Mitch en 1998, o la iraquí “Sierra Juliet” en 2003. “La BRIMAR tiene grandes y variadas capacidades de combate en relación a su tamaño”, destaca el capitán Herráiz, “vigilancia, inteligencia, comunicaciones, artillería, fusileros… todo se carga en buques y llegamos en un tiempo muy breve a cualquier parte del mundo”. Por ello el Tercio de Armada ha sido elegido para misiones como Irak o Perejil, ya que cuenta permanentemente con unidades en el exterior, en prealerta y en reconstrucción, de forma simultánea.

Dentro de las fronteras españolas cabe destacar la aportación de esta unidad operativa y rápidamente proyectable en la limpieza de ‘chapapote’ del Prestige, la vigilancia de la Expo de Sevilla en 1992 y la de Zaragoza en 2008, o de las elecciones generales de ese mismo año.

La influencia política y económica
Una decisión política se llevó en 2004 la Escuela de Infantería de Marina de San Fernando a Cartagena, ciudad natal del entonces ministro de Defensa Federico Trillo. Algo no muy práctico, si tenemos en cuenta que los infantes de marina que realizan un curso en esta Escuela únicamente aprenden teoría, ya que la práctica (recursos, vehículos, instalaciones…) se encuentran en la localidad isleña, lo que produce en ocasiones desajustes entre lo aprendido y su traslado al día a día militar.

Tampoco se libra el TEAR de la crisis económica. Además del recorte en nóminas, sus miembros han sufrido la disminución del presupuesto para adiestramiento en un 50% y la parada total en reclutamiento, ya que previsiblemente no entrará savia nueva en estas instalaciones hasta 2014 al menos. Y, lo que es más importante, sus militares sufren el inconveniente de no poder poner en práctica los conocimientos adquiridos. “Intentamos suplirlo con imaginación, realizando actividades que no supongan coste económico”, comenta el brigada Eduardo Gómez Olano. Así, siguen mejorando su adiestramiento y capacidades de combate para estar de forma permanente totalmente operativos.

 


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