Verónica Sánchez Moreno
Cada día cientos de personas intentan llegar a Europa en busca de un futuro, muchos se dejan la vida en el empeño. Ante esta tragedia y el constante flujo migratorio y de refugiados que seguirá siendo constante, “las autoridades europeas tienen un reto común”, afirma el general Francisco Díaz Alcantud, jefe del Estado Mayor de la Jefatura del Mando de Operaciones de la Dirección General de la Guardia Civil. Hablamos con el general Alcantud, con una larga trayectoria a sus espaldas, tanto nacional como internacional (ha ostentado el mando de la Secretaría de Cooperación Internacional y de la misión EUJUST LEX en Irak, entre otros destinos), de esta nueva era a la que Europa debe adaptarse.
¿Qué retos plantea el control de la inmigración y la vigilancia de fronteras?
La inmigración es un reto común para todos los países de la Unión Europea porque no podemos olvidar que, desde la supresión de las fronteras interiores, cualquier flujo que llegue a un país de forma irregular se puede desplazar posteriormente.
Evidentemente, España es la frontera sur de Europa, la puerta de entrada frente al continente africano, en el que hay problemas que generan flujos migratorios importantes. Por lo tanto, la responsabilidad de España es mayor frente a los socios europeos que confían en que todos los países que tienen fronteras exteriores hagan su labor de forma eficaz. Lo que nosotros tenemos que transmitir, como ya lo hacen las autoridades españolas en los foros de la Unión Europea, es que estamos ahí, hacemos nuestra labor, pero el reto debe sentirse compartido.
Son muchas las mafias que se aprovechan de la desesperación del que quiere llegar a Europa, ¿cómo controlarlo?
El crimen organizado siempre busca dónde hacer negocio y éste actualmente es aprovecharse sin ningún tipo de escrúpulo de personas que están en una situación de gran necesidad. En este contexto, explotan de todas las formas imaginables a esta corriente de personas en estado crítico de necesidad cuyo objetivo es llegar a Europa de cualquier forma. Ahí encuentran las mafias un terreno abonado para sacar todos los beneficios. Si tenemos en cuenta que dependiendo de donde salgan llegan a cobrar desde 500-600 euros hasta 2.000 euros a cada persona que montan en embarcaciones en condiciones completamente precarias y que en una zodiac llegan a montar 50-60 personas por unos 1.000 euros cada una, pues vemos que es un negocio. Asimismo, también existen lo que se conoce ahora como “facilitadores”, es decir, la red de personas que ya han ocupado su posición de mafia para poder de alguna forma contactar con el inmigrante, ya nos solo para ofrecerle el tránsito, sino también refugio, etc…y todo se lo cobran.
Si hay conflictos, necesidades primarias sin atender, el flujo de refugiados y migrantes siempre va a existir, ¿el objetivo es actuar en zona?
Los motivos del fenómeno son muy variados, por lo tanto, si no se atacan las causas raíces del mismo no se va a acabar con él. Acabar en el sentido de moderarlo y dirigirlo, porque la Unión Europea necesita inmigración, que podría ser positiva, pero en números manejables y de forma controlada. Lo que ocurre es que la situación en estos países que generan todo el flujo migratorio es crítica y hay que tratar atacar o controlar las causas raíces: pobreza, conflictos, poca esperanza de vida, falta de servicios, de sanidad, de educación… Todo eso son defectos estructurales, no es algo que va a desaparecer de hoy para mañana, y creo que en este aspecto la Union Europea está llevando a cabo bastantes iniciativas para tratar de fomentar, mediante proyectos de colaboración, que en los países de origen haya tejido laboral, educación, que se controlen los conflictos, etc. Pero son proyectos de muy largo plazo y, durante todo ese tiempo, los flujos seguirán ahí presentes.
Mucho se ha hablado de la actuación de la Guardia Civil en nuestras fronteras, sobre todo en Ceuta y Melilla, ¿tiene algo que decir al respecto?
Algunos también han querido crear polémica diciendo que si la valla está situada cinco metros más adentro porque realmente la frontera va cinco metros más para allá. No, no se equivoquen, nosotros lo que tratamos de defender con cierta lógica es que, evidentemente, las personas, si quieren hacerlo de forma regular, tienen su paso fronterizo para entrar, pedir sus condiciones de asilo o lo que estimen conveniente. Si hay una valla, es para controlar el paso irregular. Si decimos que el que venga y la quiera violentar lo puede hacer sin ningún problema, entonces, ¿qué objetivo tiene poner una valla? Pues nada, dejamos fronteras abiertas y que entre todo el mundo. La valla es una forma de intentar controlar la inmigración irregular y no es una valla en si, sino un conjunto de obstáculos para disuadir a las personas de que hagan ese cruce irregular y la gente ha sobrepasado la valla cuando ha pasado el conjunto, no cuando se ha subido y está encima de la valla. Este es el concepto que las autoridades españolas han defendido y se ha modificado la ley para cubrir el resquicio que pudiera haber, por lo que ahora está recogida legalmente esa figura que nosotros conocemos como “rechazo”. Si no se han superado el conjunto de los obstáculos, cooperamos con las autoridades marroquíes, que asumen que esa persona viene ilegalmente desde su territorio y la vuelven a aceptar.
¿Cuál es el papel de la Guardia Civil en las operaciones en el exterior que se están desarrollando?
Creo que la Guardia Civil tiene una presencia destacada. Ahora mismo, de las cuatro operaciones exteriores que hay de Frontex, dos las lidera la Guardia Civil: la operación Índalo (en el Estrecho) y Hera (frente a Canarias). Este liderazgo significa que nosotros la planeamos, la preparamos, la dirigimos y la controlamos desde nuestro centro de control en Madrid. Y se abre a la financiación de Frontex a través de la Unión Europea y también la que otros países pongan capacidades para intervenir en esa operación. Además, participamos en las otras dos, en la Operación Tritón, que lidera Italia, lo hacemos con medios nuestros de forma casi permanente. Así como en la Poseidón que es la que está en el Mediterráneo del este. Y también en operaciones terrestres: los Balcanes, la fronteras críticas del Este de Europa.
En las misiones en el exterior, ¿qué visión se tiene de la Guardia Civil, tanto por parte de las Fuerzas Armadas españolas como de las de otros países?
La Guardia Civil es un cuerpo especialmente preparado para las operaciones de gestión de crisis. Empezamos participando con las Fuerzas Armadas, pero realmente esa especificidad de ser un cuerpo policial de naturaleza militar nos capacita para actuar en prácticamente todo el abanico de misiones de gestión de crisis. Cooperamos con las Fuerzas Armadas aportando la capacidad de policía militar específica en casi todas las operaciones, en algunas de ellas incluso en temas de formación de capacidades policiales, y luego participamos en operaciones policiales meramente civiles porque tenemos esa capacidad.
¿Cuál es el valor añadido de las fuerzas de tipo gendármico? La capacidad de movilizar unidades policiales, por eso se creo la famosa Gendarmería Europa con base en Vicenza (Italia). Es una cuestión cualitativa muy importante, ya que no todas las policías son capaces o quieren movilizar unidades. Es muy diferente a contribuir con policías a título individual que van a la misión, ya que éstos se integran y les dan todos los medios allí. En cambio, cuando se moviliza una unidad es para intervenir en áreas de gran desestabilización, estamos hablando de escenarios tipo Afganistán, Irak o República Centroafricana donde la inseguridad es tan alta que tienes que ir con una unidad robusta que sea capaz de autodefenderse para actuar en ese clima de gran inestabilidad.
Ahora las fuerzas de tipo gendármico han dado el paso hacia adelante para poder movilizar unidades con esa capacidad con entrenamiento y equipamiento especial, como vehículos blindados. El último ejemplo lo hemos tenido en la República Centroafricana donde unidades de la Guardia Civil han participado con la Gendarmería francesa para poder poner orden en la capital. Ese es el valor añadido, movilizar unidades, así como desplegar de forma rápida, que ese es el otro punto débil de las misiones civiles en la gestión de crisis. Nosotros hemos puesto en marcha el Cuartel General permanente en Vicenza que es capaz de generar un planeamiento civil acorde con el militar. De este modo, podemos actuar con el despliegue militar en los primeros momentos, incluso dentro de la cadena de mando y cuando la situación se estabilice, cambiar y realizar la transición a la supremacía del poder civil, esa es la gran ventaja que tenemos.
La experiencia de tantos años en la lucha contra el terrorismo, ¿hace que estemos más capacitados que otros países ante posibles ataques?
Desafortunadamente por nuestra experiencia, sí. España y, en concreto, la Guardia Civil, que ha estado en primera línea de esa batalla frente al terrorismo de ETA. También hemos sido el cuerpo que más ha sufrido el zarpazo del terrorismo en cuanto a víctimas. Evidentemente ahí se ha acumulado un know how (saber hacer), y toda una metodología y capacidad de poner en marcha, algo que es fundamental para este luchar contra estos fenómeno, que es un buen servicio de información. Ahí sí que tenemos una experiencia muy consolidada que nos ha servido para poder ahora empezar a afrontar con todas las garantías este otro terrorismo yihadista. De hecho, el jefe del Centro Europeo Contra el Terrorismo (ECTC) de Europol es un coronel de la Guardia Civil, Manuel Navarrete, con lo cual se reconoce de alguna forma ese prestigio que la Benemérita ha tenido ya que, el coronel Navarrete formaba parte del servicio de información de la Guardia Civil, dedicado al terrorismo de ETA, lo que ha sido un valor para desempeñar ese puesto en Europol.
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