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“El terrorismo con armas químicas es una pesadilla...

“El terrorismo con armas químicas es una pesadilla recurrente de las agencias de inteligencia occidentales”

Alberto Pertejo-Barrena.

Hoy el escritor y editor Alberto Pertejo-Barrena entrevista al también escritor y amigo del Observatorio César Pintado, autor de La Lluvia de Alá.

Una historia que se ha gestado durante cinco años, desde el momento que a las manos del autor llegó un manual no clasificado sobre el tema de los interrogatorios. Empezó entonces a imaginar una historia que como él mismo explica fue «enriqueciendo» con elementos que suponen referencias históricas, además del asesoramiento de un oficial de inteligencia militar.

Un tema siempre controvertido el de los interrogatorios, ampliamente tratado en la novela, y sobre el que el autor afirma «he intentado exponer toda una variedad de técnicas legales e ilegales. Pero hasta donde sé no se emplean en las Fuerzas Armadas».

Ha pasado año y medio entre la publicación de la novela en digital y ahora en papel. ¿Tan difícil resulta sacar un libro a la calle?

Difícil, caro y arriesgado, por muchas razones. Obviamente la crisis y la tecnología han cambiado los hábitos de lectura. Antes pagábamos libros en papel porque no había otro remedio. Hoy lo hacemos sólo si no hay otro remedio. Es decir, si no podemos descargarlo gratis, pedirlo o comprarlo en digital. Muchas editoriales han cerrado y las que no lo han hecho tienen problemas de liquidez, los libreros imponen unas condiciones muy duras… En cambio es muy fácil publicar en digital gracias a plataformas como las de Amazon y a la popularización de las tablets y los ebooks. Cualquier autor puede ahora mostrar su trabajo y ganar algún dinero sin necesidad de peregrinar de editorial en editorial. Está claro que las editoriales van a tener que reinventarse y en realidad esa es una de las razones por las que La Lluvia de Alá ha tardado casi cuatro años en estar en las estanterías.

¿Por qué una gestación tan larga?
Las ventas habían bajado tanto que dejé enfriar la novela a los dos meses de empezar el manuscrito, en el verano de 2010. Cuando lo acabé el año siguiente esperé un año más a que un editor encontrase el momento. Cuando ví que el momento no llegaba decidí publicarlo en digital, y ya era septiembre de 2012. Y Delibrum Tremens tampoco ha podido hasta esta primavera. Pero si nos remontamos a la concepción de la novela, la espera ha sido de cinco años. Escribirla ha sido casi lo de menos, dicho sea con ironía.

¿Cuál fue el origen de ese camino tan largo?
Como digo, la concepción comenzó hace unos cinco años, cuando llegó a mis manos un manual no clasificado que tocaba el tema de los interrogatorios. Aquello me interesó, empecé a imaginar una historia y me sumergí en el tema durante un tiempo. Fui enriqueciendo la historia con otros elementos que constituían referencias históricas, como los vuelos clandestinos de la CIA, la guerra del Líbano de 2006, la insurgencia iraquí… También me asesoré con un oficial de la inteligencia militar que había propuesto la creación de una unidad de interrogadores. Tuve que someter el manuscrito a su visto bueno y al de Defensa. No es que revele nada que no deba, pero algunos personajes estaban inspirados en personas reales y hay que tener cuidado.

De nuevo usas la figura del reservista. ¿Cómo se está desarrollando el reservismo en las Fuerzas Armadas? ¿Se les emplea normalmente?
Lamento decir que a los diez años de su creación la Reserva Voluntaria no ha despegado, y no toda la culpa es de la crisis. Hay que añadir la falta de voluntad política, políticas de recursos humanos con escasas miras, el cese de la antigua Oficina General de Reservistas, una gran descoordinación entre los órganos de reclutamiento y las unidades, un reglamento incompleto… Hace diez años pensábamos que estábamos pagando el peaje de ser los primeros, pero ahora el desánimo está más que justificado.

Así que ese aspecto de la novela es pura ficción…
No lo es en otros ejércitos de nuestro entorno, donde los reservistas proporcionan capacidades críticas a todos los niveles. Pero en España los reservistas que están más cerca de ese mundo son los adscritos al Regimiento de Inteligencia Nº1, aunque desde luego no se encargan de tareas de obtención ni análisis.

Otro aspecto que tratas, y que no deja de ser controvertido, es el de las armas de destruccón masiva en Irak. ¿Las hubo realmente o fue una gran impostura?
Ambas cosas. Como describo en la novela, el mismo gobierno iraquí admitió que tenía VX, aunque para pruebas de resistencia de materiales, lo que es absurdo. Después de la invasión se descubrieron a bote pronto varias toneladas de cloro en barriles y al menos quinientos proyectiles de artillería cargados con gas mostaza. Armas nucleares no llegaron a conseguir, y no porque no lo intentasen, no hay más que recordar el bombardeo israelí del reactor Osirak 1 en 1981. Pero armamento biológico y químico tuvieron en abundancia hasta 1991. Otra cosa es lo que quedaba de aquello en 2003, después del embargo y el trabajo de los inspectores de la ONU. Que los restos de aquel arsenal supusiesen una amenaza para la región es bastante más discutible.

¿Y que ese armamento cayese en manos de terroristas como Hezbolá?
Esa es una pesadilla recurrente de las agencias de inteligencia occidentales. Y de hecho los terroristas lo han intentado, incluso en España. Es más, consiguieron perpetrar un atentado con sarín en Tokyo y en Siria los rebeldes han usado armas químicas de forma rudimentaria. La amenaza es más que real, pero no es tan fácil usar armamento químico o biológico de forma eficiente. Fabricarlo es relativamente fácil, pero dispersarlo en la concentración adecuada es otra cosa. Y por su naturaleza, los agentes biológicos son inestables. Veo más probable su uso por parte de terroristas solitarios que fabriquen artefactos caseros. De escasa eficacia, aunque sin duda pueden tener éxito en sembrar el miedo y mandar su mensaje al mundo si eligen bien el momento y el lugar.

En La luvia de Alá es una facción de Hamas la que acaba usando un arma química. ¿Ves eso posible en el contexto actual?
Eso depende más de la situación interna de Hamas. Sin duda, la creación de un gobierno palestino de unidad nacional junto a Al Fatah es un avance. Pero no olvidemos que en todo grupo de este tipo un proceso de paz, por emplear un término al uso, lleva irremediablemente a una escisión de un ala radical, bien por su desacuerdo o porque no tienen lugar (léase un puesto) en el nuevo marco político. Lo hemos visto antes con ETA o con el IRA. Pero sería una apuesta altísima por las consecuencias políticas y militares que derivarían de ello, contando con que tuviesen los medios. Lo veo muy improbable.

Volviendo al argumento, uno de los elementos principales de la historias son los interrogatorios. ¿Reflejan técnicas legales y de uso ordinario entre los militares españoles?
Para empezar, los militares españoles muy raramente realizan interrogatorios a menos que sean guardias civiles. Por norma, cuando toman prisioneros como parte de una coalición como en Afganistán suelen entregarlos a las fuerzas de seguridad locales o de la nación líder. Las técnicas que describo son, salvo en algunas escenas, compatibles con los códigos previstos para prisioneros de guerra. También debo decir que me inspiré en un manual estadounidense, que no tiene porqué coincidir con el marco legal español. Tampoco se aplican las mismas reglas para un interrogatorio policial que para otro militar, no digamos si se trata de interrogar a sospechosos de terrorismo en el contexto de una operación de inteligencia con la amenaza de armas químicas. Eso sí, he intentado exponer toda una variedad de técnicas legales e ilegales. Pero hasta donde sé no se emplean en las Fuerzas Armadas.

¿Qué futuro ves para la misión de la ONU en el Líbano?
Creo que el despliegue de la FINUL en 2006 difirió el conflicto para otra generación. Hasta que estalló la guerra en Siria la situación parecía estabilizada y era viable una reducción como la que ya ha hecho el contingente español. Ahora bien, el riesgo de extensión de conflicto desde Siria es más que real y eso parece haber detenido esos planes. El futuro que veo es reconfigurar el despliegue e implicar a otros actores como Irán o Turquía.

Nigeria, Golfo de Guinea, República Centroafricana… África Subsahariana parece ahora un escenario bastante propicio para otra novela como Echo Sierra. ¿Te la planteas?
De hecho estoy ya preparando una ambientada en Mali, de nuevo con una misión franco-española, pero no como Echo Sierra. Yihadismo, rebelión tuareg, el desierto, tráficos de armas, drogas y personas, golpes de estado, unidades de operaciones especiales… no he podido resistirme (ríe).

Muchas gracias César y suerte con La Lluvia de Alá.


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