Redacción.
El líder opositor tunecino Mohamed Al Brahmi fue asesinado a tiros este miércoles cuando bajaba del coche frente a la puerta de su casa, lo que ha encendido los ánimos en el país y provocado una nueva ola de violentas protestas contra el Gobierno.
El asesinato no solo ha provocado la indignación del pueblo, sino de toda la clase política y ha despertado el temor a que se desestabilice la delicada situación de un país en transición tras la caída del dictador Zin el Abidin Ben Ali en 2011.
Lo manifestantes han prendido fuego a la sede del partido islamista del Gobierno, Al Nahda, en la ciudad de Sidi Bouzid, mientras que en la capital tunecina un grupo de manifestantes protestaba frente a la sede del Ministerio del Interior. En sus reivindicaciones piden la dimisión del Gobierno y el fin de la ley islámica.
Mohamed Al Brahmi, que era diputado del parlamento, renunció a su cargo hace tres días para unirse a la plataforma Frente Popular dirigida por Hama Hamami.
Según el testimonio de su hija, que se encontraba a su lado en el momento del asesinato, dos hombres le dispararon doce veces desde una motocicleta cuando el líder opositor bajaba de su coche.
Una de las voces más críticas
Al Brahmi era una de las más críticas voces contra el Gobierno liderado por islamistas, y estaba en la comisión que se encarga de la redacción de la nueva constitución, una de las mayores tensiones entre Gobierno y oposición, que se niega a mencionar la ley islámica en el texto constitucional.
Se trata del segundo asesinato político, tras la muerte el pasado mes de febrero del líder de izquierdas Chukri Bel Aid, que pertenecía a la misma coalición que Al Brahmi.
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