Viaje al paraíso

A.B.M.

En los últimos días estamos leyendo en prensa noticias sobre ciudadanos españoles que han perdido la vida en Siria combatiendo. Siria, un país con población musulmana en su mayoría, donde para asegurar el trono no hay reglas, pudiendo llegar a costar más vidas de las que podamos imaginar y cuyo poder absoluto está a nombre de la familia Al Assad desde 1970

El poder está costando en la actualidad mantenerlo más de lo presupuestado, muchos miles de muertos (más de veinte mil hasta el momento) y que aumentan día a día, hasta que, viendo los antecedentes de la primavera árabe, la sangre derramada deje que el trono sea inutilizable. No es ninguna superstición, únicamente hay que llevar la memoria a los recientes acontecimientos de los países árabes que consiguieron liberarse de unos líderes sin escrúpulos y en los que actualmente sigue reinando el desconcierto.

Para no desviar el tema, vamos a centrarnos en los ciudadanos españoles que han estado luchando hombro con hombro con ciudadanos sirios, de los cuales posiblemente no conozcan ni sus nombres y que han terminado formando parte de las miles de víctimas mortales que tiene a sus espaldas el régimen sirio.

Esto es un claro ejemplo de lo que se considera la “Yihad”, palabra que textualmente significa esfuerzo pero que en las últimas décadas en occidente se emplea para explicar la guerra santa y más concretamente para casos como este, en el que ciudadanos musulmanes de un país europeo y occidental como España, viajan a otro país con el cual seguramente no tengan ninguna relación más allá que la de compartir la misma corriente religiosa con su población y que en este momento, consideran que necesita ayuda.

Sostienen que dejarse la vida por ayudar a otros musulmanes en peligro, por muy lejano que quede, es conseguir acceder a tan ansiado paraíso. Esto preocupa notablemente a los países más occidentales porque nadie quiere tener en su país a personas que estén dispuestas a dejar sus vidas y sus familias a cambio de viajar miles de kilómetros y arriesgarse a morir en un campo de batalla con el que, a priori, nada tienen que ver.

Los islamistas más radicales que conviven en los países desarrollados están más o menos controlados por las fuerzas de seguridad y de inteligencia o al menos eso se piensa. Lo que más inquieta a la opinión pública es que convivan entre nosotros y estén dispuestos a perder la vida por una creencia que por muy válida que les parezca, nunca será justificable en nuestra sociedad.

 ¿Fueron instruidos los españoles que murieron en Siria?
Esta es la pregunta que se habrán hecho los servicios de inteligencia del país. Todos pensamos que nadie en su sano juicio iría a una guerra sin saber apretar el gatillo pero también pensamos que nadie se jugaría la vida por ayudar a personas que viven a miles de kilómetros simplemente por compartir una ideología religiosa, por lo que en estos casos las suposiciones y conjeturas pasan a un segundo plano.

No olvidemos que Al Qaeda comenzó de esta forma, de modo resumido, almacenando información en una “base” (Al Qaeda traducido del árabe es literalmente La Base) de datos sobre los musulmanes que estuvieran dispuestos a combatir en cualquier lugar del mundo en la que hiciera falta. Al principio se alistaban para ayudar a los afganos en su guerra conla URSS. Esto derivó en que muchos consiguieron una preparación militar de campo, con armas y explosivos y se volvieron a sus países, naturalmente con esa preparación.

En los conflictos bélicos que han tenido lugar en las últimas décadas y en especial en estos últimos años se ha podido ver como van apareciendo fundamentalistas islámicos de distintos lugares del mundo para luchar por la causa, los denominados “muyahidines”. En el caso de nuestros compatriotas ceutíes no sabemos hasta ahora si tuvieron algún tipo de instrucción o preparación en nuestro país o en el país vecino. También cabe la posibilidad de que se les diera un curso exprés cuando llegaron a la zona y, en cualquier caso, siguiendo el modus operandi de “muyahidines” extranjeros que fueron a las guerras de Irak o Afganistán contra EEUU, tendrían que tener o establecer un contacto que les guiara y les introdujera en el campo de batalla con ciertas garantías.

¿Se puede evitar que vuelvan a ocurrir hechos semejantes?
En nuestro país como en casi todos los países occidentales en los cuales suelen reinar sistemas penales garantistas, es muy complicado detener a alguien antes de que haya cometido un hecho, incluso en los delitos de terrorismo, que a veces no nos imaginamos la dificultad que entraña poder reunir pruebas claras y concluyentes para condenar a alguien. A eso hay que añadir que irse a un país en guerra o con graves problemas socio-políticos no se ajusta a ningún tipo delictivo de nuestro ordenamiento jurídico y que además, en el caso de que se pudiese controlar, parece absurdo prohibir que se pueda volar a países colindantes que son los verdaderos puntos de entrada para ir a la región del conflicto. Por todos estos inconvenientes nos encontramos con que nuestro sistema penal actual carece de instrumentos capaces de hacer frente a esta realidad.

Existen antecedentes de musulmanes españoles que fueron detenidos tan mediáticos como “el talibán español”, que en 2004 fue entregado a nuestro país por EEUU tras estar recluido dos años en Guantánamo. Fue condenado porla AudienciaNacionaly en la sentencia se pudo leer que “está adoctrinado sobrela Yihad, entrenado físicamente y ha recibido enseñanzas teóricas y prácticas sobre el manejo de armas”. En algunos medios de prensa se dio por hecho que Hamido, que es como se hacía llamar, reconoce haber recibido formación en el manejo de las armas en la región fronteriza entre Pakistán y Afganistán pero que una vez preparado y habiendo comenzado los bombardeos en 2001 manifiesta que decidió abandonar, lo que provocó que se le detuviera mientras huía hacía Pakistán.

El Tribunal Supremo, en 2006 invalidó la sentencia poniéndolo de inmediato en libertad por la anulación de pruebas, donde posiblemente la prueba de mayor peso para la condena, que es la que demostraba su posible conexión con Al Qaeda, fue una conversación telefónica intervenida a Abu Dahdah en la que se hizo referencia al presunto terrorista y que fue anulada junto a todas las demás intervenciones telefónicas.

Viendo que parece muy difícil evitar que cualquier musulmán radical residente en nuestro país pueda convertirse en un “muyahid” fuera de nuestras fronteras, no queda otra opción que ser suspicaces y precavidos en su posible regreso. Hay países aliados que todos conocemos por medidas a veces desmesuradas en relación con la seguridad, que indudablemente atajan el potencial problema a corto plazo, pero que para nosotros con nuestro sistema, para bien en unos casos y para mal en otros, no es posible.


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