LEYENDO

“Preservamos la capacidad de combate en montaña y ...

“Preservamos la capacidad de combate en montaña y de aumentarla si fuera necesario”

Verónica Sánchez Moreno

El Ejército español se encuentra en pleno proceso de cambio de estructura. Durante el mismo las brigadas se están transformando en Brigadas Orgánicas Polivalentes, que combinarán la potencia de combate, la adaptabilidad y la capacidad de proyección, aunque se dispondrá de pequeñas unidades tácticas y logísticas especializadas en una función operativa pero aptas para asumir otros cometidos. Una de las estructuras orgánicas que se está reorganizando actualmente es la Jefatura de Tropas de Montaña, que desaparecerá. Se reducirá la capacidad de combate en montaña y frío extremo del Ejército de Tierra, señala el coronel Miguel Ballenilla y García de Gamarra, jefe del Regimiento de Cazadores de Montaña “América” 66 y jefe interino de la Jefatura de Tropas de Montaña, pero se crea un “nicho de capacidades” para afrontar las exigencias de cada escenario en el que las tropas españolas se desplieguen.

¿Qué supone para las unidades que componen la Jefatura de Tropas de Montaña el proceso de adaptación a las nuevas Brigadas Orgánicas Polivalentes (BOP)?
Todo proceso de adaptación es un reto y para las unidades de la Jefatura de Tropas de Montaña supone un esfuerzo de planificación y reajustes. Así, por ejemplo, el Regimiento de Cazadores de Montaña “América” pasa a depender orgánicamente de la futura BOP Guadarrama, con sede en Madrid, perdiendo su único batallón la condición montañera. Sus otros dos regimientos pasaran a depender de la BOP “Aragón”. El “Galicia” sin apenas cambios, preservando su actual carácter montañero junto con la Compañía de Esquiadores Escaladores, no así el “Arapiles”, ya que uno de sus batallones deja de ser de montaña, y el otro tiene por delante el reto de transformarse en mecanizado.

¿Se verán afectadas las capacidades de estas unidades?
Es imposible que las capacidades se mantengan igual. Hay que tener en cuenta que la Jefatura de Tropas de Montaña, en la actualidad, la componen cuatro batallones de cazadores de montaña y una Compañía de Esquiadores Escaladores y, a futuro, la capacidad de Montaña se ve reducida a un batallón de cazadores de montaña, que es el Batallón “Pirineos”, perteneciente al Regimiento “Galicia” y a la Compañía de Esquiadores Escaladores. El resto de batallones pierden la capacidad de Montaña, salvo una de sus compañías en dos de ellos, que mantendrán ciertas capacidades. Por lo tanto se produce una importante reducción de la capacidad de combate de montaña y clima frío del Ejército de Tierra.

¿Cómo afectará esa reducción de capacidades a la operatividad?
Estamos en un escenario cambiante y no se sabe dónde se tendrá que proyectar la fuerza, por eso lo que hay que alcanzar es unCoronel Ballenilla Montaña equilibrio en las capacidades. Es decir, hay que tener lo embrionario y si algún escenario en concreto se alarga en el tiempo, extender cierta especialización, como hemos hecho en Afganistán. Allí llegamos a un escenario duro por clima y geografía, que ha exigido una adaptación de las unidades a las técnicas, medios y procedimientos de combate. Por lo tanto, si en el futuro existe un escenario en clima extremadamente frío o que exige técnicas de montaña, tenemos disponibilidad para una primera entrada con las unidades que mantienen la capacidad de Montaña y dará tiempo para ir mejorando el adiestramiento y la preparación del resto de unidades que puedan verse implicadas.

Hay que tener en cuenta que la evolución de las Unidades de Montaña tiene su cenit justo después de la II Guerra Mundial. En esta época la concepción estratégica de seguridad de España contemplaba como amenaza lo que pudiera llegar del otro lado de los Pirineos, convirtiendo a esta cordillera en su primera línea de defensa, aumentando el número de unidades de montaña con varias divisiones, y fortificando con búnker (la conocida “Linea P”) toda la frontera de costa a costa. Desde ese momento cumbre de las Unidades de Montaña, se ha producido una constante reducción: se pasó a dos divisiones, luego a una división, después a una Brigada de Alta Montaña y, finalmente, a la Jefatura de Tropas de Montaña. Ahora quedara únicamente un Batallón de Cazadores de Montaña y una Compañía de Esquiadores Escaladores encuadrados ambos en el Regimiento “Galicia” con sede en Jaca, y cuatro compañías especializadas en montaña, distribuidas en otros tantos batallones en los Regimientos “América”, “Arapiles”, “Garellano” y “Tercio Viejo de Sicilia”.

Esto responde a las reducciones debidas a la crisis económica y a la necesidad de buscar un equilibrio entre las diferentes capacidades del Ejército. Obviamente implica una pérdida de capacidad de combate en frío extremo y montaña, pero la subsistencia de algunas unidades asegura la preservación de la capacidad y la posibilidad de aumentar su número si las circunstancias lo demandaran.

¿Qué pasará con los acuartelamientos en los que actualmente se encuentran los Regimientos de Cazadores de Montaña “Galicia” 64, “Arapiles” 62 y «América» 66?
Permanecen, no hay cambios de acuartelamiento en cuanto a ubicación geográfica. Pero sí que se están haciendo adaptaciones, por ejemplo, en el acuartelamiento de San Clemente de Sescebes, porque el batallón se reconvierte en batallón mecanizado y, por lo tanto, hay que modificar las infraestructuras para acoger en las mejores condiciones a los vehículos con los que va a estar equipado.

¿Cómo se está realizando esta adaptación teniendo en cuenta al personal?
En principio el compromiso del JEME cuando abordó todos estos cambios fue que el impacto sobre el personal fuera mínimo y yo creo que se está haciendo de esta forma. Es decir, no se están forzando cambios de personal, sencillamente se deja que el devenir del tiempo vaya equilibrando convenientemente las plantillas. Le pongo un ejemplo, en el Regimiento “América” que es del que ostento el mando, van a llegar menos cuadros de mando diplomados en montaña al pasar a contar solo con una compañía especializada, en beneficio de aquellas unidades que pasan a tener esas mismas compañías, como el Regimiento de “Garellano” o el de “Tercio Viejo de Sicilia”, en Vizcaya y Guipúzcoa respectivamente.  De esta forma, se tardará un poco más en tener cubiertas las nuevas plantillas, pero se evitan los destinos forzosos, que son los que más afectan al personal y también a las unidades.

¿Cuándo está previsto que finalice este proceso?
En este segundo semestre del 2016 la Jefatura de Tropas de Montaña se encuentra realizando adaptaciones orgánicas y el 1 de enero del año que viene se debe alcanzar la organización prevista con la nueva orgánica del Ejército de Tierra. No obstante, el ajuste y formación del personal, la llegada de todos los medios y alcanzar las condiciones óptimas de operatividad, llevará más tiempo.

En el escenario internacional actual en el que operan las Fuerzas Armadas españolas, ¿son fundamentales las Brigadas Orgánicas Polivalentes?
Escalada coronel Ballenilla
Las BOP responden más a una necesidad de organización interna del Ejército que a una demanda operativa que exija la actuación de estas grandes unidades como tales. Es decir, tener brigadas especializadas es una dificultad a la hora de enfrentar la proyección de fuerzas sobre escenarios no bien definidos y cambiantes. Por lo tanto, se ha buscado reequilibrar la orgánica de todas las brigadas con las pequeñas unidades disponibles, de forma que sea un nicho de capacidades que permita formar las agrupaciones necesarias, según la exigencia del escenario donde se vaya a operar, facilitando con ello el funcionamiento del ciclo de disponibilidad de la Fuerza.

Como historiador e investigador, ¿cree que la flexibilidad y adaptación constante de los ejércitos a las circunstancias internacionales es importante?
Lo único permanente en el tiempo es el cambio. Los ejércitos tienen que cambiar porque lo hacen las sociedades, los medios y los conflictos. Es impensable mantener esquemas que respondían a otros paradigmas estratégicos. Hace 30 años estábamos en la Guerra Fría y hoy las amenazas y riesgos son cambiantes, como señala la Estrategia de Seguridad Nacional, muchos más multiformes y globales. Necesitamos, sobre todo, capacidad de adaptación. Saber cambiar y rápido.

Es imposible estar preparado para todo, hacerlo exigiría disponer de muchas unidades y un amplio abanico de especializaciones y capacidades, y, por tanto, un tamaño de Fuerzas Armadas que económicamente es insostenible. Más que nunca el Ejército debe ser un elemento flexible y adaptativo. Lo fundamental es que sea capaz de adaptarse en muy poco tiempo a los escenarios en los que va a desplegar.

Me gusta mucho una frase de Donald Rumsfeld, el exsecretario de Defensa de Estados Unidos, que afirmaba que “a la hora de abordar un conflicto no lo hacemos con el ejército que queremos, sino con el que tenemos”. Entonces hay que procurar que ese ejército que tenemos sea lo más flexible posible para que pueda adaptarse a las necesidades que demande el conflicto.

Un buen ejemplo lo tenemos en Afganistán. Allí se empleaban unos medios que no eran los habituales con los que trabajábamos en territorio nacional. Yo, de hecho, mandé la X Bandera de la Legión en Afganistán, una unidad de infantería ligera, apenas dotada de algunos vehículos, y tuvimos que aprender a manejar y combatir con los vehículos Lince y RG-31. Para eso están los procesos de adaptación, como el famoso 4+2 que permite que si una unidad está ya asignada para cubrir un determinado escenario en una fecha concreta, durante los seis meses previos se especializa en el escenario y con los medios que va a emplear.

Pero no lo olvidemos que, para que esto sea posible, sigue siendo nuclear una sólida formación moral, es el factor que marca la diferencia entre la victoria y la derrota. Tal como afirmaba Napoleón “En la guerra, las tres cuartas partes de la batalla es moral, las fuerzas materiales no entran en el combate más que la otra cuarta parte” y, sin embargo, se suele cometer el error de confundir el potencial de un Ejército con la cantidad y potencial de sus armas y el número de sus soldados, no fijando la atención en la fuerza espiritual que los sostiene, que se forja con el aprecio de la sociedad a la que sirven, una instrucción exigente y realista, y verdadera vocación, ya que ser militar exige más que ocupar un puesto de trabajo en la administración.


ARTÍCULOS RELACIONADOS