G.B.D. Agustín Alcázar Segura (R)
El origen de este león se remonta al 16 de Septiembre de 1820, cuando el Gobierno presentó a las Cortes una propuesta para variar las banderas del Ejército, haciéndolas roji-gualdas y de nuevas dimensiones, así como la creación de un León de bronce con el libro de la Constitución que, a modo de moharra, se colocase como recompensa en las banderas de los Regimientos que, en lo sucesivo, más se distinguiesen.
El 5 de Mayo de 1821 la Comisión de Guerra de las Cortes presentó un proyecto de decreto, el cual tras varias lecturas y discusiones fue aprobado el 1 de Noviembre del mismo año como decreto VI, recibiendo la rúbrica del Rey el 9 de Diciembre, expidiendo copias del mismo dos días después a los Generales Inspectores de las diversas Armas, los cuales lo comunicaron a sus Regimientos a finales de Enero de 1822.
Inmediatamente el Secretario del despacho de la Guerra encargó la construcción de dos leones que sirvieran de modelo para los restantes. La tarea del Gobierno era entregar simultáneamente todos los leones una vez fundidos “para que no haya un cuerpo nacional que use divisa distinta de los otros” (esto es que ninguno tenga león mientras que otro aún tenga bandera), pero esto nunca llegó a verificarse.
El 15 de Mayo de 1822 se notificó a las Cortes que el II Batallón del Regimiento de Infantería Asturias deseaba desfilar ante ellos y éstos en señal de agradecimiento y haciéndoles representantes de todo el Ejército “que contribuyó a restablecer el sistema constitucional”, acordaron entregarles un ejemplar de la Constitución” que cada 16 de Marzo deberá ser leído a sus compañías en memoria de dicha honra sin igual”, e igualmente entregarle el primer león de los que en el futuro usarán todos los cuerpos del Ejército y la Milicia Nacional, autorizándole para que “pueda usarle desde luego en unión de sus banderas (una batallona), interín que esta divisa se generaliza en el Ejército para que no haya un Cuerpo Nacional que la use distinta de los otros”.
Al día siguiente, 16 de Mayo, el Despacho de la Guerra remitió a las Cortes uno de los dos leones que acababan de construir como modelo, para que pudiera ser entregado al Batallón de Asturias, sin que por premura de tiempo hubiese sido posible grabar en su zócalo el nombre de la Unidad.
Esa misma mañana desfiló el Batallón ante el palacio de las Cortes y una comisión formada por su Comandante, el Capellán y un individuo de cada Clase del Batallón, se presentó custodiado por cuatro maceros en la barra de las Cortes para, tras los discursos de rigor, recibir una caja con el libro de la Constitución, a cambio del cual ellos entregaron “el sable que ceñía el héroe Riego en Cabezas de San Juan cuando proclamó la Constitución y la libertad”. A continuación se les dijo “vais a recibir así mismo la divisa que os reúna: no es un águila devoradora, es un león majestuoso que impone noblemente” y tomando dicha insignia el Presidente de las Cortes Don Cayetano Valdés salió a la plaza del palacio, en donde se hallaba formado el batallón y la entregó a su Comandante diciendo que “siendo el primero que dio el grito de libertad, es también el primero a quien las Cortes dan la insignia decretada para el Ejército, a fin de que la una al libro sagrado de la Constitución y la defiendan tan dignamente como ha sabido defender las insignias que ha tenido el Batallón”.
El 14 de Mayo de 1822 volvió de nuevo el Decreto VI a las Cortes con motivo del proyecto de redacción de las futuras ordenanzas militares (que nunca llegaron a finalizarse); el 29 de Junio volvió de nuevo a hablarse de los leones en las Cortes, esta vez con motivo de la aprobación de un nuevo Reglamento para la Milicia Nacional; el 10 de octubre se debatieron las obligaciones de los Porta-insignias dentro del proyecto de ordenanzas militares.
Con posterioridad a esta fecha ya no volvió a hablarse más en las Cortes de los leones, hasta que el 1 de Octubre de 1823 el Rey Fernando VII promulgó un decreto por el cual dejaba sin efecto todo lo dispuesto por las Cortes liberales.
Así pues, sólo debieron construirse los dos modelos gemelos iniciales; uno de ellos se conserva hoy en el Museo del Ejército (Madrid) nº 23617, vitrina nº 11, sin que sepamos si se trata del de Asturias o del que permaneció en las Cortes, ya que ninguno de los dos llevaba inscripción en su zócalo.
Con motivo del 300 aniversario de la creación del Regimiento, se solicitó reproducir dicho emblema, pasando a partir de entonces a formar parte de la simbología del mismo, participando en sus formaciones solemnes.
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