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“El brote de ébola en España ha sido un reto para la Sanidad Militar”

Verónica Sánchez Moreno

El general Manuel Guiote Linares es el médico militar en activo más condecorado y con más misiones internacionales realizadas. “No he hecho más que lo que tenía que hacer”, afirma el jefe de la Brigada de Sanidad del Ejército de Tierra cuando se lo mencionamos, en esta entrevista en exclusiva para el Observatorio de Inteligencia, Seguridad y Defensa.

Ha participado en las misiones de Bosnia – Herzegovina, Albania, Kosovo, Irak y Pakistán y desde hace dos años está al frente de más de 600 efectivos como jefe de esta unidad que forma parte de la Fuerza Logística Operativa del Ejército de Tierra. Durante esta entrevista, en la que destaca la necesaria operatividad de este cuerpo militar, nos cuenta que asistir al enemigo es “un factor determinante a la hora de cumplir la misión general que se asigne a las Fuerzas Armadas, ni actividad humanitaria ni caritativa, sino reconocer el derecho a la vida”.

La Sanidad Militar debe basarse en “conocimiento, despliegue y mando y control”, señala el general Guiote, “igual que en cualquier otra actividad militar”. “Los lunes para mí no son un martirio”, afirma rotundo. Y se nota.

Es usted comisario de la Exposición de Sanidad Militar que conmemora los 500 años de este cuerpo en las Fuerzas Armadas españolas, ¿qué aceptación está teniendo la misma?
Está teniendo mucha aceptación. La exposición ha quedado bastante bien y el sitio que hemos elegido es muy atractivo, tanto la ciudad, Granada, como el Parque de las Ciencias donde está instalada la exposición. Este Parque es un lugar de divulgación científica de los más importantes del mundo con unos 600.000 visitantes al año. Con lo cual prevemos que la exposición recibirá entre 400.000 y 500.000 visitantes en el año que va a estar abierta al público. De este modo, estamos siendo un escaparate de las Fuerzas Armadas españolas y estamos mejorando la Cultura de Defensa, porque la exposición no solo se muestra a personal militar o sanitario, sino también a civiles.

Y dentro de los actos de la Exposición de Sanidad Militar, ¿qué ha supuesto el I Congreso de Sanidad Militar?
El Congreso ha sido una actividad más dentro de la exposición. Desde el principio nos planteamos que la exposición fuera una muestra, así que se realizan distintos talleres y actividades, dentro del marco de la misma. El I Congreso de Sanidad Militar ha sido una de las actividades más importantes por su trascendencia y porque en él se ha reunido un foro profesional.

¿Dónde realmente se ve la capacidad de un sanitario militar es en el apoyo al combate?
Diría más: la Sanidad Militar es una función de combate. En la Historia el sanitario militar ha estado unido a la actividad bélica del hombre, llegó un momento en el que el príncipe o el pudiente llevaba su propio médico, lo que se fue difundiendo por los ejércitos, para más tarde realizarlo de forma humanitaria. Ahora no es un aspecto humanitario de las Fuerzas Armadas, sino que los sanitarios militares actúan también curando al enemigo porque el respeto a la vida es un derecho y en pos de la moral y la regeneración de las fuerzas de combate. En la guerra, para que se mantenga la fuerza de combate, hay que seleccionar y mantener al combatiente, es decir, tomar medidas de protección de la fuerza. Lo que más devasta a un ejército son las enfermedades, no las acciones del enemigo.

Combate convencional, combate asimétrico y combate en ambiente híbrido. ¿Diferentes escenarios requieren diferente apoyo sanitario?
Lo que diferencia a la Sanidad Militar es la capacidad de apoyo a unas fuerzas en combate, de hacer nuestro trabajo en una situación de conflicto. Para ello tenemos medios, por un lado, y valores añadidos, como la jerarquización, por el otro. Es necesario que nos adaptemos a la situación. Teníamos muy estudiado, preparado y absolutamente entrenado el combate convencional con unidades a vanguardia mucho más móviles y ancladas en el terreno y con más capacidad a retaguardia.

Ahora eso ha cambiado y no hay líneas de combate, frente de batalla o líneas de acción sino que hay área de responsabilidad y a eso hay que adaptarse. ¿Cómo lo hacemos? Si antes las premisas eran movimiento y vanguardia ahora son despliegue acorde y movimiento. Es decir, apoyo inmediato estando en el sitio lo más próximo posible a donde se puedan producir incidentes. O apoyar a la unidad que está actuando directamente o estar en un sitio donde podamos apoyar a varias unidades que estén actuando en un área de responsabilidad. Es lo mismo que hace el SAMUR en Madrid, cuyos procedimientos en situaciones de emergencia, que ellos han adaptado y perfeccionado, se los hemos transmitido nosotros. Es un procedimiento militar: conocer bien lo que hacemos, desplegar adecuadamente y tener un buen enlace para enterarnos de lo que está pasando.

La Brigada de Sanidad (BRISAN) es de reciente creación, ¿qué ha supuesto la concentración de las unidades desplegables de sanidad del Ejército de Tierra bajo un mando único?
En 2005 se crea la Brigada de Sanidad con la misma filosofía que en 1868 cuando se formaron dos brigadas de sanidad, una para actuar dentro de la Península y otra en ultramar, y posteriormente una más en Filipinas. Esta filosofía es aglutinar bajo un mando recursos de Sanidad dispersos, con lo que se consigue unificar procedimientos, actuaciones y material y ser más eficaz a la hora de actuar porque se centralizan recursos.

En la BRISAN proveemos, con el Hospital de Campaña, de la capacidad de tratamiento quirúrgico salvador de la vida. Además, montamos en la misma línea de contacto con el enemigo, unidades que realizan técnicas salvadoras de la vida. La muerte se decide en 5 minutos y los helicópteros no curan, si tienes una obstrucción de la vía aérea o una herida que te produzca una hemorragia sanguinante o te llevan el tratamiento o mueres. Es necesario que los sanitarios militares estén en un sitio donde puedan actuar rápidamente, con técnicas que, si se saben emplear, ocupan muy poco tiempo y son tremendamente eficaces. Si se sabe hacer una traqueotomía el herido pasa de asfixiarse y morirse a sobrevivir y que le puedan mandar a 100 kilómetros en la retaguardia donde terminen de curarle.

La misión de los sanitarios militares en línea de combate no es hacer un tratamiento definitivo sino que la baja no se muera y ponerla en condiciones para que pueda ser trasladada y llegar a un sitio donde se le pueda dar el tratamiento definitivo. Ahí es donde está el éxito. En esos 5, 7, 10 minutos en los que si se actúa se salva la vida. Son los llamados “minutos de platino”. Hay que llevar el tratamiento al herido, no el herido al tratamiento.

¿Cómo se entrenan los sanitarios militares antes de ir a zona de operaciones?
Depende del nivel de preparación previa y de los diferentes destinos en los que se encuentre la persona. Antes de ir a operaciones hay una fase de concentración que consta de un curso de soporte vital avanzado en situación de combate, otro de refresco de instrucción militar y otro más premisión en el que se les informa, entre otras cosas, sobre la situación de la zona o qué tácticas y procedimientos emplea el enemigo.

Decía el jefe de Estado Mayor prusiano Moltke que el mejor planeamiento no aguanta los cinco primeros minutos de combate. La realidad es la que manda pero, obviamente, el protocolo hay que sabérselo para poder saltárselo y, si no te lo sabes, te equivocarás siempre.

Tres equipos de formación, con seis instructores y un oficial jefe de equipo de la Brigada de Sanidad están impartiendo cursos intensivos de capacitación sobre Equipos de Protección Individual a personal sanitario del Instituto Carlos III y La Paz que ha trabajado en contacto con pacientes afectados por el virus del ébola. ¿Cómo se están desarrollando los mismos?
Una de las partes en las que nos entrenamos dentro de los planes de preparación en la Brigada de Sanidad es en defensa química, biológica y nuclear, por lo tanto tenemos el equipo en la mano y el entrenamiento siempre actualizado. Hemos aportado a los sanitarios civiles disponibilidad, conocimiento y tranquilidad porque han visto que dominábamos el tema. Lo primero que nos planteamos fue no distorsionar su manera de trabajar. Así pues vimos lo que estaban haciendo e intentamos adaptarnos a sus procedimientos y solo corregirles las debilidades o vulnerabilidades en cuanto a seguridad, sin crear incertidumbre o inquietud.

Estamos contentos porque ha tenido una aceptación tremenda y se ha transmitido tranquilidad. Hemos empleado una técnica para el entrenamiento en ponerse y quitarse el traje consistente en que se impregna el mismo con un polvo que es visible solo con luz ultravioleta, se les deja que se lo quiten (que es dónde está el problema porque ya está contaminado) y si se han tocado, al pasarles la luz ven dónde han cometido el fallo, y lo repiten otra vez. Asimismo, les hemos dado un procedimiento escrito y hemos hecho una lista con los pasos de cómo se quita y cómo se pone, de tal manera que siempre hay que hacerlo entre dos personas: la que se lo está poniendo o quitando y otra enfrente que va indicando los pasos.

Empezamos con estas formaciones en la semana del 6 de octubre y los primeros tres días, que era lo más urgente, porque se trataba del personal que estaba actuando directamente con los enfermos, formamos a unos 350. Ahora estamos dando dos cursos a la semana de dos días y medio cada uno y con 60 personas por curso. Se desarrollan de la siguiente forma: primero una fase de teoría sobre lo que es el equipo, cómo se transmite el virus, etc… ese día por la tarde ya hacemos prácticas y la mañana del último día la dedicamos a realizar técnicas con el traje puesto, por ejemplo coger vías e intubar con los guantes, en definitiva, hacer todo pero con el embarazo que supone el equipo. Al principio formábamos a todo el personal y ahora estamos formando a formadores. Con el personal de la Comunidad de Madrid ya se ha hecho y ahora está acudiendo personal de otras comunidades autónomas.

¿Ha sido este brote una prueba de fuego para la Sanidad Militar?
La prueba de fuego para la Sanidad Militar es el combate, éste ha sido un obstáculo más. Un reto porque estamos en un país del primer mundo y son de esas cosas que uno no se cree que le van a pasar hasta que le pasan. Ha ocurrido y hemos tenido capacidad de respuesta, demostrando que somos capaces de mantener la preparación, explicarlo y transmirtirlo.

Usted es Jefe de la BRISAN desde mayo del año pasado, ¿cuáles son los actuales retos de la unidad?
Los retos son mantener permanentemente tanto un elevado espíritu militar del personal, como la instrucción y la capacidad de respuesta. Somos militares y reconocemos y valoramos lo que han hecho los anteriores pero no podemos estar parados y esto es instrucción, instrucción e instrucción. En la Brigada de Sanidad tenemos una pista de instrucción bastante dura y les digo a los profesores que lo que debemos hacer es conseguir que a nuestros alumnos la realidad les parezca fácil. Es necesario ponerles obstáculos y hacerlo mucho más difícil para que cuando salgan fuera estén tranquilos y sepan hacerlo. Hay que esperar que no ocurra nunca, pero debemos estar preparados para cuando pase.


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