Cristina Fernández Luque.
Nuestro entrevistado conjuga a la perfección el amor por la ciencia; como sanitario, y por las letras; como abogado y estudioso de la Historia. ¿Cómo? Pues porque para Jerónimo González Yanes, el ejercicio de profesiones tan distintas como la sanitaria y la abogacía supone, en última instancia, voluntad de servicio a los demás: «en una atiendes a enfermos y en otra a personas con problemas jurídicos que precisan de tu defensa y cuidados legales».
Charlamos con este abogado, amante de la historia, y en especial de la de la sanidad en el ámbito castrense, sobre su experiencia como Teniente de la reserva militar voluntaria en el Cuerpo de Sanidad Militar, sobre el déficit de profesionales sanitarios del que adolecen nuestras Fuerzas Armadas, y cómo no, de su último libro: «Historia de la Enfermería en la Defensa: Ejército de Tierra. Regulación normativa y marco jurídico de funciones profesionales».
En él hace un extenso recorrido histórico-normativo por lo que ha sido la Enfermería en el ámbito castrense, desde la promulgación de la primera norma que regula el Reglamento de Sanidad Militar en 1846 hasta nuestros días. Un libro que, a pesar de los específico de su temática, puede gustar a cualquier persona con una vinculación profesional con el ámbito sanitario en cualquiera de sus áreas, o simplemente, interesada en un área algo desconocida de la historia de nuestras FAS.
Hombre polifacético: Abogado, Doctor en Historia Contemporánea, Licenciado en Periodismo y Diplomado en Enfermería, ¿qué le llevo a dejar a una lado la enfermería (la práctica, al menos), y decantarse por la abogacía?
En realidad, para mi ejercer ambas profesiones ha significado una voluntad de servicio, pues en una atiendes enfermos y en la otra personas con problemas jurídicos que precisan de tu defensa y cuidados legales. Yo me inicié en el ámbito rural –lo que ahora es Atención Primaria– donde trabajabas sin medios y con una población carente de todo, por lo cual además de ejercer mis funciones sanitarias me fui iniciando en resolver problemas relacionados con la seguridad social: pensiones, desempleo, así como otras ayudas de tipo social y sanitario, solucionando muchos de estos asuntos pero encontrándome también con numerosos escollos ante la Administración, que yo entendía como verdaderas injusticias y atropellos, aspecto que motivó que estudiara Derecho y ejerza la abogacía en la actualidad, después de más de treinta años de practicante rural, que es como se llamaba al cargo.
No debe haber sido fácil conjugar todas estas facetas profesionales tan diferentes…
No, todo lo contrario. Inicialmente estudié Enfermería (ATS, como se llamaba entonces), luego hice la licenciatura de Geografía e Historia, carrera que siempre me había gustado y en la que más lejos he llegado, pues realicé la tesis doctoral y continúo realizando estudios y trabajos de investigación histórica, meramente por afición y satisfacción personal. Luego y gracias a eso de los cursos puentes, tuve la oportunidad de realizar la licenciatura de Periodismo en dos años, profesión que ejercí también simultaneándola con la enfermería durante unos once años. Pero siguiendo con el relato de la pregunta anterior, me seguía carcomiendo el gusanillo del Derecho y no paré hasta conseguirlo.
Sr. González, ¿qué le ha enseñado su experiencia como Teniente de la reserva militar voluntaria (del Cuerpo Militar de Sanidad – Enfermería) a lo largo de sus diferentes activaciones?
Bueno, cuando yo llego a la RV ya venía con una mochila de experiencias castrenses: mi pertenencia a la Escala de Complemento, pues realicé mi servicio militar en la IMEC, lugar donde tuve la fortuna de conocer y ejercer la enfermería militar en el Ejército de Tierra, concretamente en el Regimiento de Infantería Tenerife 49, coincidiendo mi estancia con la catástrofe de los Jumbos en 1977, donde murieron más de 500 personas, y que mi Unidad colaboró de forma extraordinaria. Después de mi licenciamiento, en ningún momento perdí el contacto con la Institución militar, pues bien mediante las asociaciones de veteranos de la Milicia Universitaria o a través de la asistencia a raids, tanto nacionales como internacionales, continué participando en eventos castrenses. Por tanto, la experiencia como reservista ha sido gratificante, por el servicio que he podido prestar a las FAS y a España, pudiendo ejercer mi constitucional derecho de defensa a la Patria. Lo que sí he podido constatar con verdadera tristeza es lo poco que se utilizan nuestros recursos en el conjunto de los Ejércitos, y no sólo los que pertenecemos a los Cuerpos Comunes (CC), tanto médicos, enfermeros, jurídicos, psicólogos…, sino del resto de personas con o sin titulación universitaria, pues los oficios también son muy necesarios y útiles, que están dispuestos a prestar servicios a nuestras queridas fuerzas armadas y se prescinde de ellos.
El modelo de activaciones requiere de una agilidad y de un sistema más abierto, no tan encorsetado en moldes administrativos tan rígidos e inflexibles, sobre todo para los pertenecientes a la empresa privada. Concluyendo, mi experiencia ha sido grandiosa aunque limitada, en el sentido de que sólo he tenido dos destinos: uno, en el Hospital Central de la Defensa, pues cuando ingresé –yo pertenezco a la 1ª Convocatoria– solamente existían vacantes en los Hospitales Militares y sólo me activé una vez, dado que yo soy del ámbito extrahospitalario; luego, cuando renové, solicité la Unidad Militar de Emergencias, destinándoseme a la UIEN – Los Rodeos, en Tenerife, lugar donde he podido ejercer mis actividades plenamente, pues aunque estoy como enfermero he sido el jurídico ´estampillado o de cabecera´ para toda charla formativa a la Unidad, sobre cuestiones sanitarias y legales en el ámbito de actuación en el servicio, u otras consultas jurídicas que le surgen en el plano personal a los compañeros de la Unidad.
¿De alguna manera estas experiencias le han inspirado para adentrarse en la investigación de la Historia de la Enfermería y escribir “Historia de la Enfermería en la Defensa: Ejército de Tierra. Regulación normativa y marco jurídico de funciones profesionales”?
Sí, por supuesto. Cuando realizaba las prácticas como Sargento-ATS de IMEC pensé ingresar en el Cuerpo de ATS militares, pues se convocaron oposiciones en ese momento y el Teniente Coronel mayor Alemany, un excelente militar a quien debí caerle bien, insistía en que las hiciera, pero tenía otras aprobadas de funcionario técnico del Estado y desistí, pero continué siguiendo el itinerario histórico en cuanto al nacimiento y desarrollo corporativo de los practicantes, ATS y enfermeros militares. Créame que me he arrepentido de no haberlo intentado… Desde aquel momento, insisto, siempre me llamó la atención los distintos cuerpos que conforman la enfermería militar en los diferentes Ejércitos. Toda documentación que caía en mis manos la iba archivando y, en 2003, publiqué la Historia de la Enfermería Militar Española, que incluía los tres Ejércitos y otros cuerpos como la Policía Armada y la Cruz Roja Española, que si bien no era militar tenía una organización que podía militarizarse en tiempo de guerra. Ese texto ya resultó corto en origen, pero por razones de índole editorial que no vienen al caso hubo que publicarlo. Eso, quizás, fue el motivo de que haya publicado el nuevo libro, bueno el penúltimo, dedicado al Ejército de Tierra y siempre desde el punto de vista histórico y formal; en cuanto a su nacimiento, constitución, desarrollo y funciones profesionales, principalmente.
Desde la promulgación de la primera norma que regula el Reglamento de Sanidad Militar, en 1846, realiza un extenso recorrido histórico-normativo por lo que ha sido la Enfermería en el ámbito castrense, ¿este libro está al alcance de cualquiera persona interesada en el tema?
Bueno… sin ánimos publicitarios, el texto incluye otros Cuerpos que abren al conocimiento de otras personas que no sean enfermeros, como pueden ser las antiguas damas auxiliares de Sanidad Militar, los practicantes de Farmacia o los especialistas, posibles integrantes del Cuerpo Auxiliar de Subalternos del Ejército (CASE), una antigua amalgama amplia de profesionales que no creo que esté alguno en activo, pero que sirve para el conocimiento histórico. Luego, también se relacionan otras peculiaridades como la vinculación que pueden tener las Milicias Universitarias o la Reserva Voluntaria. Por lo cual, el texto además de los citados, va dirigido al sector de la Enfermería en general y a los profesionales relacionados con la sanidad castrense en particular, por lo que espero que su lectura les resulte cuanto menos amena y útil. Además, se incluye un apéndice legislativo con la legislación que afecta a este colectivo.
Este libro supone una continuación de su obra de 2003 la “Historia de la Enfermería Militar Española», ¿será una trilogía?
“o creo… La Armada (la Marina de Guerra) tiene un amplio bagaje histórico y quizás haya material para ello; sin embargo, la Aviación es muy joven, aunque tiene peculiaridades que podrían hacerla interesante. Actualmente he publicado un nuevo texto de esta materia: Historia de la Enfermería en la Policía Armada, Nacional y Cuerpo Nacional de Policía. Creación de la especialidad sanitaria y funciones profesionales, que de momento paran esta línea. Ahora estoy trabajando en varios asuntos de investigación histórica. Uno trata sobre una novela histórica de un hecho militar español fuera de nuestras fronteras, y en otro sobre la Sanidad en la época isabelina, principalmente la Sanidad Militar y la consolidación del Cuerpo en el Ejército y Marina de Guerra. Durante el ´agitado, convulso y díscolo´ reinado de Isabel II se materializan una serie de acontecimientos, tanto en la política interna como en el exterior, que marcarán de manera extraordinaria la sanidad española. Tanto el periodo señalado, como su referente principal: doña Isabel II, me tienen absorto el poco tiempo que dispongo para su estudio.
En cuanto al estado actual de la sanidad militar española, el propio Ministerio de Defensa ha reconocido que para las FAS el ámbito sanitario supone un gran reto por el déficit de profesionales de este ámbito que es una constante a lo largo de toda su historia, ¿cree usted que estamos ante una situación preocupante?
En mi opinión, el argumento de una de sus partes es erróneo. Me explico: donde dice que ha sido una constante en su historia -la falta de personal- eso no es cierto. Desde hace unos años, aproximadamente desde el año 2000 o quizás unos antes, que aparece la necesidad de cambiar los procesos selectivos para elegir al personal médico. Aquí, evidentemente es cuando comienza agravarse el problema sin parar a lo largo de todos estos años. Para disimular la inoperancia por parte de la Administración correspondiente, para atajar este gran problema que se les venía encima, se empezó a hablar de ´crisis´, una crisis que según los más atrevidos terminaría más pronto que tarde. Así hemos llegado a la situación actual: escalafones envejecidos y sin sabia nueva que herede unos procedimientos y una forma de actuar, y personal médico y de enfermería a todas luces insuficiente. Este es mi modesto punto de vista y ha sido la crónica de una muerte anunciada. No se ha querido, no se ha sabido o, en un momento dado, quizás se ha mirado para otro sitio. De todo un poco ….
Muchas gracias por su tiempo, Sr. González
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