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La táctica es solo cálculo e imaginación

La táctica es solo cálculo e imaginación

Mario Valerio

En el pasado, en especial en el siglo XIX, la definición de táctica fue objeto de una reñida y prolongada polémica por su naturaleza científica o artística

Villamartín se cura en salud e inicia sus Nociones del Arte Militar definiendo lo que es ciencia y lo que es arte. Para él la ciencia es la idea y el arte el hecho. El arte es a la ciencia «lo que la palabra al pensamiento» ; el arte es pues ejecución. Concluye que el arte de la guerra, o arte militar, «es la aplicación práctica de los conocimientos humanos, con el objeto de vencer a las fuerzas destructoras de un poder social enemigo. » Dentro de esta idea define la táctica como «arte de combatir, de combinar en un momento dado, según la estrategia, organización y política militar, la acción de las armas, de los hombres, y de los animales en el choque, o preparándose para él o rehuyéndole» .

El autor español, aunque sigue la línea general del pensamiento occidental militar donde la táctica es aplicación, introduce dos elementos importantes que no encontramos en otros tratadistas anteriores. Uno es que la táctica se subordina a la estrategia, es decir que introduce los niveles de conducción en las operaciones, y otro que es una aplicación insertada en el factor tiempo.

Por otra parte incide en algo que pienso que es evidente, pero que curiosamente no suele admitirse, y es que la organización propia está íntimamente ligada a la táctica que se pueda o no hacer . Son muchos los ejércitos sin recursos, en los que la táctica que pretenden desarrollar, usualmente copiada de otros ejércitos bien dotados, está de espaldas a su propia realidad. La primera consecuencia es que apenas practican sus tácticas, pues no pueden por falta de medios materiales.

Se imaginan una sanidad en la que los cirujanos no pueden operar por falta de material. Pues esa es la realidad de muchos ejércitos.

Clausewitz, el hombre que monopolizó el pensamiento militar al final el XIX y buena parte del siglo XX, sintetiza la definición y ubica a la táctica en el ámbito de la teoría. Así, dice que «es la teoría del empleo de las tropas en el combate» .

En ambas definiciones hay un factor que se rehúye, este es el enemigo, quizás por que queda implícito en el concepto de choque o combate. No obstante, consideramos que debe especificarse, el enemigo es la gran incógnita de todo problema táctico.

Las definiciones, como no podían ser menos, tienen su influencia y en muchos trabajos teóricos y tratados enfocados a la práctica. Así, en no pocos ejércitos, incluidos el español, la táctica se desarrolló con independencia del enemigo. Lo que es un absurdo. Así nos fue, y me temo que el siglo XXI va por el mismo camino.

Grave ausencia, pues si es importante la organización previa de una fuerza que quiere desarrollar una táctica, también es importante la organización del adversario; y, como no podía ser menos su táctica.

Existe otro aspecto importante que influye en la táctica y que recoge Villamartín. Este es el choque que se da en un momento dado, y en un lugar concreto: el terreno.

No es lo mismo combatir en una aldea que en un campo abierto sin vegetación, de la misma forma que no es lo mismo el combate en montaña que fuera de ella.

Algunos autores han señalado el terreno como el factor fundamental. A principios del siglo XIX, el Archiduque Carlos decía que la táctica «es el arte de la guerra y el modo según el cual deben ponerse en ejecución los grandes proyectos. Es el arte de combatir bien sobre un terreno dado». En el mismo sentido Bonyoin Lavarenne decía que la táctica «tiene por objeto disponer y hacer mover las tropas de la manera más favorable al empleo de sus armas, y según la naturaleza del terreno que es teatro de la guerra »

Enemigo y terreno, además de las características y posibilidades de las fuerzas propias son los elementos básicos sobre lo que se puede construir una táctica. Es el Marqués del Duero el primer autor que introduce conjuntamente estos elementos diciendo en 1864 que la táctica militar «es el arte de disponer, mover y emplear las tropas sobre el campo de batalla con orden rapidez y recíproca protección; combinándolas entre sí con arreglo a la naturaleza de las armas, y según las condiciones del terreno y las disposiciones del enemigo. »

Esta definición tuvo una profunda influencia en las fuerzas armadas españolas puesto que el reglamento de infantería, más de medio siglo después, la recoge literalmente .

¿Pero son esos elementos los únicos? Considero que no, especialmente en los tiempos actuales. A finales del siglo XVIII el padre del combate ‘interarmas’, Guibert, en su Ensayo General de Táctica , señala que el problema táctico como un cúmulo de circunstancias. Define la táctica escribiendo que «enseña a constituir las tropas, a moverlas, a hacerlas combatir; es el recurso de los ejércitos grandes y chicos, porque pueden suplir al número y manejar a la muchedumbre; abraza el conocimiento de los ejércitos, de los terrenos, de las circunstancias: porque todas estas circunstancias reunidas, son las que deben determinar sus movimientos».

La definición del Marqués del Duero en España fue la base para una posterior evolución que se refleja en el reglamento de infantería de 1955, curiosamente volviendo a la polémica de ciencia o arte, decantándose por este último, y señala que la táctica es el «arte de disponer, mover y emplear a las tropas sobre el campo de batalla con orden, rapidez y reciproca protección, teniendo en cuenta: misión, terreno, enemigo y medios propios ».

Definición que no recoge todas las circunstancias que pueden influir, pues la existencia o no de población puede aconsejar el empleo de una u otra táctica, la climatología es igualmente importante por sus efectos sobre el terreno, la visibilidad y las condiciones de utilización del espacio aéreo o marítimo, incluso una corriente de opinión pública que presionará al poder político, puede influir en nivel táctico, como ha ocurrido con los conceptos como el de ‘bajas cero’, el abolir el empleo de las minas contra personas, etcétera.

El táctico puede verse sin minas contra personal por un guiño político de un presidente a una corriente de opinión, pero ese presidente si bien es sensible a la demoscopia, no suelo serlo a la perdida de sus soldados, hasta que esto sea un escándalo vía encuesta de opinión. El caso es que amputa una posibilidad de defensa, las minas, sin dotar a su ejército de otras, por ejemplo más inteligencia y más apoyo aéreo. Pero el jefe táctico tiene que resolver su problema con su realidad, una realidad sin minas, sin bombas de racimo, sin inteligencia, sin apoyo aéreo, y lo tiene que hacer en el momento, pues la irresolución cuesta vidas.

La actual doctrina del Ejército de Tierra español señala que la táctica es « la ciencia y el arte, que permite determinar el modo de empleo de la fuerza en operaciones militares, de acuerdo con sus características, posibilidades, misión encomendada y situación existente.» Siendo la situación un conjunto diverso de agentes y circunstancias variables como el ambiente, el enemigo, el terreno, las fuerzas propias y el tiempo disponible , la definición es bastante completa, pues hoy, no siempre será necesario la batalla campal, ni el combate para desarrollar una táctica, pues la misión puede ser precisamente la de no llegar a él. Afortunadamente estamos en una situación que nos evoca el Siglo de las Luces, volvemos al aristocrático concepto que el mejor general era el que gana la guerra sin librar una batalla, y nos alejamos del democrático concepto de que que cualquier síntoma de moderación en la guerra es un error.

Pero si hemos de compaginar tanto el pensamiento (la ciencia) como su ejecución (arte) y ambos tienen que considerar y lidiar con factores tan cambiantes como la meteorología, o tan variables como el enemigo, los flujos de población ante la presión de los combates o el ambiente informativo , o tan volátiles como los presupuestos y su influencia en la organización y el adiestramiento de las fuerzas.

¿Qué táctica, o cuantas hay que teorizar? ¿Cómo vamos a adiestrarnos en cada una de ellas?

Quizás, la solución está en formar tácticos y no en fabricar una táctica. Quizás, la táctica es sólo cálculo e imaginación, cuando hay muchos que se empeñan en que sea semántica y dogma.


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  1. ATILA

    31 julio 2012

    Absolutamente de acuerdo: HAY QUE FORMAR TÁCTICOS.

    Yo tengo unas definiciones también para diferenciar entre TÁCTICA Y ESTRATEGIA:

    La TÁCTICA es aquello que hay que hacer cuando hay algo que hacer.

    La ESTRATEGIA es aquello que hay que hacer cuando no hay nada que hacer.

    Por eso, la táctica es llevada a cabo por los Mandos de baja graduación: de Capitán para abajo… La estrategia, de Capitán para arriba.

    Ejemplo: El enemigo puede atacar. Hay que hacer una posición defensiva para evitar el ataque del enemigo Lo piensan los Oficiales de Alta graduación. Les ordenan entonces a los Capitanes, Tenientes, Sargentos: HACED LA POSICIÓN DEFENSIVA.

    La táctica es el arte de saber usar las TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS (que estos sí hay que saber de memoria y no pueden ser cambiados)y cuándo y dónde deben usarse…