El proyecto de transformación de las Fuerzas Armadas españolas sigue adelante para adaptarse a unos escenarios cada vez más dinámicos e inestables y con el objetivo de hacer frente a las nuevas amenazas que han ido apareciendo a lo largo de los últimos años.

Con este horizonte en mente se han llevado a cabo importantes modificaciones en la estructura  de las FAS, con objeto de favorecer la calidad, la eliminación de duplicidades, la agilidad, el análisis integra, así como el ahorro de tiempo y personal. Algunas de las más recientes se han centrado en el refuerzo del Estado Mayor Conjunto (EMACON) y la creación del Mando Conjunto del Ciberespacio, que sustituirá al hasta ahora conocido como Mando Conjunto de Ciberdefensa.

El Real Decreto 521/2020, de 19 de mayo, emitido por el Ministerio de Defensa y por el que se establece la organización básica de las Fuerzas Armadas, viene a sustituir a la norma anterior que se encontraba en vigor desde 2014.

Por lo que respecta al ámbito organizativo de los Ejércitos y la Armada, se ha mantenido una estructura básica homogénea, pero dotada de un alto grado de agilidad y flexibilidad, necesarios para garantizar la eficacia, economía de medios y versatilidad suficientes que permitan adaptarse en todo momento a cualquier circunstancia sobrevenida.

Con esta nueva disposición se persigue el refuerzo del Estado Mayor Conjunto para configurarlo como principal órgano de apoyo y asesoramiento político-militar del Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). A tal efecto, las unidades y jefaturas de carácter conjunto o unificado, que hasta el momento se enmarcaban en la Jefatura de Apoyo para la Acción Conjunta, quedan desde ahora encuadradas directamente en el Estado Mayor Conjunto (Jefatura de Sanidad Operativa, Jefatura de Sistemas de Información y Telecomunicaciones, Unidad de Verificación Española y Célula Nacional contra Artefactos Explosivos Improvisados).

Entre las novedades recogidas en la norma también se hace referencia a la Unidad Militar de Emergencias (UME), dependiente orgánicamente de la persona titular del Ministerio de Defensa, que a su vez será la encargada de dictar las normas que regulen la organización y el funcionamiento de esta unidad en el ámbito del Departamento.

No obstante, el articulado también recoge que, sin perjuicio de lo anterior, el Jefe de Estado Mayor de la Defensa podrá ejercer sobre la UME aquellas competencias que, con arreglo a lo dispuesto en la normativa, se le atribuyen en los supuestos relacionados de conducción de operaciones militares que contribuyan a la seguridad y defensa de España y sus aliados.

En esta misma línea se enmarca la creación del Mando Conjunto del Ciberespacio. Las novedades van mucho más allá de la nueva nomenclatura y guardan relación directa con la nueva era digital que estamos viviendo. El proceso de transformación supone un incremento tanto en medios como en capacidades a la hora de adecuarse a los nuevos modelos de gestión y distribución de la información, así como la mejora de la eficacia y la agilidad interna.

El enfoque planteado por el Ministerio de Defensa en el entorno cibernético ha puesto énfasis en el conocimiento como principal recurso a disposición de la organización, de ahí que se persiga impulsar el desarrollo tanto de las capacidades como del talento del personal militar que está al frente, con el fin de aprovechar al máximo las nuevas tecnologías y de este modo mantenerse en la vanguardia digital.

Según fuentes del Ministerio, este proyecto se encuentra todavía en una fase muy temprana y pendiente de continuar su desarrollo empleando para ello las instalaciones del hasta ahora Mando Conjunto de Ciberdefenta (MCCD) localizado en la Base de Retamares. El MCCD es el órgano de la estructura operativa, subordinado al JEMAD, responsable del planeamiento y la ejecución de las acciones relativas a la ciberdefensa  en las redes y sistemas de información y telecomunicaciones del Ministerio de Defensa, así como de aquellas otras que le hayan sido encomendadas. Además sería uno de los organismos encargados de contribuir a la respuesta adecuada en el ciberespacio ante amenazas o agresiones que pudieran afectar a la Defensa Nacional.

Este enfoque ha puesto mucho énfasis en la potenciación de capacidades relacionadas con las transmisiones y los sistemas de comunicación, con el objetivo de hacer frente a las principales amenazas que definen este nuevo espacio de batalla.