El triunfo de Bolívar en Carabobo

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G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).

BATALLA DE CARABOBO [1] (VENEZUELA). 24 DE JUNIO DE 1821

Escenario de la acción[2]

El punto más occidental del campo de batalla de Carabobo es el cerro Buenavista, que está separado de la llanura por una serie de pequeñas colinas, en cuyas vaguadas se advierten estrechas hondonadas, entre las que corren los riachuelos de El Lorito, El Naipe, Gualembe y Quebrada Carabobo. Al descender de la cumbre, el camino atraviesa un valle estrecho, serpentea luego frente a una cordillera baja, cuyas alturas principales las forman los cerros de Cajobita y La Cayetana; atraviesa la quebrada El Naipe, se adentra por un estrecho desfiladero, fragosa y empinada senda que desemboca por un abra (abertura entre dos lomas) angosta frente al sitio donde se inicia la llanura. Esta abra está dominada por dos pequeños morros y al sur, por el cerro El Vigía, que también sobresale en toda la longitud del desfiladero, de 300 metros de largo, por 4 en su parte más ancha. Al noreste y como a 800 metros del abra, existe una colina de cumbre ancha y plena.

Del abra hacia el este, el terreno es menos accidentado; lomas de suave pendiente anuncian la proximidad de la llanura, que está separada de aquél punto por la quebrada Carabobo. La extensa sabana tiene una longitud de este a oeste de tres kilómetros, por dos en su parte más ancha (norte a sur). Por el norte, la limita la quebrada Las Manzanas y al fondo la fila de Patatal; por este lado y parte del frente oeste, el terreno forma una alta plataforma con escarpadas barrancas de difícil acceso; por el norte existen dos cerros demasiado angostos y pendientes, por las que se hace bastante difícil penetrar en la llanura; pero, en cambio, por la parte oeste, dos estribaciones separadas por una cañada bastante arbolada, dan fácil paso hacia dicha plataforma a la infantería y caballería, pues su pendiente no es mayor de 25 grados.

La llanura desciende en suave declive de norte a sur; el bosque más espeso al norte, se va haciendo más ralo a medida que se avanza hacia el centro de aquella, donde la sabana, además de plana, es completamente despejada y queda limitada hacia el sur por los cerros El Pescado, Cerro Negro, Boquerón y El Vigía al suroeste, siendo esta parte la más montañosa de la zona. La quebrada Las Manzanas y las filas de El Potrero y Barrerita cierran por el Este la llanura.

Así pues, la sabana, por sus cuatro costados, está rodeada de bosques y colinas, por lo que se la ha comparado a una gran bandeja con los bordes levantados.

Concepto de la Operación del Ejército realista (Croquis nº 1)

El mariscal de La Torre conocía perfectamente la acumulación de fuerzas realizadas bajo el mando directo de Bolívar, así como la dirección general que seguirían para enfrentarse a sus fuerzas. De la misma forma, tenía constancia de la existencia de otras que, al mando del  brigadier Zaraza, se movían entre Calabozo y El Pao, si bien parece que no tenía una idea clara de su situación e importancia. En estas circunstancias su Esquema de la Maniobra consistió en:

  • Ocupar, organizar y defender una Posición Defensiva al este de la Quebrada de Carabobo para cerrar al enemigo la dirección general definida por el Camino de San Carlos.
  • Vigilar el flanco sur de su despliegue.
  • Mantener una potente reserva en condiciones de reaccionar ofensivamente ante las penetraciones enemigas, especialmente por el flanco norte de su despliegue.

Para ello, de La Torre dividió sus tropas en dos grandes núcleos: en el primero de ellos agrupó todos los batallones de infantería, excepto uno, con los que ocupó el terreno para llevar a cabo el esfuerzo principal de la defensa; en el segundo se integraron todos los regimientos de caballería y uno de los batallones de infantería (el II de Burgos), con los que constituyó la reserva. El despliegue adoptado fue el siguiente:

  • 1ª Línea: con la misión de cerrar la progresión enemiga según la dirección materializada por el camino de San Carlos. Se encomienda su guarnición a la 1ª división (menos el regimiento de caballería Húsares de Fernando VII)
  • 2ª Línea: con la misión de dar profundidad al despliegue, cooperando al esfuerzo principal de la defensa. Se encomienda su guarnición a la división de Vanguardia, de la que se segregan el batallón de infantería Burgos y el Regimiento de caballería Lanceros del Rey, y se le agrega el batallón de infantería Príncipe de la 5ª división.
  • Destacamento de seguridad al flanco sur, con la misión de vigilar el camino de El Pao, y, en su caso, detener o retardar cualquier penetración proveniente de dicha dirección. Se encomienda a una fuerza de  la 5ª división  integrada por unos 100 infantes y un escuadrón de caballería.
  • Reserva: con la misión de cerrar cualquier penetración que se produzca en dirección distinta a la del esfuerzo principal de la defensa. Reaccionar ofensivamente para proteger los flancos norte y sur del despliegue.  Integrada por los cuatro regimientos de caballería y el batallón de infantería Burgos.
  • Las dos piezas de artillería, con misión de cooperar al esfuerzo de la defensa, se dispusieron sobre la línea formada por los batallones Valencey y Barbastro.
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Croquis nº 1

Concepto de la Operación del Ejército insurgente  (Croquis nº 2)

En principio, parece que Bolívar inició la progresión hacia la llanura de Carabobo sin tener un conocimiento exacto del despliegue adoptado por La Torre, si bien, como se verá a continuación, tuvo la capacidad que se atribuye al buen jefe, de aplicar de forma acertada, el procedimiento más adecuado a la situación del momento, dentro del marco de los principios del arte de la guerra.[3]

Así, sobre las 8 de la mañana del día 24 de Junio de 1821, la 3ª división, que marchaba en cabeza, alcanzó al Cerro de Buenavista, continuando por la margen izquierda de la quebrada El Lorito y entrando por el valle alcanzó la antigua casa de El Naipe.

Entretanto, Bolívar llegó al Cerro de Buenavista y después de realizar un reconocimiento de la posición enemiga, dedujo que no era posible llevar a cabo una acción frontal sobre la misma. No obstante, a fin de asegurar sus observaciones, ordenó un reconocimiento por el fuego, que fue contestado por las fuerzas realistas, que descubrieron así sus posiciones.

De esta forma, confirmó que de La Torre había desplegado sus fuerzas para cerrar una penetración que siguiera el eje definido por el camino de San Carlos o por el de El Pao, pero que su flanco norte se hallaba al descubierto. Esta deducción solo era cierta en parte, por cuanto como hemos expuesto al tratar el concepto de la operación realista, se había situado la reserva de forma que pudiera atender cualquier acción enemiga que amenazara dicho flanco.

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Croquis nº 2

En consecuencia, establecida la 3ª división en El Naipe, le ordenó fijar a las tropas realistas que defendían el Abra, en tanto que la 1ª división (Páez) inició un movimiento desbordante a las 9 de la mañana, siguiendo el camino de la Mona para girar hacia el este, en dirección al Cerro Centella y el del Chaparral, a unos 600 metros al norte de El Abra. La 2ª división (Sedeño) progresaría a retaguardia de la división Páez.


Batalla propiamente dicha
(Croquis nº 3)

El movimiento de las divisiones Páez y Sedeño se ejecutó con gran rapidez, a pesar de la dificultad que ofrecía el terreno y del fuego de la artillería realista.

Al observar de la Torre que la maniobra se ejecutaba contra su flanco derecho, ordenó al batallón II del Burgos que marchase al norte a ocupar el Cerro del Chaparral. Al llegar éste al lugar indicado abrió fuego contra el batallón Bravos de Apure, que marchaba en cabeza de la 1ª división enemiga, el cual, después de cruzar el riachuelo de Carabobo, se disponía a escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana del campo; sin embargo, la acción de los batallones realistas obligó al enemigo a replegarse por dos veces.

En ese momento crítico, la unidad que le sigue, el batallón Cazadores Británicos entra en línea y obliga al Burgos a ceder terreno.

De la Torre, entonces, desplaza en apoyo del Burgos al Infante y al Hostalrich (que estaban situados al sur del despliegue y sobre los que era más improbable la acción enemiga), teniendo que recorrer así unos 1000 metros hacia el norte de su despliegue inicial.

Reorganizado el batallón Bravos de Apure, junto al batallón británico y dos compañías del Tiradores, reanudan el ataque, y mediante una carga a la bayoneta, entraron en la sabana y rechazaron a los realistas. Esta primera victoria exigió un alto precio en vidas, ya que el Cazadores Británicos dejó en el campo 17 oficiales y 119 de tropa.

Al darse, cuenta de la Torre del peligroso repliegue de sus unidades, lanzó al combate los batallones ligeros del Príncipe y del Barbastro, con lo que terminó de desarticular por completo el despliegue inicial. Este conjunto tan solo logró sostener la línea por breve tiempo, pues a los pocos minutos, gran parte de la caballería de Páez, desbordando a su infantería, entró por el norte de la sabana.

Para hacer frente a este nuevo ataque, el jefe realista dispuso que dos escuadrones del Húsares de Fernando VII cargasen contra la caballería patriota; pero éstos  emprendieron la retirada después de disparar sus carabinas.

De esta forma, atacados de frente por la infantería y por el flanco norte por la caballería, los batallones realistas optaron por retirarse. El batallón del Burgos había perdido la mayor parte de su fuerza y los otros habían sido duramente castigados.

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Croquis nº 3

Como último recurso para tratar de salvar la situación, el mariscal de la Torre ordenó al Regimiento Lanceros del Rey que atacase a la caballería republicana, pero esta unidad no sólo desobedeció la orden, sino que retrocedió ante la insurgente.

De este desarrollo puede deducirse que, si bien de La Torre llevó a cabo un acertado planeamiento de la defensa ante la hipótesis más probable de actuación enemiga, su actuación y el de sus unidades no fue la más acertada ante la hipótesis más peligrosa, actuando desde el primer momento a remolque de las acciones insurgentes. Sin embargo el mayor error de su actuación como jefe fue el empleo en pequeñas fracciones de su reserva en lugar de llevar a cabo una acción contundente con su numerosa caballería, que muy posiblemente habría variado sustancialmente el resultado de la batalla.

Retirada realista e intento de explotación del éxito por las fuerzas insurgentes

A partir de este momento, la batalla, que había durado tan solo dos horas, está perdida y se inicia la fase más difícil para un ejército derrotado, la retirada, pero, curiosamente, fue la que se realizó de forma más satisfactoria.

El batallón I del Valencey, que hasta este momento no había tomado parte activa en los combates, al ver el giro que estaba tomando la situación, inició la retirada bajo la presión de la 3ª división. Sobre la marcha se le incorporan de la Torre, su estado mayor y los restos de las unidades que habían escapado de las mortíferas cargas insurgentes.

El batallón ligero del Barbastro trató de unirse a los que escapaban; pero rodeado por unidades de las 2ª y 3ª Divisiones, tuvo que rendirse.

El batallón ligero del Infante también trató de escapar bajo la protección del I del Valencey, pero ante la imposibilidad de unirse a él, se internó en un bosque y tomó la dirección de Tocuyito, donde continuó la retirada hacia Puerto Cabello durante la noche.

Inicialmente, los insurgentes se centraron en la persecución del I de Valencey y los restos agregados al mismo, que habían tomado el camino en dirección a Valencia; sin embargo la acción de rechazo de los realistas fue tan eficaz que les costó la vida a: Sedeño, general jefe de la 2ª división o los ayudantes Meleán, Bruno o Camejo.

Así mismo, Bolívar ordenó que los infantes del Rifles y Granaderos, montasen sobre la grupa de los caballos para tratar de dar alcance a los realistas en retirada cerca de Tocuyito, pero tampoco tuvo éxito en esta intentona.

Las bajas

Los realistas perdieron en la batalla (muertos heridos, prisioneros y desaparecidos) 2 oficiales superiores, 43 capitanes, 77 entre tenientes y subtenientes y 2.786 de tropa.

Los insurgentes también tuvieron cuantiosas bajas, pero se ignora la cantidad exacta de las mismas, pues con el propósito de mantener alta la moral de las tropas, Bolívar informó de un número de ellas muy exiguo, apenas 200 muertos y heridos.

13.6.- CONSECUENCIAS DE LA BATALLA

Bolívar inició la marcha hacia Caracas y en Valencia, dispuso que el coronel Antonio Rancel, jefe de la II brigada de la 2ª división, fuera a Puerto Cabello a sitiar aquella plaza y que el teniente coronel José Rafael de las Heras, con el batallón Tiradores, lo hiciera contra el coronel Juan Tello, que operaban en San Felipe frente a Cruz Carrillo.

Más tarde, el día 26, desde Las Cocuizas, ordenó al teniente coronel José María Arguindegui, jefe del batallón Anzoátegui, que enviara fuerzas a Villa de Cura y a los puertos de Choroni y Ocumare, para reducir los últimos restos realistas en estas zonas, manteniéndose con el  resto del batallón en La Victoria, en condiciones de apoyar a ambos.

Mientras tanto, el coronel Pereira, al tener conocimiento del triunfo de Bolívar en Carabobo, se dirigió a La Guaira con la esperanza de embarcarse hacia Puerto Cabello; pero al no hallar buques que lo transportasen, tomó el camino de la costa, por la vía de Ocumare y Choroní; sin embargo, las dificultades del camino le obligaron a regresar a La Guaira con unos efectivos que no pasaban de los 800 hombres.

El 29 de Junio entró Bolívar en Caracas, acompañado del general Páez. El 1º de Julio dirigió a Pereira un oficio en el cual le ofrecía una capitulación honrosa, que se hizo efectiva el día 4. De resultas de la misma, tan solo 200 hombres permanecieron fieles a la causa realista, embarcándose junto a su coronel  rumbo a Puerto Cabello.

La campaña que había dado comienzo el 28 de Abril, concluyó el 24 de Junio con la victoria de Bolívar en la sabana de Carabobo y la ocupación de Caracas, con la capitulación del coronel José Pereira. Sin embargo, aún quedaban algunas posiciones aisladas que fueron cayendo sucesivamente: Cumaná, en Octubre de 1821 y Puerto Cabello en Noviembre de 1823.

Con la ocupación de esta última plaza concluyó la guerra en el antiguo Virreinato de Nueva Granada y la Capitanía General de Venezuela.

Mientras tanto Bolívar, después de la batalla de Carabobo volvió a ser designado para la presidencia de la república por el Congreso de Cúcuta (Octubre de 1821); sin embargo, delegó en Soublette y en Santander, respectivamente, el gobierno de Venezuela y Colombia, quedando él así libre para iniciar la “Campaña del Sur”.


[1] BENCOMO BARRIOS, Héctor. Campaña de Carabobo 1821. 2ª Edición. Publicada por el Comando del Ejército de Venezuela. Caracas, Junio 1991.

[2] Monografía de la EEM, Curso 1980-81.

[3] Doctrina Empleo de las Fuerzas Terrestres DO1-001, 3ª Edición. p, 3-8.


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