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“Srebrenica fue una maniobra muy calculada que con...

“Srebrenica fue una maniobra muy calculada que contó con la inacción de la OTAN y la ONU”

Carlos González de Escalada Álvarez.

Nuestro amigo y colaborador, César Pintado Rodríguez, nos habla de su nuevo trabajo, una novela ambientada en el tormentoso final de la antigua Yugoslavia.

Para empezar, ¿por qué ahora una novela sobre el final de Yugoslavia?
La verdad es que es un proyecto que se ha alargado en el tiempo, pero puede que sea ahora cuando se esté cerrando del todo aquel círculo con el juicio a Karadzic y Mladic, la adhesión progresiva de aquellas república a la Unión Europea… Las guerras de la ex Yugoslavia acabaron en 1999, pero Milosevic no fue arrestado hasta 2001 y murió cinco años más tarde. España aún mantiene un cuadro de instructores militares en Bosnia. La sombra de aquella historia es muy alargada, pero ya empieza a disiparse.

Pero como he dicho, es una novela que empecé a imaginar en 2001 y a escribir en 2003. Iba a ser mi opera prima, pero ha tenido una gestación muy lenta.

¿Por qué tanto tiempo?
Por pereza (ríe). No, en serio. En estos años he tenido muchos obstáculos y sentía que ya no era el momento. En 2003 no tenía ni editor, en 2008 tenía editor pero a éste no le interesaba una historia sobre los Balcanes, otras veces no tenía tiempo… En 2013 he tenido el tiempo y la tecnología para terminar la novela y publicarla por mi cuenta. También he tenido que hacer cambios y el trabajo de documentación ha sido mayor que en otros trabajos.

¿Qué hay de historia en «Adiós Yugoslavia»?
Más que ficción, te lo aseguro. Los acontecimientos históricos están plasmados incluso con algunas frases textuales. Es en los personajes principales donde he ejercitado más creatividad, personajes reales por otra parte.

La idea primigenia me llegó cuando leí sobre el caso Bunel, un caso de supuesto espionaje en la OTAN. Pierre-Henri Bunel era un oficial de inteligencia francés que trabajaba en la representación permanente de Francia en Bruselas. Fue acusado de revelar planes a los serbios en la persona de un tal Milanovic. Bunel alegó en su juicio que todas sus actividades eran conocidas por sus superiores, pero acabó expulsado del ejército y se ha dedicado a escribir desde entonces. Me pareció una historia fascinante que podría servir de base para una más ambiciosa, la del final de un régimen que cayó más por la presión internacional y la disidencia interna que por la acción militar de la OTAN.

Mi idea fue adaptar el enfoque de la serie televisiva Roma: usar a dos personajes reales, aunque oscuros, para construir el hilo conductor de un relato histórico de cierta complejidad. Lo cierto es que había un elenco de personajes muy interesantes en aquella época con Milósevic, Madeleine Albright, Javier Solana, Arkan… Pensaba en darles más relevancia pero habrían cargado el manuscrito y lo quería muy digerible.

Uno de los episodios más dramáticos es el de la masacre de Srebrenica, ¿qué sabemos hoy realmente de lo que pasó?
Si no todo, bastante. Y más a partir de ahora, a medida que se sucedan los testimonios en el juicio contra Radovan Karadzic y Ratko Mladic. Lo de Srebrenica fue una maniobra muy calculada que contó con la inacción de la OTAN y la ONU, es duro pero es así. Los serbobosnios habían tomado a unos 300 cascos azules prisioneros, principalmente franceses y holandeses. El jefe de la UNPROFOR era el general Janvier, conocido por su tibieza. El secretario general de la ONU, Butros Ghali, no le daba importancia a Bosnia y su delegado allí se oponía a casi cualquier medida de fuerza. Se obstaculizó el apoyo a los cascos azules de Srebrenica y de las demás zonas seguras. El contingente holandés en Srebrenica no tuvo un papel muy gallardo, pero salvo lanzarse unilateralmente a una resistencia numantina no podían hacer mucho más.

Tampoco ayudaba mucho que las zonas seguras fuesen usadas por los guerrilleros bosnio-musulmanes como santuarios. O que el contingente de cascos azules fuese tan escaso. Lo que no tiene excusa es que ni siquiera se supervisase la evacuación de los civiles, eso fue el hecho clave que permitió ejecutar a unos 8.000 hombres (y no tan hombres).

El otro episodio controvertido es el de la caída de Milosevic…
Para empezar, habría que diferenciar entre la derrota política de Milosevic y su verdadera caída con su arresto y entrega al Tribunal Penal Internacional. La primera se debió al tremendo desgaste del Partido Socialista tras las derrotas y las durísimas sanciones, pero también a una oposición mucho mejor coordinada en una lista conjunta. El papel de Otpor como movimiento disidente le dio una proyección impagable al descontento de la población, pero diría que fue menos determinante.

En cuanto al arresto, los cargos eran por corrupción y fraude electoral, no por crímenes de guerra. Los caminos que llevaron a su entrega final al TPI están menos claros. Sería una simpleza decir que Kostunica vendió a Milosevic a cambio de la ayuda internacional, pero la situación financiera era crítica. Fue una operación muy difícil que casi le costó el gobierno. Muchos serbios siguen opinando que fue un acto de traición.

¿Por qué «Adiós Yugoslavia» se publica sólo en digital?
Bienvenido al siglo XXI, dicho sea con ironía. El libro en papel no está muerto, pero está muy tocado. Los hábitos de lectura han cambiado radicalmente y sería difícil decir si más por la crisis o por la tecnología. Sencillamente hay menos gente dispuesta a pagar 22 ó 25 euros por una novela. Muchas editoriales han cerrado, los mayoristas imponen unas condiciones a veces inasumibles… La autoedición es hoy más viable si cuentas con tiempo y recursos para hacerte cargo de la distribución, pero de nuevo los mayoristas y los libreros imponen sus reglas.

Afortunadamente hay formas de “echarse al monte” sin riesgo. Plataformas como Amazon y Smashwords permiten publicar a los autores, que ahora pueden decidir el precio de sus libros.

El libro en papel se mantendrá porque tiene un valor en sí mismo, es un regalo económico y mucha gente lo sigue prefiriendo, pero creo que dejará de ser el soporte principal. No es que no se vaya a publicar «Adiós Yugoslavia» en papel. De hecho, está previsto que La Lluvia de Alá se publique en marzo tras año y medio en digital. Pero como sabes, el riesgo financiero es grande y hay que hilar muy fino.

Al cabo de tantos años, ¿qué aporta «Adiós Yugoslavia» al lector de novela histórica y al relato de aquel período de la historia?
Modestamente espero ofrecer una síntesis amena que dé algunas respuestas. No pretendo cubrir todo el espectro del fin de Yugoslavia y se han hecho grandes trabajos de investigación, de los que me he beneficiado. Pero creo que todo aquello fue tan largo y complejo que nos perdimos, fuera del mundo académico no he visto ningún producto que lo explique globalmente. No hay forma sencilla de contarlo, pero espero que al menos con este relato se vean más claros los pasos desde Srebrenica hasta el juicio de Milosevic.

¿Qué fue lo más difícil de escribir esta novela?
He mencionado antes la pereza porque sentía que el momento personal de escribir esta novela había pasado. Pero creo que lo más difícil ha sido entrelazar la ficción con los hechos históricos. Al igual que la mentira y la verdad, se manejan con más facilidad por separado que juntas. Sólo espero haber acertado con la proporción.

Algo que parece una constante de tus relatos es contar la historia desde ambos lados, en este caso a través de los personajes de Marchand y Milanovic. ¿Por qué así?
El relato se enriquece si se miran las dos caras de la moneda. Eso no significa necesariamente neutralidad o equidistancia, sólo honestidad o al menos el deseo de tal. En el caso de Marchand y Milanovic vi la oportunidad de proporcionar un hilo sólido que ensartase los hechos históricos. El primero es un oficial íntegro, pero al que le falta cierta malicia para su trabajo, que cae en desgracia pero que encuentra cierta redención. El segundo es un poco más hábil, a pesar de no tener una formación menos completa. Puede que no sea tan noble, pero saber sacar partido a cada situación.

¿Algún otro proyecto en perspectiva?
Pues sí, a lo largo de este año me gustaría dar forma a una historia que llevo tiempo considerando. De nuevo ambientada en una misión exterior española, esta vez en el Sahel. Yihadismo, estados frágiles, secuestros, narcotráfico, intervenciones militares, intereses comerciales… da para más de una novela.

Gracias César y mucha suerte con «Adiós Yugoslavia».
Gracias a vosotros.


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