Verónica Sánchez Moreno
105 helicópteros de ataque, maniobra, transporte y enseñanza y 2.000 efectivos militares forman las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET). Al frente de ellas, el general de brigada Francisco Javier Sancho Sifre que, de sus 34 años de servicio, lleva 25 en unidades de helicópteros. En 1981 salió de la Academia General Militar como teniente de Infantería, hizo el curso de piloto de helicópteros y vino destinado a este cuartel de Colmenar Viejo en el que le entrevistamos. Tratamos con el general jefe de las FAMET temas como los nuevos helicópteros de ataque Tigre o la futura especialidad de Aviación de Ejército, y nos acerca a esta unidad que se encuentra desplegada en Almagro (Ciudad Real), Bétera (Valencia), Colmenar Viejo (Madrid), Agoncillo (La Rioja) y Dos Hermanas (Sevilla).
¿Cuáles son las actividades principales de las FAMET?
Desde su creación hace ya 49 años, las FAMET han jugado un papel esencial, al potenciar las capacidades del Ejército de Tierra, mediante la posibilidad de operar completamente integradas, en el combate inter-armas, con independencia del obstáculo, desde el espacio aéreo próximo al suelo.
Actualmente, las FAMET son una unidad joven, moderna,
altamente cualificada, dotada de capacidades específicas que son fundamentales para el Ejército de Tierra en el cumplimiento de sus misiones. Estas Fuerzas están plenamente integradas en las organizaciones de seguridad y defensa compartida en las que España participa, tienen un nivel de preparación y de disponibilidad muy altos, y un merecido prestigio a nivel nacional e internacional. Su estructura modular y sus programas de adiestramiento posibilitan el que se pueda constituir la organización operativa que en cada caso se precisa en muy corto espacio de tiempo, como ya ha demostrado en un buen número de ocasiones.
Consecuente con los compromisos internacionales en materia de Seguridad y Defensa adquiridos por España y con la mayor contribución de nuestras Fuerzas Armadas en Operaciones Multinacionales fuera de nuestras fronteras, las FAMET han venido participando de forma importante y permanente desde hace más de dos décadas en misiones en diferentes zonas de operaciones por todo el mundo.
Por tanto, la actividad principal de las FAMET se orienta a la preparación de las unidades de helicópteros para el combate y su despliegue en operaciones para cumplir las misiones que el Ejército demande en cada momento. Esto se lleva a cabo a través de programas de instrucción y adiestramiento anuales muy exigentes que incluyen diferentes acciones de instrucción individual, de instrucción de tripulaciones, ejercicios de tiro, de adiestramiento de unidad de diferentes niveles y maniobras con unidades del resto del Ejército.
En 2013 y durante 9 meses, de marzo a noviembre, los helicópteros de ataque HA-28 Tigre estuvieron en la fase de repliegue de las tropas españolas en Afganistán, ¿qué supuso esa primera actuación en Zona de Operaciones de este moderno sistema de armas?
Afganistán ha sido, junto con la operación que se hizo en Irak en 2003, el escenario más exigente al que nos hemos enfrentado por muchas razones, fundamentalmente por condiciones ambientales: gran altitud del terreno, alta temperatura y poca visibilidad. De hecho, la coalición ha perdido más helicópteros en Afganistán por las condiciones ambientales que por acción de la insurgencia.
En esta operación y tras más de 8 años de presencia continuada de unidades FAMET en el país, la misión se culminó con gran éxito en el año 2013, al realizar el primer despliegue operativo de una unidad de helicópteros de ataque Tigre, reforzando la unidad de helicópteros de las FAMET que ya teníamos allí desplegada.
Este despliegue permitió incrementar de manera notable la seguridad y protección que requerían nuestras unidades de superficie en un momento siempre complejo como es una operación de repliegue. Éste implicaba el movimiento de numerosos convoyes logísticos muy vulnerables a la acción de la insurgencia, por lo que los Tigre jugaron un papel determinante para su seguridad.
De este modo, los helicópteros de ataque Tigre proporcionaron escolta y protección a todos los convoyes que se desplazaron entre la Base de Qala i Naw y la Base de Herat, permitiendo con su actuación que se completara la operación de repliegue sin que se produjera ninguna baja.
Este despliegue nos ha permitido comprobar que el Tigre es un magnífico helicóptero de ataque, capaz de actuar en los escenarios más exigentes, superando todas las expectativas en él depositadas.
Por lo tanto, ¿prevén que en próximas misiones en el exterior participen los Tigre?
Efectivamente, hoy en día no se puede concebir prácticamente ningún tipo de operación que no requiera de apoyo importante de unidades de helicópteros, y si es una operación en la que hay que garantizar condiciones de seguridad, sin duda, el helicóptero de ataque es uno de los medios más adecuados para ello. Especialmente en los escenarios en los que suele haber despliegues, como es el caso de Afganistán por ejemplo, un país en el que las vías de comunicación prácticamente no existen. Distancias como la de Herat a Qala i Naw, de 150 km, se tardaba en recorrer 18 horas. El helicóptero es un medio fundamental porque allí si la ayuda debe llegar con carácter urgente lo tiene que hacer desde el aire. En las misiones en las que haya que garantizar la seguridad el helicóptero de ataque tiene un papel importante.
¿Qué ofrece a las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra el nuevo helicóptero Tigre HAD-E?
La llegada del helicóptero de ataque Tigre ha supuesto que las FAMET cuenten con los medios necesarios para realizar operaciones que cubren todo el espectro del conflicto, tanto en el plano convencional, a través de misiones de reconocimiento y seguridad, operaciones de helicópteros de ataque en profundidad, operaciones de asalto aéreo y operaciones de helitransporte, como en el ámbito de las operaciones especiales. Éstas últimas adquieren especial importancia, al ser una de las principales prioridades de nuestro JEMAD. Precisamente, en este último ámbito de actuación, el Tigre permite a las FAMET estar en disposición de realizar las misiones en apoyo a las operaciones especiales más demandantes, siendo una capacidad única en las Fuerzas Armadas.
El programa Tigre se concibió como un programa para 24 helicópteros con una configuración específica para el Ejército de Tierra español. Como esa configuración en el momento en el que se acordó su adquisición por el Consejo de Ministros en el año 2003, no existía, sino que ha sido un desarrollo, se decidió adquirir seis helicópteros de ataque Tigre en la versión que existía en ese momento, hasta que estuviera desarrollada la versión definitiva del Ejército de Tierra. En el momento de desplegar en Afganistán teníamos estos seis helicópteros HAP-E Tigre (Helicóptero de Apoyo y Protección), ahora hemos recibido los tres primeros en la versión definitiva, HAD-E (Helicóptero de Apoyo y Destrucción). Recibimos el primero en diciembre del año pasado, y los dos siguientes en enero de este año.
El Tigre HAD, a diferencia del HAP, integra un misil aire-tierra (misil Spike ER), permite batir todo tipo de objetivos a una distancia de 8 kilómetros. Aunque tiene plena capacidad “dispara y olvida”, lo que le da un valor añadido es precisamente su sistema de guiado electro-óptico, que incluye la posibilidad de que el piloto pueda ejercer el control del guiado del misil en todo momento hasta su llegada al objetivo, lo que anula la posibilidad de que se produzcan daños colaterales o incidentes de fuego amigo.
Durante esta presentación usted se refirió al proyecto de crear una sexta especialidad que recibirá el nombre de “Aviación de Ejército”, ¿qué se conseguiría con esta nueva especialidad y cómo va el proceso de creación de la misma?
Efectivamente, a las cinco especialidades fundamentales tradicionales en el Cuerpo general de las Armas del Ejército de Tierra (Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y Transmisiones), se va a unir en breve plazo una nueva especialidad fundamental para Oficiales (ya existe para Suboficiales), cuya denominación propuesta es Aviación del Ejército. El objetivo es realizar una gestión de los recursos humanos más eficiente y una mejor gestión del conocimiento. Esto es algo que ya ha sido adoptado por todos los países occidentales, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos que marcó el camino a mediados de los ’80, motivado fundamentalmente por la llegada del helicóptero de ataque.
En EEUU ese proceso concluyó en 1983 con la creación del Arma de Aviación de Ejército de los Estados Unidos (Army Aviation). Paulatinamente, la mayor complejidad de los helicópteros y de las tácticas, técnicas y procedimientos asociados han ido replicando esta decisión en la práctica totalidad de los ejércitos europeos, habiendo sido el factor detonante para la adopción de estas reformas, al igual que en EEUU la llegada de los helicópteros de ataque a los respectivos países. En nuestro Ejército aún no se había dado ese paso trascendental, con la excepción reciente de la creación de la Especialidad Fundamental de Helicópteros para los suboficiales pilotos.
Las nuevas tecnologías y tácticas que se emplean por parte de las unidades de helicópteros son cada vez más complejas. Esto hace cada vez más difícil para los oficiales de helicópteros mantener los necesarios conocimientos para poder desempeñar sus cometidos en las unidades de sus respectivas Armas de procedencia. Por otra parte, una vez formados como oficiales de helicópteros, se hace necesario garantizar su permanencia en estas unidades por períodos muy prolongados de tiempo para poder desarrollar unos programas de instrucción y adiestramiento de gran complejidad, que permita asegurar el mando de estas unidades con plenas garantías.
Llegados a este punto, es muy importante que para el proceso de formación de un oficial que vaya a incorporar a las FAMET, se desarrollen planes de estudios específicos, centrándose en el empleo y tácticas de estos medios, en lugar de adquirir conocimientos de otra especialidad fundamental que no va a ejercer y donde no va a transcurrir su vida profesional.
En suma, la entrada en servicio de los helicópteros Tigre y NH90, la cada vez mayor, especialización técnica del personal que esto supone, la complejidad del material y la especificidad de las misiones a cumplir por parte de la Unidades de Helicópteros en el seno del Ejército de Tierra y el resto de factores mencionados anteriormente, han aconsejado configurar una Especialidad Fundamental Específica.
¿Qué importancia tienen los simuladores para ustedes?
La puesta en servicio de los centros de simulación de las FAMET
que se inició en 2003 ha supuesto un salto cualitativo a la hora de afrontar los despliegues operativos. Es un elemento imprescindible en la preparación de las tripulaciones y de las unidades de helicópteros, a las que ha dotado de una herramienta avanzada para conseguir un entrenamiento más completo y eficaz, permitiendo la instrucción en procedimientos y misiones antes muy difícil de realizar en vuelo real.
La simulación ya se ha convertido en un elemento imprescindible en el entrenamiento de las tripulaciones, pero la cada vez mayor complejidad técnica y carga de trabajo en los sistemas de los helicópteros modernos, así como el elevado coste de cada hora de vuelo y de la munición, hacen que sin simulación avanzada sea imposible alcanzar el nivel adecuado de preparación, como en el caso del Tigre, en el que está previsto realizar un 50% de las horas de instrucción en el sistema de simulación.
Además, desde el año 2012 tenemos conectados los Centros de Simulación de Colmenar (Cougar y Chinook) con el Centro de Simulación de Almagro (Tigre), de tal modo que ahora podemos adiestrarnos mezclando formaciones de vuelo de diferentes tipos de helicópteros en misiones complejas, como pueden ser las de Asalto Aéreo o las de Operaciones Especiales.
Contar con estos Centros fue un factor determinante a la hora de desplegar los helicópteros de ataque Tigre en Afganistán, ya que las tripulaciones tuvieron la oportunidad de adiestrarse previamente al despliegue, para las misiones reales que iban a desarrollar en zona de operaciones, en el mismo escenario y con la misma amenaza y organización operativa que se iban a encontrar en la realidad.
En los últimos años han vivido la racionalización de la flota de helicópteros, ¿qué otros cambios han sufrido?
Al igual que el resto del Ejército de Tierra, las FAMET en los últimos años han demostrado su capacidad de adaptabilidad al cambio, pasando de ser unas Fuerzas ancladas al territorio a otras de vocación y carácter completamente expedicionarias. Desde que unidades de las FAMET participaron en el año 1991 en la Operación “Provide Comfort” en el norte de Iraq (primera operación multinacional fuera de nuestras fronteras), su presencia ha sido permanente en todos los escenarios en los que ha estado presente nuestro Ejército, habiéndose desplegado unidades de helicópteros en Bosnia, Kosovo, Albania, Mozambique, Iraq, Líbano, Kirguizistán y Afganistán.
Otro cambio significativo fue la creación en el año 2008 de una unidad específicamente diseñada para el apoyo a autoridades civiles en situaciones de emergencia. Se trata del Batallón de Helicópteros de Emergencias (BHELEME II) que es una unidad orgánica de las FAMET, siendo yo el responsable de la preparación de sus tripulaciones, mantenimiento y apoyo logístico, pero que es empleada operativamente por el Teniente General Jefe de la Unidad Militar de Emergencias.
¿Contemplan la utilización de drones como una forma de complementar a los helicópteros?
Sí, de hecho se han estado utilizando en las operaciones llevadas a cabo por helicópteros en Afganistán. Para esta misión se adquirieron dos sistemas de aeronaves tripuladas remotamente (RPAS en sus siglas en inglés), uno de clase II (táctico), adquirido a la empresa israelita IAI, y otro más pequeño. Así pues, cuando había una operación con helicópteros y por supuesto con el resto de unidades, lo primero que se hacía era lanzar una aeronave no tripulada que transmite imágenes en tiempo real y de este se podía saber si existía la presencia de insurgencia y toda esa información se iba transmitiendo enlazando con la unidad de helicópteros. Los RPAS son un medio muy apto para operar con cualquier unidad porque proporcionan una información en tiempo real muy valiosa para el éxito de la operación.
¿Cómo se coordinan con las autoridades civiles en situación de emergencia en territorio español?
La gestión de emergencias nivel 0, 1 y 2 son competencia de las Comunidades Autónomas (CC.AA.) en su propio territorio. El Batallón de Helicópteros de Emergencias, al ser una unidad dependiente operativamente del Jefe de la UME actúa de acuerdo con las directrices de éste a través de los diferentes convenios con las CC.AA.
A pesar de ello, si se requieren helicópteros de mayor capacidad como pueden ser los helicópteros de transporte Chinook, la solicitud de apoyo se canaliza por parte de las CC.AA. a través del delegado o subdelegado de Gobierno, Ministerio Interior (Dirección General de Protección Civil y Emergencias) y Ministerio de Defensa (Dirección General de Política de Defensa) que solicita los medios al Ejército respectivo.
Cuando la emergencia sea de nivel nacional (nivel 3), situación que todavía no se ha producido, la dirección operativa de la emergencia corresponde al Jefe de la UME, que sería el encargado de solicitar los medios adicionales al JEMAD y éste a los respectivos ejércitos.
¿Cuáles son las características principales de las operaciones realizadas por helicópteros?
Una de las principales características de las operaciones con helicópteros es su rapidez de intervención y su posibilidad de actuación con independencia del obstáculo terrestre. La velocidad y el alcance inherentes a las características del helicóptero le proporcionan una gran movilidad. Los helicópteros pueden desplazarse por el terreno independientemente de sus características orográficas, sobrevolando o bordeando obstáculos naturales o artificiales que podrían, en ciertos casos, suponer barreras insalvables para fuerzas de superficie. Además, pueden aprovechar dichas características orográficas para evitar su detección durante el movimiento aéreo mediante técnicas de vuelo táctico. Esta capacidad tiene máxima importancia en escenarios como ha sido el caso de Afganistán, donde las vías de comunicación son prácticamente inexistentes.
Por tanto, las peculiares capacidades de las Fuerzas Aeromóviles
proporcionan al resto de unidades del Ejército una mayor movilidad y rapidez de actuación, reducen significativamente los tiempos de reacción, permiten su empleo a grandes distancias, facilitan la obtención de información en toda la extensión de la zona de operaciones y, sobre todo, ponen en manos del Mando un instrumento único y resolutivo para realizar acciones específicas de combate en toda la profundidad del despliegue incluyendo fuerzas que todavía no se encuentran en contacto. Esto permite al Mando una mayor capacidad de adaptación a los rápidos cambios en la situación táctica y a las nuevas situaciones imprevistas que se produzcan.
No obstante, su empleo también está sujeto a diversas limitaciones. Entre las principales se encuentra la gran necesidad de apoyo logístico específico y procedimiento especiales. En particular necesitan grandes cantidades de combustible y munición propia, que cuando la situación lo permite, deben ser desplegados a vanguardia o transportado por los propios helicópteros. Un aspecto a tener muy en cuenta es que se ven muy afectados por las condiciones meteorológicas y ambientales adversas. Éstas pueden llegar a imponer restricciones al vuelo o impedirlo, disminuyendo, además, el rendimiento y las capacidades operativas de las aeronaves.
¿Cómo ha evolucionado la participación de las Fuerzas Aeromóviles en las misiones en el exterior desde la primera en la que participaron helicópteros del Ejército español en 1971 en el Sáhara?
Hay que tener en cuenta que la misión que las FAMET desarrollaron en el Sahara no puede considerarse una misión en el exterior, toda vez que desde 1958, el Sáhara era una provincia española más. Por tanto fue una misión en territorio nacional y en apoyo a fuerzas españolas.
La primera operación en el exterior de carácter multinacional fue la operación “Provide Comfort”, en el norte de Irak en 1991. De esta operación se extrajeron numerosas lecciones aprendidas que se implementaron en su momento y que han permitido seguir afrontando con plena eficiencia las diferentes misiones que se han ido encomendando en estos más de 20 años en que las FAMET han estado desplegadas en operaciones multinacionales fuera de nuestras fronteras.
Desde la primera misión en el exterior, se ha producido una evolución muy importante desde el punto de vista cualitativo, tanto en los procesos de formación y de preparación de las tripulaciones como en el propio equipamiento de los helicópteros, para los que se han llevado a cabo diversos procesos de modernización y adquisición de equipos de misión adecuados a esos escenarios, especialmente en todo lo que afecta a las medidas de autoprotección de los helicópteros.
En lo que respecta a la preparación de las tripulaciones, las lecciones aprendidas en los primeros despliegues operativos, nos llevó a modificar sensiblemente el proceso de formación de un piloto de helicópteros, alargando su duración e incluyendo todos los aspectos necesarios. De este modo el piloto aprende los procedimientos del vuelo visual, las técnicas del vuelo por instrumentos, el vuelo en entorno táctico y el vuelo nocturno con gafas de visión nocturna, permitiendo tras el período inicial de formación y una vez que se cualifica en el modelo de helicóptero de dotación en su unidad, estar en condiciones de desplegar en cualquier zona de operaciones como piloto de combate.
En un escenario tan cambiante como el actual, ¿cuáles son los retos de futuro para las FAMET?
El Ejército de Tierra y el propio Ministerio de Defensa, conscientes de la importancia de disponer de una eficaz capacidad aeromóvil, están haciendo esfuerzos muy importantes para disponer de una flota de helicópteros plenamente eficaz y operativa. En este contexto, la evolución de las FAMET va a tender a un crecimiento no tanto en términos absolutos como en medida relativa sobre el conjunto de capacidades militares, racionalizando su flota de helicópteros para hacerla más sencilla, más capaz y más sostenible, sustituyendo cantidad por calidad y complementándolo con tripulaciones muy bien formadas y adiestradas capaces de operar en cualquier escenario y condición.
Por ello, y gracias al enorme esfuerzo que nuestra sociedad está realizando a pesar del complicado escenario económico que atravesamos, el Ministerio de Defensa ha emprendido importantes programas que marcan la senda de la futura flota de las FAMET, el programa EC-135 recientemente finalizado, el Helicóptero Multipropósito de las Fuerzas Armadas NH-90, próximo a recibirse y por supuesto, el Helicóptero de Ataque Tigre de cuya versión definitiva HAD disponemos de los primeros ejemplares.
Ante este panorama, es evidente que el principal reto a que nos enfrentamos es el de lograr la operatividad plena en estos nuevos sistemas en el menor plazo de tiempo posible. La simplificación de la flota, es decir la disminución del número de modelos en operación hasta dejarlos en tan solo tres tipos de helicópteros fundamentales: los ya citados Tigre y NH-90, acompañados convenientemente por un Chinook convenientemente modernizado, todos ellos plenamente capaces de operar de forma conjunta, ofrecen una combinación de capacidades complementarias prácticamente difícil de superar por cualquier otra alternativa de las disponibles en el mercado, proporcionando a las FAMET la capacidad de combate necesaria para afrontar cualquier reto que se pueda presentar en el futuro.
Con todos estos antecedentes es evidente que las FAMET continuarán siendo en el futuro un multiplicador de las capacidades operativas del Ejército de Tierra y de nuestras Fuerzas Armadas, ya que hoy en día no es posible concebir una operación militar, sencilla o de envergadura, de ayuda humanitaria, estabilización, contra insurgencia, alta intensidad o de Operaciones Especiales, que no requiera una contribución significativa de unidades de helicópteros.
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