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“España necesita una reserva militar joven y con c...

“España necesita una reserva militar joven y con capacidad de combate”

Verónica Sánchez Moreno

Sargento primero reservista voluntario del Ejército de Tierra, destinado en la Brigada de Infantería Acorazada “Guadarrama” XII y técnico superior en telecomunicaciones, Santiago Carrasco Díaz-Masa, imparte clase en el departamento de formación de la Unidad de Informática y Comunicaciones de la Dirección General de la Policía. Carrasco tiene la condición de reservista voluntario desde febrero de 2005 y, durante ocho años, hasta el pasado mes de noviembre, ha sido presidente de la Asociación ARES de Reservistas Españoles, una organización con presencia nacional que cuenta con unos 600 socios. Ahora que se despide del cargo realizamos con él un repaso de la situación de la reserva voluntaria en España.

¿Cuál es su balance tras ocho años como presidente de ARES?
Desde mi punto de vista muy positivo. Me gustaría pensar que para mis compañeros, la asociación y todos los reservistas voluntarios también. Considero que hemos cumplido una misión, empezamos un grupito de compañeros haciendo una asociación, nueve amigos comiendo en un restaurante y, después de estos años, tenemos una asociación muy grande, con cobertura en todo el territorio na-cional, somos 600 socios y creo que ha merecido la pena. Hemos vivido momentos dulces y otros no tan dulces, ya que los últimos tiempos han sido difíciles. Podríamos hacer una división de los primeros cuatro años más dulces y los últimos más difíciles, debido, fundamentalmente a la crisis económica y a una cierta dejadez por parte de la Administración.

¿Cómo ha evolucionado la reserva voluntaria en estos años?
Ha habido ciertos avances porque el Reglamento de 2011 (en cuya redacción pudimos participar) mejora al de 2003 en ciertos aspectos. Pero en sí, el modelo no ha avanzado mucho, está estancado porque, al desaparecer la Oficina General de Reservistas, que es el principal problema que hemos tenido, no ha habido desde entonces ningún órgano del Ministerio de Defensa que tuviese las competencias generales sobre reserva militar de voluntarios, sino que éstas están dispersas entre los cuarteles generales, la Dirección General de Reclutamiento, la Dirección General de Personal y la Dirección General de Relaciones Institucionales. No hay un órgano que aglutine la política de Defensa en materia de reserva militar, con lo cual nadie se ha ocupado.

En este último año se constituyó una subcomisión dentro de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados para, precisamente, estudiar y reformar el modelo de reserva voluntaria. Hemos estado allí y hemos aportado una serie de ideas que me consta que han sido bien acogidas por todos los grupos parlamentarios que participaban en la subcomisión, puesto que hay un borrador que obliga a que se retome en la nueva legislatura para darle continuidad a este documento. Luego, algo se ha avanzado, pero ha sido a nivel parlamentario, no ministerial.

Dentro de esta subcomisión ¿el convencimiento de que hay que cambiar el modelo es total?
Yo diría que sí, al menos el día que comparecí en representación de ARES ante la subcomisión me pareció que lo tenían claro. Expusimos en lo que, a nuestro juicio, el modelo falla, y algunas pro-puestas de mejora que fueron bastante bien acogidas. Si en algo coincidían los representantes del Grupo Popular, del Grupo Socialista, de Convergencia y del Grupo de Izquierda Plural era en que el modelo de reserva que tenemos no funciona y además no cumple con el objetivo de Defensa, que tendría que ser complementar el contingente regular de soldados profesionales. Todos tienen claro que hay que cambiar el modelo, lo que no sé es si están de acuerdo en el que quieren.

El año pasado se cambió el Reglamento de Reservistas de las Fuerzas Armadas para que no fuese necesario haber sido activado para obtener la concesión de ampliación del compromiso, algo por lo que habían estado luchando mucho.
Fue complicado, aunque el cambio no era ningún disparate, porque se exigían unos requisitos para renovar el compromiso que eran de imposible cumplimiento por culpa de la propia Administración. No existía la posibilidad por parte del ciudadano de cumplir con los requisitos administrativos. Afortunadamente se pudo solventar, hicimos muchos informes legales y jurídicos y el Ministerio de Defensa siempre estuvo de acuerdo con solucionar esta situación, lo que costó un poco fue plasmarlo en la disposición adicional de una ley.

No obstante, hay un asunto que todavía nos ocupa y que está sin resolver que es que, en ese período de tiempo antes de modificar el Reglamento, se expulsó a unos 60 compañeros que no cumplían con la condición de tiempo de activación y no han sido recuperados. Es gente que no renovó la condición de reservista voluntario por culpa de la Administración y no se les ha dado la posibilidad de reingresar. Además, fueron expulsados con deshonor, perdiendo los derechos de los reservistas honoríficos, y no pudiendo hacer cosas tan elementales como ir de uniforme un día a la patrona de su unidad, que es algo más moral que práctico. Había una cierta voluntad de solucionar esta situación por parte de algunos oficiales de la Subdirección General de Reclutamiento pero, con el tiempo, éstos se han ido marchando a otros destinos y parece que los que hay ahora no tienen demasiado interés por resolverlo.

¿Qué le parece la Orden Ministerial del 20 de noviembre por la que los reservistas voluntarios de Sanidad pueden participar en todas las misiones en el extranjero de las Fuerzas Armadas?
Hago una doble lectura de esto. La primera es de satisfacción, porque con esta norma se permite que el Ministerio de Defensa pueda incorporar reservistas del Cuerpo Militar de Sanidad según lo necesite. Me parece algo fundamental y elemental para las necesidades de la Defensa Nacional. Dotar a ésta de médicos y enfermeros me parece algo básico, dentro y fuera del territorio nacional. Y la segunda es que me pregunto por qué no se autoriza con carácter general que cualquier reservista, por necesidades de la defensa nacional, pueda incorporarse a misiones en el extranjero. No estoy diciendo que todo el mundo tenga que ir, ni que esté capacitado, ni que sea necesario, pero si, en el futuro, hace falta cualquier otro profesional que no sea sanitario tendrán que redactar una instrucción, por lo tanto sería lógico que se redactase una instrucción para cualquier reservista y no solo para los sanitarios. Me parece que es una forma innecesaria de ponerse límites, ya que puede que mañana se necesite enviar a una misión a otros tipos de especialistas que no sean médicos.

El I Seminario de Reservistas Voluntarios celebrado en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) en el mes de junio, ¿qué supuso?
Hay que mirar a los países de nuestro entorno, a nuestros aliados, que le prestan una especial atención a la generación adicional de recursos humanos para la Defensa y que tienen permanentemente grupos de estudio de cómo abordarlo. Países como Holanda o Inglaterra tienen comisiones permanentes en las Fuerzas Amadas que se reúnen con agentes sociales, empresarios… tratando de favorecer la incorporación de reservistas en las Fuerzas Armadas.

Intervención de Santiago Carrasco en el I Seminario de Reserva Voluntaria

Intervención de Santiago Carrasco en el I Seminario de Reservistas Voluntarios

El seminario creo que ha sido un primer paso hacia esto. Tengo entendido que el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) pretende que se realice todos los años y creo que el CESEDEN, como la más alta instancia a nivel de formación militar, es el foro adecuado. Este año ha sido una primera toma de contacto y puesta en común de la situación en la que nos encontramos. Si se sigue realizando anualmente hay que esperar que sean más ambiciosos y propongan ideas de mejora del modelo.

Mucha gente no sabe qué es ser reservista voluntario y por qué son necesarios en España, ¿puede explicárselo?
Después de 12 años de reserva militar voluntaria en España no solo no se conoce en la sociedad, es que no se conoce ni en la propia administración pública, ni el seno de las Fuerzas Armadas. El Mi-nisterio de Defensa debería dar a conocer dentro de las propias Fuerzas Armadas lo que es la reserva militar de voluntarios y hacer un esfuerzo en el resto de administraciones públicas. Así pues, el Ministerio de Administraciones Públicas es la vía para que el Ministerio de Defensa difunda a todas las administraciones públicas nacionales, autonómicas y locales que existe la reserva militar de vo-luntarios y lo que es. Después ya podemos pretender llevarlo a las universidades, los centros de secundaria o las empresas, pero hay que empezar por las fuerzas Armadas.

Por otro lado, si tuviera que aconsejar a un familiar mío para hacerse reservista lo primero que le diría es que tiene que gustarte todo lo relacionado con cuestiones de seguridad y defensa y, en concreto, con la milicia. Pero debe tener en cuenta que, con la legislación española, no hay beneficio por ser reservista. No hay ventajas económicas ya que solo te pagan el sueldo cuando estás activado, y no completo, tampoco hay beneficios sociales y los reservistas ni siquiera tenemos prestigio social, ya que, más allá de tu círculo más cercano, decir que eres reservista voluntario es señalarte como una suerte de personaje curioso al que le gusta jugar a soldados. El único beneficio es el de sentirte orgulloso de formar parte de las Fuerzas Armadas y colaborar en la Defensa Nacional.

Pese a todo lo anterior, la reserva voluntaria es absolutamente necesaria. Los primeros que tienen que convencerse de que no tendrán unas Fuerzas Armadas absolutamente profesionales mientras no dispongan de un contingente de reserva en condiciones son los militares. Cuando existía el servicio militar obligatorio había una relación de la sociedad civil con las Fuerzas Armadas a través de éste. Pero ahora la única forma de conectar ejército y sociedad son los reservistas voluntarios. Además, la propia dimensión de las Fuerzas Armadas hace absolutamente necesario tener un contingente de reserva instruido, capaz de incorporarse con unas mínimas garantías cuando se produce una situación de crisis. No hay Fuerzas Armadas profesionales sino hay un contingente de reserva y ahora no le hay.

¿Cómo sería para usted la reserva voluntaria ideal?
ARES ha realizado una propuesta a la subcomisión de Defensa con unos puntos básicos respecto al modelo. El primero de ellos es que el contingente de reserva para la dimensión de las Fuerzas Ar-madas españolas debería ser de entre 20.000 y 25.000 efectivos. Asimismo, es necesario invertir la pirámide de la reserva militar de voluntarios que ahora mismo está compuesta por un mayor número de oficiales que de suboficiales y, a su vez, mayor número que de tropa. Esto se debe a que el modelo que tenemos es de especialistas, gente con carrera universitaria, máster, varios idiomas y una gran experiencia profesional, lo que hace que los reservistas sean fundamentalmente oficiales y suboficiales mayores, cuando las necesidades de la Defensa Nacional son otras. Es necesario cam-biar el modelo para que los reservistas voluntarios estén adscritos a especialidades fundamentales y haya una pirámide similar a la de las Fuerzas Armadas profesionales, instruyendo a reservistas con capacidad de combatir y mucho más jóvenes.

Para ello, lo primero que hay que reformar es el propio sistema de selección de reservistas que, ahora mismo, prima a la gente que hizo el servicio militar obligatorio, es decir, mayores y hombres. Nosotros proponemos lo contrario: una reserva militar donde se recluten chavales jóvenes con ca-pacidad de combatir a través de incentivos para ser tropa. Es un modelo completamente distinto al que tenemos. Hay que tener en cuenta que, en caso de grave crisis, ahora mismo habría que esperar entre cuatro y seis meses para reclutar e instruir a 25.000 jóvenes y eso, estratégicamente, es un desastre.

A corto plazo, ¿cuáles son los retos de futuro para la reserva voluntaria?
El cambio que proponemos es ambicioso pero completamente factible y así lo vieron los parlamentarios en la subcomisión de Defensa. Mientras esto se lleva o no a cabo, vamos hacia el desastre, hacia la desaparición de la reserva militar voluntaria, porque todos los años se producen más bajas que altas. Y además la gente que entra está muy preparada, con unos perfiles profesionales estupen-dos, pero gente mayor y todos cuadros de mando. La última convocatoria fue de dudosa legalidad ya que, para algunas de las plazas, se exigían doctorados, algo que se puede poner como mérito en la plaza, pero no como condición de acceso, ya que, según la legislación española en materia de función pública, para ser oficial se tiene que exigir solo un título universitario. El resultado es que hay una convocatoria de gente superespecializada y mayores. No hay gente joven y yo me pregunto de donde van a sacarlos cuando hagan falta.

Últimamente en los medios de comunicación se dice que Francia va a pedir a España sustituirle en el Sahel. Es imposible, España no puede tener a 5.000 combatientes permanentemente desplegados y de manera indefinida. No tenemos esa capacidad, sería imposible. España participa en muchas misiones en todo el mundo y ya lo dijo el JEMAD el año pasado, tenemos la capacidad de movilizar entre todos los ejércitos 10.000 efectivos pero, ¿durante cuánto tiempo? porque hay que hacer rotaciones. Creo que España debe dotarse de un contingente de reserva que sea capaz de complementar-lo y hoy por hoy no lo tenemos.

¿Por qué deberían asociarse los reservistas voluntarios?
La Ley de la Carrera Militar y el Reglamento de Reservistas de las Fuerzas Armadas establecen cual tiene que ser nuestra actividad, luego las asociaciones lo pueden poner más o menos bonito en unos estatutos y pueden ser más o menos imaginativas en las actividades que desarrollan.

Hay gente que piensa que ARES es una asociación profesional y no tenemos nada que ver porque el reservista voluntario, cuando está activado, es un militar como otro cualquiera y sus intereses ya están representados por las asociaciones profesionales. Mientras que cuando está en situación de disponible, que es la mayoría del tiempo, las asociaciones de reservistas son las que se ocupan de tener al reservista voluntario “enganchado”, informado de lo que pasa así como de las novedades legislativas, también hacen cursos de formación, actividades culturales o competiciones deportivas. Es fundamental porque pensemos que un reservista voluntario, con suerte, se activa dos semanas al año y el resto del tiempo la única vinculación que tiene con las FAS es su asociación. Las asocia-ciones de reservistas son absolutamente necesarias y el legislador así lo entiende cuando lo pone en la Ley de la Carrera Militar y en el Reglamento. Además, el propio Ministerio de Defensa acude a nosotros muchas veces para pedir apoyo en la organización de alguna actividad. Creo que no asociarse es un error.

Después de ocho años al frente de ARES, ¿se va feliz?
En esta ocasión no me he presentado para ser elegido presidente porque creo que ocho años es una cantidad de tiempo razonable para que una persona dé de sí lo que tiene por algo en lo que cree. Me parece que es el momento de dar un paso atrás y dejar a alguien que esté más motivado, con nuevas ideas y ganas de hacer cosas. Además va a haber cambio de Gobierno y caras nuevas, por lo que es bueno que haya una cara nueva en la asociación. Me he ido porque creo que es el momento y porque, además, tengo algunos proyectos profesionales y familiares que requieren más tiempo. Creo que la gente sabrá entenderlo. Y no voy a desaparecer, solo doy un paso atrás, ya que continúo siendo socio y parte de la Junta Directiva.

El nuevo presidente de ARES, Francisco de Ascanio, es un oficial del Ejército del Aire culto, con gran formación y una dilatada experiencia profesional, así como con una enorme capacidad organi-zativa y don de gentes. Estoy muy contento de que los socios lo hayan elegido presidente porque creo que es la persona ideal para presidir la asociación y que, con él, ARES va a crecer.

Yo me voy con la enorme satisfacción del deber cumplido. Con la ayuda de mi Junta Directiva, que es fundamental, hemos creado de cero una asociación de 600 socios, con cobertura nacional y un prestigio en las Fuerzas Armadas ganado a pulso. Me voy feliz porque hemos hecho un gran trabajo y porque, además, la asociación queda en las mejores manos.

¿Qué ha supuesto para usted que sus compañeros de la Junta Directiva de ARES le hayan nombrado por unanimidad Presidente de Honor?
La verdad es que me dio un poco de rubor cuando lo propusieron varios compañeros de la Junta Directiva tras elegir a Francisco de Ascanio como nuevo presidente. Francamente soy un poco tími-do y me da vergüenza cuando alguien habla bien de mi estando yo delante. Pero lo cierto es que supone para mí un enorme honor ya que, mucho más allá del nombramiento y lo bien que suena el título, me hace sentir la satisfacción de que mis compañeros me aprecian y valoran el trabajo que hemos hecho juntos, porque, obviamente, solo no habría hecho nada y a ellos les corresponde el mérito.


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