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El granadero que unió a Extremadura con la Infantería de Marina

Verónica Sánchez Moreno

El Gobierno de Extremadura ha donado el cuadro “Mi bandera” de Augusto Ferrer-Dalmau a la Infantería de Marina española. La obra refleja la gesta del granadero Martín Álvarez Galán que, en 1797 protagonizó una heroica defensa de la bandera del navío “San Nicolás de Bari” frente a los ingleses

Llegamos a la sala, en el centro, un cuadro tapado mientras autoridades civiles y militares rodean la estancia esperando que se descorran las cortinas que tapan el lienzo que el “pintor de batallas” Ferrer-Dalmau ha realizado para la Infantería de Marina española. Cuando llega el momento, decenas de ojos ven la figura de Martín Álvarez, representando a la perfección el honor, la valentía y el sentido del deber de este granadero que, alistado en la 3ª Compañía del 9º Batallón de Marina, ocupó su puesto de escolta de la bandera en la toldilla del navío “San Nicolás de Bari” durante la Batalla de San Vicente hasta el final.

Martín Álvarez y la Batalla del Cabo de San Vicente
Este enfrentamiento entre la escuadra inglesa, al mando del Comodoro Nelson, y laPedro Tomás Nevado-Batalla y el Comandante General de Infantería de Marina, Pablo M. Bermudo española se produjo el 14 de febrero de 1797, cuando el navío británico “Captain” aborda al “San Nicolás de Bari”. La crónica del oficial inglés que relataba la batalla narra que, muerta o malherida toda la tripulación del barco español, queda algo por conquistar: en la toldilla aún arbola la bandera española. Un oficial inglés va hacia ella para arriarla, entonces “un soldado español, de centinela en aquel lugar” le da el alto. El oficial no le hace caso y se acerca, “el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo queda clavado en la madera de un mamparo”. Ante tal situación, más militares británicos van hacia él y este centinela, Martín Álvarez, “coge el fusil a modo de maza y con él da muerte a otro oficial y hiere a dos soldados”, antes de que el enemigo lo acribille a tiros.

El comodoro Nelson, que ha presenciado la escena, ordena que en lugar de arrojar el cadáver del granadero por la borda con una bala de cañón como lastre, al igual que hacían con el resto de muertos, se le envuelva en la bandera que había defendido con tanto valor. Pero los ingleses se dan cuenta sorprendidos de que Martín Álvarez no está muerto, sino malherido, y lo evacuan a Lagos, al sur de Portugal, donde se recuperó de sus heridas.

Retrato de un extremeño infante de Marina
“Para el Gobierno de Extremadura es un honor hacer esta donación a la InfanteríaEl Comandante de Infantería de Marina pronuncia su discurso en presencia del Consejero de Administraciones Públicas del Gobierno de Extremadura de Marina porque es importante reconocer el valor de españoles ejemplares como Martín Álvarez, que tienen que ser un modelo para todos”, destacaba ayer, durante el acto de donación del cuadro, en la Comandancia General de la Infantería de Marina en San Fernando (Cádiz), el consejero de Administraciones Públicas extremeño Pedro Tomás Nevado-Batalla. Al tiempo que señalaba que el comportamiento del granadero tiene que ser reconocido por todos los españoles ya que Martín Álvarez cumplió con su deber y “así debemos actuar todos los españoles, cumpliendo con nuestro deber porque es lo que requiere España en estos momentos de dificultad que estamos viviendo”.

En una entrevista concedida al Observatorio de Inteligencia, Seguridad y Defensa, el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, éste señalaba su interés por el “insigne granadero Martín Álvarez Galán” y sus intentos por rescatar información sobre él, en colaboración con la Armada. Así lo destacó también durante el acto el consejero Nevado-Batalla, al trasladar el cariñoso saludo del presidente de la Junta a los presentes y señalando la condición de ambos de reservistas voluntarios de Infantería de Marina.

Por su parte, el Comandante General de Infantería de Marina, Pablo M. Bermudo, señalaba en su discurso que el granadero Martín Álvarez escribió el 14 de febrero de 1797 “una de las páginas más brillantes de la historia del Cuerpo”. El Comandante General, que pasa este año a la reserva, puso de relieve que en la obra de Ferrer-Dalmau se ven reflejados valores como la lealtad y la disciplina que este soldado supo “llevar al más alto grado”. En el cuadro “se puede observar cómo se mantiene el granadero de pie”, describió Bermudo, “desafiante ante el enemigo después de recibir múltiples heridas, extenuadas sus fuerzas y defendiendo lo último que le queda, que no es su propia vida, sino su bandera”.

Asimismo, el General de División señaló la importancia de esta donación para la Infantería de Marina en un doble sentido, tanto para “dignificar una vez más la figura de un extremeño ilustre”, como por “el hecho trascendente de recibir de una institución civil y, por tanto de la sociedad a la que representa y a la que pertenecemos, el reconocimiento no sólo a la figura del héroe si no también a la labor callada de muchos héroes anónimos, que desarrollaron su labor durante casi cinco siglos en el Cuerpo de Infantería de Marina”, y que “nos sirve de estímulo” para seguir trabajando con el objetivo de “servir a España y a la sociedad de manera discreta y eficaz”.

El autor de “Mi bandera”, Augusto Ferrer-Dalmau, recién llegado de AfganistánFirma del acuerdo de donación donde ha acudido para pintar al ejército de Georgia, ha expresado en declaraciones exclusivas para el Observatorio de Inteligencia, Seguridad y Defensa, su alegría por esta donación. “Debería cundir el ejemplo y ser más habitual que colaborasen Fuerzas Armadas y Comunidades Autónomas”, puntualiza Ferrer-Dalmau, satisfecho por haber realizado este encargo conjunto del Gobierno de Extremadura y la Infantería de Marina.

Con la firma del acuerdo de donación, en presencia de las autoridades civiles y militares, entre las que se encontraba el alcalde de San Fernando, José Loaiza y Juan Elías Megías, primer edil de Montemolín, la villa de Badajoz en la que nació Martín Álvarez, se puso punto y final a este acto.

Una página en la Historia española e inglesa
El cuadro se ubicará en el despacho del Comandante General de Infantería de Marina. Allí permanecerá la imponente imagen de este granadero que, por sus méritos contraídos en la batalla del Cabo de San Vicente, fue ascendido al empleo de cabo y se le concedió una pensión vitalicia de cuatro escudos mensuales.

Martín Álvarez falleció en 1801, tras una caída accidental cuando estaba de guardia en el navío “Concepción”, no imaginaba este aguerrido granadero que, por Real Orden de 12 de diciembre de 1848, la Armada dispondría que hubiera permanentemente un buque con su nombre. Asimismo, en recuerdo a su memoria se conserva su busto en la Primera Compañía del Primer Batallón del Tercio de Armada donde, desde otra Real Orden de 4 de julio de 1878 el nombre de Martín Álvarez figura constantemente en su nómina de revista de la Primera Compañía del Primer Batallón, nombrándole el coronel en la revista de comisario. Y en 1938 su pueblo natal, Montemolín, le dedicó un paseo con su estatua. Allí, se rinde homenaje a este extremeño que quedó marcado en la memoria de Inglaterra. Tanto es así, que el historiador Bermúdez de Castro vio en un fuerte en Gibraltar a finales del siglo XIX un cañón con una placa en la que se leía: “14 de febrero de 1797. Batalla Naval del Cabo de San Vicente. ¡Hip Captain! ¡Hip San Nicolás! ¡Hip Martín Álvarez!». Y es que a veces la Historia no olvida a sus héroes.


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