La quiebra del control imperial

Por D. Julio Capón Caballero.

La influencia de la independencia de Estados Unidos se dejó notar en la insurrección que desde 1780 se expandía en el Virreinato del Perú en contra de las aduanas interiores, las crecientes alcabalas y de las reformas borbónicas.

Los centros del movimiento eran Cuzco, Arequipa, La Paz y Cochabamba. El descontento criollo no era de la misma clase que el de los indios y la revuelta antifiscal fue sobrepasada por la rebelión india.

Perú, a lo largo del XVIII fue escenario de periódicas sublevaciones indias que culminaron con la conducida por José Gabriel Tupac Amaru, un educado cacique descendiente de la familia real inca. El movimiento fracasó. Tupac Amaru pretendía acabar con los privilegios de los blancos y poner fin al sometimiento de los indios. Se trataba esencialmente de objetivos de carácter social. Entre los indios faltó solidaridad. A las revueltas indias les faltó además la dirección criolla.

A partir de 1809 el proceso emancipador comenzó lentamente a radicalizarse. Estados Unidos fue ejemplo de libertad y su republicanismo, fuente de inspiración. El comercio con América del Norte no sólo proporcionaba productos y servicios, sino también la entrada de libros e ideas. El trabajo de Tomas Paine, los discursos de Jefferson, Adams y Washington, circulaban con toda libertad por el continente suramericano. La Constitución Federal y la declaración de independencia fueron tomadas como primer modelo jurídico y literario para la redacción de las propias constituciones nacionales.

El modelo de revolución aportado por Francia contó con menos adeptos que el de EE.UU. La Revolución francesa despertó grandes simpatías en el continente, especialmente los Derechos de Hombre y la idea de libertad; pero la idea de igualdad no fue bien vista por los criollos.

Durante el reinado de Luis XIV, la corona española cedió a Francia la parte occidental de la isla de Santo Domingo. A fines del XVIII, se había convertido en la colonia más productiva de las Antillas en cuanto a producción de azúcar; en gran medida debido a la demanda de los recién independizados Estados Unidos. El cultivo de la caña obligó a los plantadores franceses, en los años que precedieron a la revolución en la isla, a importar 30.000 esclavos africanos anuales.

Los plantadores dependían de los capitalistas metropolitanos, pero descontentos de aquellos, se organizaran en el club Massiac en París para conspirar contra el sistema colonial francés y así obtener un cierto grado de autonomía política. Sobre este fondo social y de diferenciación de clases, el estallido de la Revolución Francesa profundizó las divisiones que había en los estratos superiores en las sociedades francesas del Caribe, comenzando las luchas en la Martinica y en Haití. La negativa de los blancos a reconocer los derechos de los mulatos haitianos a participar en el gobierno de la colonia, produjo el inicio de la rebelión de  éstos en Port-au-Prince y una semana después, la de los esclavos.

Puesto que la rebelión esclavista era tan peligrosa para los propietarios blancos como para los mulatos libres, firmaron una tregua.

El Decreto de la Asamblea Legislativa de 1792 que proclamaba la ansiada igualdad entre mulatos y blancos, pareció calmar a la isla y en 1793 se decretó la abolición de la esclavitud. La colonia española de Santo Domingo había sido entregada a Francia por el Tratado de Basilea (1795) pero no fue ocupada debido a los desórdenes que estaban ocurriendo en la zona francesa (provocados por los ingleses).

Las dudas coloniales de la República francesa habían desaparecido cuando ascendió al trono imperial Napoleón que inició la reestructuración del sistema colonial francés. En él, mulatos y negros se ven discriminados, lo que les hizo continuar la lucha. Para ello contaron con la ayuda de los británicos, quienes bloquearon con su escuadra los puertos haitianos. En 1804 el general Dessalines, proclamó la independencia de Haití y se autodesignó emperador, conformándose como el segundo estado independiente de América y el primero negro del continente americano.

Dos alternativas se presentaron en Haití: el liberalismo o la dictadura y con ella la división del país. La parte sur cayó bajo el control de Alexandre Periou, mulato culto que se mantuvo en el poder hasta su muerte. En la parte Norte gobernaba Henry Christophe, de raza negra, que tomó el nombre de Henry I. Gobernó despóticamente, suicidándose mas tarde. Finalmente, Pierre Boyer consiguió reunificar Haití.

El caso de Haití fue un aviso y un ejemplo. Los hispanoamericanos pronto tendrían que enfrentarse a la crisis de la Metrópoli y a la quiebra del control imperial. La Guerra de la Independencia española y las experiencias americanas, serán el embrión del proceso emancipador de Hispanoamérica.


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