César Pintado Rodríguez.
El libro, verdadero cuaderno de bitácora, desgrana la experiencia del TCol Juan Bustamante como jefe del Mentoring and Advising Team de la 3ª Brigada del Afghan National Army. Con un estilo fluido y desenfadado, el autor nos transmite vivencias, sensaciones y reflexiones a lo largo de seis meses de servicio intenso.
Este magro y risueño vallisoletano de 50 años me recibe en su despacho de la Escuela de Guerra del Ejército. Con un par de zancadas, excede el metro ochenta, llega hasta mí me estrecha la mano con una amplia sonrisa propia de un hombre mucho más joven, más bien de un muchacho con una ilusión por el oficio de las armas aún sin abollar.
“Tengo poco tiempo. ¿Vamos al lío?”, me dice al tiempo que se sienta. Su puesto de Jefe de Plana de la EGE parece ocuparle tanto como el último, en el Grupo de Caballería de Reconocimiento Santiago VII, aunque sin el aliciente del campo. No pierdo más tiempo. Me siento y abro fuego.
Envíos Afganos tiene estructura de diario. ¿Lo escribió durante su misión en Afganistán?
Sí. De hecho esto es esencial en cuanto al concepto y la novedad que puede entrañar el libro. Está escrito «en tiempo real».
Reconocerá que no es corriente, menos en un puesto como el suyo.
No es que no sea corriente, es que en España no existe. El problema es que no se trata de que yo sea un innovador, que no lo soy, el problema es que casi nadie escribe sobre casi nada. El beneficio de publicar algo más allá de escritos técnicos suele ser escaso y el riesgo… algo alto.
En el libro se destila una cercanía asimismo infrecuente con sus mentorizados. ¿Cree que era algo mutuo?
Estoy convencido totalmente. Lo noto y lo sé. Esta «infrecuencia» sin embargo, es una de las claves de cualquier misión. No se puede ir a ningún sitio sin tener totalmente asumido que, a lo que vamos realmente, es a ayudar a un pueblo con problemas. Suelo decir que probablemente nunca vayamos a Francia de misión. Acudimos a países destrozados que requieren no sólo ayuda militar, sino cercanía humana y ganas de ir más allá de lo puramente especificado en la misión.
Es de suponer que la idea surgió antes de ir a Afganistán.
Sí. Hace siete años escribí un libro parecido de formato sobre mi experiencia en Eritrea. Al comenzar mi misión en Afganistán, ya preveía que podía repetir la experiencia porque aquella (y esta) fue extraordinaria tanto en el semestre de misión como en la «aventura» de la publicación.
Los libros de vivencias suelen ser entrópicos. Además de su estructura, de Envíos Afganos llama la atención lo poco que habla de sí mismo o de sus seres queridos. ¿Es por higiene narrativa, cuestión de interés o protección de intimidad?
Es muy sencillo y enlaza con la primera pregunta. Es un libro que contiene mis «cartas» semanales más o menos, mis pequeñas válvulas de escape a través de las cuales les cuento a mis amigos y familiares lo que voy viendo: las infinitas experiencias nuevas, las singularidades de «mis» afganos, la evolución de mi equipo… Hablar de mí o de mis momentos duros, lo hago en contadas ocasiones; no ayuda demasiado al lector y posiblemente genere una preocupación que prefiero no generar.
¿Con quién tuvo más problemas, con Defensa o con los editores?
Con Defensa no he tenido demasiados problemas porque impera el criterio de que «si no hace mal, déjalo estar». No se puede decir que haya contado con algún apoyo, y sí con alguna crítica, pero no han sido muchas. La falta de publicaciones, hace que un nuevo libro se examine como si fuese una «nota de despacho» que, en ocasiones, lleva a centrarse en el detalle de una frase inadecuada más que en el beneficio del libro en general. Mi editor dirige una pequeña editorial y es un amigo con el que, por encima de todo, impera el mandato de pasarlo bien con todo el proceso. Lo conseguimos.
Se extiende bastante en su visión del militar afgano, especialmente en el comandante de la 3ª Brigada, el entrañable general Wadafar. ¿Cómo ve al ANA ante la salida de la OTAN? ¿Puede repetirse la historia?
Yo no conozco el ANA. Conozco la 3ª Brigada del 207 Cuerpo de Ejército a la que sigo todavía en la distancia a través de mi intérprete que me traduce y envía correos con ellos. Mantienen e incluso mejoran la situación ante el talibán, que no es poco. Ahora bien, la retirada del apoyo, fundamentalmente en el apoyo aéreo y logístico, será difícil de asumir por el ejército afgano.
¿Habrá un nuevo libro de Envíos?
Hace siete años dije que no… y aquí están los «Envíos afganos». Volveré entonces a decir que no, a ver qué pasa…
¿Considera que este tipo de literatura podría ser una buena «herramienta» para Defensa que, en cierta forma, pudiese contrarrestar otro tipo de publicaciones más agresivas?
Totalmente. De hecho, creo que hay una tendencia demasiado prolongada que basa la defensa ante ataques literarios externos en dejar pasar el tiempo y conseguir que la noticia muera. Esto tiene parte de eficacia con el tiempo, pero la imagen del Ejército se deteriora sin nadie que la defienda. Desde este punto de vista, no parece complejo apoyar otras acciones o publicaciones que ofrezcan una imagen real y positiva de nuestras actividades que, además, son totalmente desconocidas.
Enhorabuena y mucha suerte con el libro.
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