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Pedro Baños: “hoy en vez de asesinar físicamente se asesina de forma virtual”

Es, posiblemente, uno de los militares españoles – ahora en la reserva – que mejor ha sabido jugar las cartas del ciberespacio. Sus 14,4K seguidores en Twitter lo demuestran, y convierten a @geoestratego en un Coronel, analista y experto en geopolítica y geoestrategia muy bien adaptado a su tiempo. Su audiencia en el mundo digital se manifiesta en el físico: llena congresos con cientos de seguidores que escuchan sus ponencias hasta el final, aunque se queden sin asiento. A Ellos, confiesa, debe su carrera y trabajo.

El Coronel del Ejército de Tierra, Pedro Baños conoce bien los entramados del poder mundial y pone todos sus esfuerzos en alertarnos sobre cuáles son las fuerzas que dominan el escenario internacional y cuáles son aquellos aspectos que deben tenerse en cuenta para no cometer errores irreparables. Para ello, estudia de forma milimétrica el pasado. Sostiene que conocer la historia de los pueblos es fundamental para no tropezar dos veces con la misma piedra.

De esta manera lo explica en su reciente libro ‘Así se domina el mundo: desvelando las claves del poder mundial’ (Ariel). Su obra, dice, bien podría ser una suerte de novela donde la realidad supera, con mucho, a la ficción. Su reciente publicación está pensada para todos los públicos. Ha llegado el momento de que cualquiera – independientemente de sus conocimientos políticos, geoestratégicos o militares- entienda cómo se domina el mundo, quiénes lo hacen, por qué, y hacia dónde van las relaciones de poder. Desde el Observatorio de Seguridad y Defensa hemos hablado con el siempre dispuesto Coronel para conocer más de cerca los detalles de su trabajo.

¿Cómo nace el libro ‘Así se domina el mundo: desvelando las claves del poder mundial’?

Fue una iniciativa de la editorial que me contactó para escribir un libro sobre geopolítica y geoestrategia. Me dio libertad absoluta para elegir la temática y me planteé dos cuestiones: por un lado hacer un libro que fuera, en cierta manera, intemporal, se me ocurrieron unas estrategias que consideraba que podían haber sido eternas, porque se han estado empleando durante siglos. Por otro lado quería hacer algo que llegara a todo el público, que fuera muy ilustrativo pero también muy asequible, que desmitificara en cierta manera la geopolítica y permitiera comprender a cualquiera lo que pasa en el mundo: cómo nos controlan, manejan y cómo, muchas veces, nos llevan a situaciones inciertas y complicadas.

Entonces no importa tu formación ni especialización para entender su contenido, ¿verdad?

Lo puede leer todo el mundo. Es más, uno de los mayores piropos y elogios que se ha hecho al libro ha venido de parte de un profesor de la Universidad Complutense. Me dijo que tenía dos doctorados, en Física y Matemáticas, y me comentaba que había sido capaz de hacer un libro de alto contenido intelectual pero que, en cambio, se lía con la facilidad con una buena novela, literalmente. De hecho, todas las personas que conozco, incluso las que tienen menos formación, están disfrutando del libro, que parece una novela. Sin embargo, en este caso la realidad supera con mucho a la ficción.

Usted dice que es un libro de denuncia pero también un libro de esperanza. ¿Por qué es necesaria esta publicación?

Porque si no conocemos los problemas no podremos aportar soluciones. Y, sobre todo, para evitar que nos vuelvan a arrastrar hacia la manipulación con situaciones como la que ha tenido lugar en Libia, que ha conseguido desestabilizar una parte de África y que nos está afectando muy directamente a toda Europa. O, por ejemplo, con todo lo relacionado con el drama humanitario tan terrible en Siria.

Por tanto, creo que los ciudadanos debemos estar alertados de estos conflictos a los que nos llevan con una rapidez y con una facilidad inusitada. Todo está potenciado y facilitado también por la tecnología. Por tanto, la esperanza está en que seamos primero capaces de entender esa clara manipulación, evitarla y, luego, encontrar soluciones para que no nos lleven a conflictos, como digo, por cuestiones geopolíticas y geoeconómicas.

¿Podemos responder de manera rápida quién domina hoy el mundo?¿Quién mueve los hilos?

Las grandes potencias siguen siendo las dominantes y, por supuesto, Estados Unidos, aunque tiene dos contrincantes cada vez más fuertes: Rusia y China. Lo especifica claramente en su estrategia de Seguridad Nacional que recientemente ha firmado el señor Trump. Son, al final, los que manejan y controlan todo. Los demás somos países pequeños o medianos que estamos en cierto modo sometidos a sus designios y voluntades.

También en el libro usted dice que “no hay nada más hipócrita que la geopolítica”, y compara el mundo actual con el patio de un colegio. ¿Cómo es la geopolítica de hoy en día?

Hace un tiempo la geopolítica estaba muy limitada a una cierta parte geográfica del mundo, como podría ser por ejemplo la geopolítica de la Alemania nazi. Hoy en día, sin embargo, esa geopolítica pasa a ser la Tierra, con mayúsculas, en la que nos afecta absolutamente a todo el planeta, porque las operaciones que antes se realizaban de manera más localizada, ahora se hacen a nivel mundial.

Es lo que usted comenta en el libro, que hemos pasado de tener dos bloques a tener un enfrentamiento multidimensional donde la tecnología tiene un papel predominante

Sí porque, después de la Segunda Guerra Mundial, el gran vencedor sobre todo en el campo económico fue Estados Unidos y, sobre todo a partir del hundimiento de la URSS, se convirtió en el dominador no solo del ámbito económico sino de otros campos poderosos del mundo. La otra gran potencia que existía, que era ese mundo soviético, desaparece. Pero, claro, de repente surgen con muchísima fuerza otras grandes potencias, por lo que la rivalidad es cada vez más enconada. Lo que pretende ahora mismo Trump, pensando que Estados Unidos podría estar perdiendo parte de su preponderancia e influencia global, es volver a recuperarla y elevarla de una manera muy asertiva.

En el libro cita al historiador Michael Howard que decía que los “estados que muestran mayor interés en la conservación de la paz son los que acumulan más armamento. Hay quien solo reacciona ante la aplicación de la fuerza”. ¿Esto también se puede aplicar hoy en día?

Sí, es una constante universal. Porque, lamentablemente, las grandes potencias son las que más armamento tienen, fabrican y venden. Aunque según la Carta de Naciones Unidas deberían ser los garantes de la paz, en realidad muchas veces hacen todo lo contrario. Al final el libro da una visión muy realista y pragmática de lo que de verdad sucede en el mundo. Ojalá fuéramos más idealistas pero desgraciadamente la realidad es esta.

Menciona que muchos grupos destruyen obras de arte en zonas de conflicto para olvidar el pasado, para reescribirlo, para crear una realidad paralela. ¿Cuáles son las repercusiones negativas de olvidarnos de nuestra historia?

Es muy importante estudiar la historia para entender la idiosincrasia de los pueblos. Tenemos el caso que pongo de Corea del Norte: aquí nos trasladan una imagen que en realidad si analizamos la historia no corresponde en absoluto con la realidad. Muchas veces cometemos el error de acudir a escenarios o conflictos sin entender esa historia o idiosincrasia, y eso significa que estamos tropezando una y otra vez en las mismas piedras.

Menciona continuamente que China está ganando terreno en todos los niveles pero aún recurre a la censura, persecución de activistas, control de Internet… ¿Eso ralentizará su posicionamiento a nivel global?

No, al contrario, probablemente eso lo estimule porque hay que pensar que la democracia también tiene sus debilidades. Aquí lo estamos viendo de la alternancia política, que es positiva, pero en cambio significa que los políticos muchas veces están más preocupados por ganar las elecciones que por atender una política a largo plazo con una visión estratégica. Ese problema, evidentemente, no lo tiene China.

Dice que Estados Unidos sigue siendo la potencia, pero está en decadencia y otras se están posicionando, especialmente China y Rusia. ¿Veremos un mundo dominado por alguna de ellas o por otras que tal vez no tengamos tanto en cuenta?

Pues si atendemos a lo que ha ido pasando en el mundo a lo largo de la historia, vemos que no es descabellado pensarlo. Los poderes, las potencias, se crean y desaparecen también, se van desgastando con el paso del tiempo, que es lo que Estados Unidos trata de evitar, pero probablemente esa China terminará por imponerse antes o después, será cuestión de tiempo.

Rusia, aunque nada más sea por población, no tiene la misma capacidad pero sí es verdad que la tiene por territorio, por recursos y por historia también. Lo intentará por lo menos o pretenderá no ser influenciada en exceso y, al menos, hará lo posible por tener su parte de poder mundial.

¿Qué tiene Europa que aprender de China? ¿Tal vez ese sentido identitario a nivel étnico y cultural del que hablas en el libro?

Sobre todo el problema que tenemos en Europa es que no somos un supraestado. Al contrario, vemos que ahora mismo se están produciendo fuertes fracturas dentro de la Unión Europea y de las que no podemos acusar a nadie, porque es un problema nuestro, aunque sea más sencillo buscar culpables. Es muy difícil competir con un estado de verdad que, además, es una gran potencia en todos los órdenes que nosotros no somos, y que tiene un impulso económico del que nosotros estamos, poco a poco, careciendo.

Por otro lado, usted aboga por la colaboración entre Rusia y Europa, mientras que algunos consideran a Rusia como el otro, el raro, el enemigo…

Sí, porque así también nos lo han hecho creer. No tiene sentido porque, juntos, ambos, podríamos tener un peso en el mundo que no tenemos por separado ni mucho menos. Son cosas que tampoco nos corresponde a nosotros decidir, pero creo que Europa puede cometer un gran error, no solamente al separarse de Rusia, sino al enfrentarse de la manera en que lo está haciendo.

En el pasado curso Internacional de Defensa de Jaca se hablaba constantemente sobre lo importante que es la inteligencia y el intercambio de información entre países para controlar temas como el terrorismo yihadista siguen siendo necesarios. Mal utilizada, ¿esa inteligencia también puede decidir cuál será la próxima revolución o guerra?

No, no lo decide. Como mucho en cualquier caso lo prevería o lo pronosticaría. Lo que pasa es que los informes de inteligencia son administrados por el sistema político y no siempre se les hace caso, y es muy fácil también acusar de una deficiencia de inteligencia por parte de los decisores políticos. Porque los políticos , evidentemente, también tienen sus necesidades, tienen que atender a otra serie de razones. La inteligencia es fundamental pero muchas veces no se le presta la atención necesaria.

Hablando de terrorismo yihadista, ¿Qué va a pasar con Daesh?

Se ha vendido una derrota militar del Estado Islámico que tampoco es absolutamente cierta. Sobre todo donde no se le ha derrotado es en el ciberespacio y, además, está presente en otros países, no solo en Siria e Irak. De hecho se pensaba que se le había extirpado de Libia hace meses, pero las últimas informaciones dicen que vuelve a tener una presencia activa. Por lo tanto, vemos que es mucho más complejo que lo que nos trasladan.

¿En Europa las fuerzas y cuerpos de seguridad escuchan a la población musulmana para evitar atentados?

Desde luego cada vez va a tener más relevancia la población musulmana en Europa, aunque nada más sea por una cuestión de evolución demográfica. Y, por lo tanto, será necesario también ser conscientes de su situación. Ojalá que esta población musulmana se adapte perfectamente al sistema democratico que nosotros disfrutamos y tenemos, porque seria fundamental para tener relaciones pacíficas.

¿La reciente declaración de Trump sobre Jerusalén en qué punto pone a Oriente Medio?

La reacción que ha habido es menor de lo que se esperaba. Probablemente porque incluso los países del entorno tengan también algo de miedo al movimiento de Estados Unidos, que ahora mismo vemos que está intentando dar un golpe de efecto. Por tanto, nadie se atreve a tomar acciones más decisivas. En cualquier caso, es un problema que no se va a solucionar, que sigue ahí enquistado y que lo va a estar durante mucho tiempo…empezando porque las partes siguen sin querer reconocerse oficialmente, empezando porque Hamás tampoco reconoce al Estado de Israel.

El mundo árabo-musulmán está agrietado y debilitado, ¿es fruto, tal vez, de que grandes poderes lo han fomentado porque entienden que siempre ha sido un sector demasiado poderoso, aunque solo sea por el aspecto religioso?

Sí, de hecho explico en el libro cómo se ha intentado siempre fragmentar a ese mundo árabe-arábigo-musulmán, fundamentalmente, pero al mundo musulmán en general. Lo cierto es que incluso se le ha utilizado, se le ha manipulado, hay veces que incluso se ha exacervado la religión también por intereses occidentales, lo que en parte también ha desencadenado la situación que sufrimos actualmente.

Situaciones como la guerra de Irak afectaron negativamente a la imagen del ejército español. ¿Esa concepción ha cambiado?

Sí, lo que pasa es que curiosamente solo lo ha hecho en un sentido. Por ejemplo, a la hora de querer aportar presupuestos de Defensa, todavía no se acaba de materializar dicho cambio. Es cierto que se ha mejorado mucho la imagen pero también es cierto que el hecho de haber suprimido el servicio militar obligatorio hace que el Ejército aún sea un gran desconocido, y especialmente la capacidad de su personal, que es el principal valor que tenemos en España. Creo que todavía hay que hacer mayor esfuerzo para demostrar esas capacidades que están bastante ocultas al gran público.

¿Qué es la ‘disuasión en redes sociales’ y el ‘asesino virtual’ de los que hablas en tu libro?

A mi me gusta emplear mucho esa frase de Freud de que todas las sociedades y culturas tienen su tótem y su tabú, su sagrado y su prohibicio. En estas sociedades, y más hoy en día con los medios electrónicos y el mundo digital, es muy fácil destruir a una persona en muy pocas horas. Y vemos que cuando hay interés en destruirla se saca un escándalo que puede ser ficticio, pero da igual, porque una vez que han destruído tu vida nadie se acuerda de si era verdad o era mentira lo que se dijo, o de si ha sido una clara manipulación. Hoy en dia, en vez de asesinar a la gente físicamente, como antiguamente, se le asesina de forma virtual.

También habla sobre el Ártico y su importancia en el dominio mundial, ¿por qué es una zona tan determinante?

Lo es, no solamente por lo que significa el poder agilizar y acortar el tiempo y el coste del paso desde Europa hacia Asia – que va a ser el gran consumidor del futuro, y ya lo es de hecho -, sino también por todos los ingentes recursos naturales que allí existen: desde hidrocarburos a minerales estratégicos e incluso la pesca. Eso hace que sea un elemento muy codiciado y que también origine conflictos. La prueba está en que hoy en dia ya existen esos conflictos porque todos los países intentan tener cierta preponderancia en ese territorio.

Habla de los errores que se cometen en geopolítica… ¿Sobre qué piedras hemos tropezado una y otra vez y sobre cuáles volveremos a tropezar?

Pues como al final los estados y todos estos grupos de poder están controlados por personas, las personas siguen cayendo en esas pasiones, en esos pecados capitales, que traslado desde el mundo individual a la geopolítica. Eso nos lleva a situaciones de ambición, de decidir por los demás, esa gula de intentar acaparar incluso lo que no necesitamos y, al final, hemos tropezado de nuevo en las mismas piedras, una vez más: por no entender las religiones, por no entender el enorme potencial que significa la fe y, algo importante y fundamental, por no llegar a entender la idiosincrasia de los pueblos. Muchas veces intentamos exportarles o llevarles cosas que para nosotros pueden haber sido fabulosas, pero que ellos ni siquiera se plantean o por las que no tienen ningún interés.


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