Una reserva militar desaprovechada

ACSdP.

La idea del reservismo voluntario es una de las primeras y más importantes para la promover nuestra cultura de defensa. En estos años de crecimiento y conocimiento de la reserva ha habido muchos desencuentros e incomprensiones por parte de militares profesionales y de civiles, parece como si  los reservistas voluntarios en España estuviéramos en tierra de nadie.

Los reservistas voluntarios, igual que los militares profesionales, hemos jurado realizar la máxima entrega si llegara el caso. Por desgracia cada año tenemos unas 400 bajas y se convocan unas 100 plazas, por esta razón nunca se alcanzaran las 10.000  plazas previstas al crear la reserva.

La Reserva Militar Voluntaria no es el centro de la Defensa, es parte importante del sistema defensivo. La reserva ha sido algo que hemos tratado de imitar de los países OTAN y es triste que en nuestra Patria los reservistas lo somos a costa de nuestro esfuerzo, dinero y de la pérdida de parte o todas las vacaciones.

El 10 de mayo se aprobó la oferta de empleo en las FAS para el 2013 con 100 plazas para reservistas voluntarios. Pocos ciudadanos parecen creer en nuestra reserva, formada por unas 5.000 personas, con una media de edad de unos 45 años, más del 50% universitarios, y un 85% con estudios de mayor nivel que el necesario para el acceso (profesionales, especialistas, profesores, funcionarios de carrera, investigadores, etc.). Todos somos personas consolidadas  en nuestra profesión y con varias cualidades comunes: nuestro amor a España, nuestra vocación de servicio y nuestro profundo afecto por las FAS.

Podemos comprobar a lo largo de la historia que España nunca hemos tenido una auténtica reserva militar. Las organizaciones de este tipo han sido voluntaristas, con escasos recursos financieros, exiguo equipamiento, leve instrucción, escasa utilización, y orientadas a ubicar en los cuadros orgánicos de las unidades, más o menos virtuales, los mandos excedentes. La última activación de reservistas con fines operativos sucedió hace un siglo, en el verano de 1909, y desencadenó la Semana Trágica de Barcelona.

En la movilización de la última guerra civil se comprobó la inexistencia de reserva, tanto de cuadros como de tropa, y posteriormente las movilizaciones han sido utilizadas por los gobiernos solo para resolver problemas de orden público, huelgas del metro o de ferrocarril.
En estos días se han cumplido diez años desde que se convocaron las primeras plazas de reservistas en la actual democracia. En el 2012 fue la primera vez que una reservista, oficial médico, fue encuadrada en el contingente español, de una misión en el exterior, en El Líbano. En este desarrollo, lento y poco operativo, no entendemos la reticencia por todas partes, frente a la idea del reservista voluntario.

Son los países con las FAS mejor dotadas y con mayor experiencia de combate, los que más cuidan, valoran y utilizan a los reservistas voluntarios en casa y en operaciones en el exterior. Así, en las misiones en el exterior, en las formaciones multinacionales, donde participa España, hay reservistas ingleses, franceses, alemanes, norteamericanos, etc., desarrollando sus funciones y trabajo con gran entrega y enorme eficacia.

Hace pocos meses, la Reina Isabel II presentó, en el parlamento británico, un nuevo plan de potenciación de las fuerzas de reserva. Este duplicará sus reservistas, hasta 30.000, para contrarrestar la prevista reducción de sus FAS en los próximos siete años. Esta programada e inmediata expansión de las fuerzas de reserva, del concepto de reservismo como ingrediente de la defensa nacional, contempla también un esfuerzo complementario con los empleadores, para que la función del reservista sea compatible con sus actividades laborales habituales.

A diferencia de nuestros países vecinos, en España no se acaba de entender que el reservismo constituye el mejor nexo de unión entre los militares y el resto de la ciudadanía, entre la nación y sus FAS. Cuando hablamos  de cultura de defensa, se mantienen organismos dedicados a la promoción y coordinación de esta cultura, entidades que suelen ser poco operativas. Este año el Ministerio de Defensa ha destinado 2,3 millones de euros para la formación y activación de reservistas voluntarios. Un 50% menos que el año anterior, presupuesto ya reducido respecto a años anteriores y por supuesto cantidad menor de la necesaria para mantener una reserva operativa.

Los reservistas somos uno de los recursos valiosos de la OTAN como personal militar. Además de la actividad castrense podemos aportar valores añadidos por nuestras competencias profesionales y estrechando relaciones  entre militares y civiles. Muchos reservistas aportamos nuestra formación académica universitaria y habilidades profesionales especializadas, desarrolladas durante bastantes años: medicina, veterinaria, farmacia, psicología, ingeniería, logística, legislación, conocimientos en lenguas extranjeras, relaciones públicas, sistemas de gestión de la información, etc. El servicio militar nos aporta también beneficios a la reserva y a los empleadores: capacidad de liderazgo, programas educativos diversos y formación continuada de los reservistas; todos estos son transferibles al entorno civil.

Como dice nuestro primer reglamento, del año 2003, los reservistas voluntarios, en el ejercicio de nuestro derecho constitucional de defender a España, nos vinculamos temporal y voluntariamente con las Fuerzas Armadas, por medio de un compromiso de disponibilidad, para ser llamados a incorporarnos a ellas, con el objeto de reforzar sus capacidades, cuando las circunstancias lo requieran, a fin de satisfacer las necesidades de la defensa nacional y hacer frente a los compromisos adquiridos por España.


ARTÍCULOS RELACIONADOS

  1. amadeo@compuval.es

    16 agosto 2013

    Buen Articulo. ES una lastima que nuestro país no tenga la visión que tienen otros. Algún día se darán cuenta del enorme potencial humano y económico que esconde la reserva voluntaria. Un saludo a todos