Por D. Juan del Río Martín.

El reclutamiento de la tropa y marinería voluntaria para nuestras Fuerzas Armadas es un asunto complejo que depende de circunstancias muy diversas, que varían desde las puramente vocacionales hasta las exclusivamente económicas, pasando por el espíritu aventurero o el amor al riesgo.

Ninguna de estas motivaciones puede considerarse excluyente por sí misma, ya que es misión de las Fuerzas Armadas dotarles, una vez incorporados a filas, de las cualidades físicas, técnicas y morales necesarias para convertirlos en excelentes combatientes.

A este respecto traemos a colación el pasaje quijotesco de aquel mancebo que marchaba para incorporarse a los Tercios españoles, e iba canturreando “A la guerra me lleva la necesidad, si tuviera dineros no fuera en verdad”. Sin embargo, esta motivación no impidió que los Tercios, supuestamente integrados por personajes similares al descrito, se convirtieran en las mejores tropas de Europa y mantuvieran el prestigio de España durante casi dos siglos.

La incorporación de soldados extranjeros a los ejércitos nacionales no es nueva y ha sido utilizada por todas las naciones en algún momento de su historia. Así, en España, las tropas imperiales de los siglos XVI y XVII estaban constituidas, además de las españolas, por unidades italianas, alemanas, flamencas, irlandesas, suizas, etc.

En el siglo XVIII, formaban entre nuestras unidades Regimientos valones y suizos, y cuando se evacuó la plaza de Orán, llegó a Ceuta una compañía de moros “Mogataces”, que habían constituido parte de la guarnición de aquella plaza.

Los comienzos del siglo XX vieron como nacieron unidades integradas por marroquíes, como la Policía Indígena o los Regulares, y más tarde la Legión, abierta a todo tipo de voluntarios, nacionales y extranjeros. Finalmente, en las antiguas provincias africanas las unidades de Tiradores de Ifni, Tropas Nómadas del Sáhara o Policía Territorial de Guinea, estuvieron integradas en su mayor parte por personal nativo.

La pérdida de estos territorios africanos trajo consigo que solo se mantuviera personal extranjero en las unidades de La Legión, lo que finalizó con la publicación de la Ley 19/1984, del Servicio Militar, y el Reglamento que la desarrollaba (RD 611/1986), que terminó con los 66 años de reclutamiento de extranjeros en dichas Unidades.

Esta situación se mantuvo hasta que, provocada por la pobre cobertura de las plantillas de las Unidades, unida a la presión migratoria existente, llevó a la publicación de la Ley 10/2002, de 27 de diciembre y al RD 1244/2002, sobre el acceso de extranjeros a la condición de militar profesional de tropa y marinería.

El porcentaje inicial se limitó al 2% del total de la tropa, pudiéndose integrar solamente en la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra, La Legión, el Tercio de Armada y la Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire.

Asimismo, las nacionalidades que podían ser admitidas quedaban limitadas a los procedentes de países hispanoamericanos y a los ecuatoguineanos (1).

Más tarde, en 2005, este porcentaje se amplió hasta el 7% y se abrió el acceso a la práctica totalidad de las unidades de nuestras Fuerzas Armadas.

En el momento actual (Mayo de 2013), el número de extranjeros en nuestras Fuerzas Armadas es el siguiente:

• Ejército de Tierra: 1635 hombres y 206 mujeres. Total 1841.
• Armada: 277 hombres y 60 mujeres. Total 337
• Ejército del Aire: 93 hombres y 13 mujeres. Total 106.

Estas cifras suponen un 3’45% en el Ejército de Tierra, el 2’6% en la Armada y 1% en el Ejército del Aire, suponiendo un 3% en el conjunto de las FAS,  muy lejos de ese 7% que admite la legislación vigente.

Sin embargo esta situación es acorde con la general de las Fuerzas Armadas, ya que el número total de personal de tropa y marinería es de 77.645, por debajo de los 80.000 que, como mínimo, establece la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la Carrera Militar.

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(1) Las nacionalidades más numerosas son la ecuatoriana con 1293 representantes (949 Hombres y 314 Mujeres) y la colombiana (883 H y 312 M), suponiendo entre ambas el 83’3% del total de extranjeros.