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«En ocasiones la diferencia entre el bien y el mal...

«En ocasiones la diferencia entre el bien y el mal es sencillamente donde naces»

Nuestro amigo y colaborador, César Pintado Rodríguez, nos presenta su novela más reciente, “El Califato”. Una historia que nos adentra en la psique y las vidas de un veterano legionario en los últimos compases de su vida militar, una piloto de drones cuyo día a día amenaza con engullirla y un antiguo insurgente obligado a lidiar una vez más con su lado más oscuro.

César Pintado (Murcia, 1973) es profesor del Campus Internacional de Seguridad y Defensa, y autor de más de 150 artículos en medios como Revista Ejército, El Instituto Español de Estudios Estratégicos, Revista Atenea o Small Wars Journal. También colabora como analista en el Estado Mayor de la Defensa con el empleo de capitán de la reserva. Su trayectoria como novelista incluye Plenos Poderes, Echo Sierra, La Lluvia de Alá, Adiós Yugoslavia, Azul y Gris y Sahel.

¿Cómo lo describiría y de dónde surgió la idea de escribir el «El Califato»?

Precisamente la idea se la debo a CISDE, y más concretamente a Juan Carlos Estarellas. En 2015, mientras realizaba el curso de lengua árabe operativa que imparte en el campus, tuve la oportunidad de leer su libro «Objetivo de inteligencia: Infiltrar Al Qaeda», en el que se habla del programa «Penny Lane» de la CIA. Se trataba de un programa para el reclutamiento de antiguos miembros de Al Qaeda, presos en Guantánamo, en el que se evaluaba su disposición para colaborar, acceder a determinada información y en definitiva sus capacidades, con el objetivo de volver a infiltrarlos en Al Qaeda. Finalmente, el programa no tuvo éxito, pero ahí quedó la idea y ese fue el germen de la novela, la idea primigenia de esta historia

¿Aproximadamente de cuánto tiempo estamos hablando?

Se trata de una novela con una gestación muy larga. Hay que tener en cuenta que entre la idea original y su primera publicación han transcurrido 7 años, iniciando alrededor de 2016 o 2018. Posteriormente me vi obligado a abandonarlo durante un tiempo y creo que no lo retomé hasta los últimos compases de 2020. Sin embargo, ateniéndonos a tiempo de trabajo efectivo diría que el proceso se prolongó durante aproximadamente un semestre.

La profundidad de los personajes invita a pensar que estamos tratando con personas que realmente podrían existir. ¿Están inspirados en personajes reales o que haya podido conocer a lo largo de su trayectoria?

Conviene aclarar que se trata de personajes totalmente ficticios que no están inspirados en ninguna persona real. Cabe puntualizar que el legionario Fran González existe, y su ayuda fue fundamental en el proceso de documentación sobre ciertos aspectos de la vida legionaria y relacionados con ese personaje en particular. En este caso le solicité permiso para tomar prestado su nombre, y el Fran González de la novela también es de Mallorca. Sin embargo, hasta ahí los paralelismos, el resto es totalmente ficticio.

Como en este caso, puedes tomar elementos o rasgos prestados, pero siempre he procurado contar con el conocimiento y consentimiento de la persona. Sin embargo, no me siento inclinado a construir alter egos, tomando como referencia a una persona real y a partir de ahí construir un relato. Ciertamente puede ocurrir que a la hora de escribir el subconsciente se imponga y un determinado personaje guarde singular parecido con cierto profesor que te suspendió, en lo que puede parecer alguna forma de venganza freudiana, pero en tal caso hablaríamos de algo totalmente inintencionado.

En muchos aspectos los protagonistas son atípicos, tienen sus luces y sombras, pero da la sensación de que estas últimas se alargan peligrosamente amenazando con engullirles. Fran por ejemplo dista en algunos aspectos de ser el típico Legionario que puede persistir en el imaginario. Se decía de hecho en uno de los fragmentos algo así como «no era un legionario del siglo XXI» más recuerda a un templario del siglo XXI… ¿Era la idea a la hora de diseñarlo?

Efectivamente es un hombre fuera de su tiempo. Puede persistir la imagen arquetípica del legionario, pendenciero o camorrista, sin embargo, Fran es alguien que un determinado momento vital y guiado por sus propias circunstancias escoge ese camino, pero en realidad tratamos con un personaje que se sentiría más a sus anchas en el siglo XIII siendo templario que en la actualidad siendo legionario. Fran vive y muere según ese código, digamos de samurái, esa cualidad de monje-soldado que es totalmente inadecuada para vivir en la época con la que le ha tocado bregar.

Con Knowles me ha sucedido algo que me suele pasar con todas aquellas personas que tienen en sus manos (directa o indirectamente) un cierto poder sobre la vida de otros. Solemos dar por hecho que aquellos que tienen que pulsar el botón, apretar el gatillo, siempre están al 100%, son las personas indicadas y si algo sale mal se deberá seguramente a factores externos. ¿Cómo se pone uno en la piel de este tipo de profesionales y que puedes contarnos de ella?

Me alegra que me hagas esa pregunta. A pesar de que en otras novelas también he profundizado psicológicamente en los personajes, digamos que en este caso he tenido la oportunidad de ahondar en la psique de cada uno, en sus miedos y debilidades, poniendo en primer plano ese diálogo interno que todos llevamos por dentro.

Knowles se cuestiona a sí misma, preguntándose cómo ha llegado a esa situación en la que todos los aspectos de su vida parecen desbordarla mientras lucha por mantenerse a flote. Si lo comparamos con el proceso creativo de Fran, el caso de Knowles supuso un reto particularmente complejo. Mientras que Fran es un hombre, en un momento vital con el que puedo identificarme más fácilmente y teniendo en cuenta que conozco mejor los avatares del ejército español, ponerse en la piel de una piloto de drones cuyo día a día es neutralizar terroristas desde la Base de Creech, en el desierto de nevada, fue todo un desafío.

Tuve que documentarme más a fondo, leyendo múltiples artículos y libros para tratar de captar las sensaciones que experimenta ese piloto de drones, cómo transcurre día a día, las presiones a las que se ve sometido, sus problemas y dificultades. Puede parecernos que estas personas no sienten ni padecen porque hacen la guerra «sin peligro”, sin embargo, el precio psicológico que pagan es altísimo.

Existe una diferencia fundamental entre lanzar un misil desde un caza de combate y hacerlo desde un dron. Mientras que el piloto de caza dispara y como mucho es consciente de haber acertado o errado el tiro, el piloto de dron tiene que cargar con el análisis de la situación, con las imágenes de los restos, los cuerpos y el caos desatado, por lo que el desgaste psicológico es mucho mayor.

A Salim le mueve un objetivo tan poderoso como es la familia. Sin embargo, tiene un nexo con uno de los líderes terroristas más famosos de los últimos tiempos. ¿Qué nos puedes contar de este enigmático personaje?

Shalim se ve obligado a tomar una decisión muy difícil y tiene que aprovechar los recursos de que dispone, su pasado, sus contactos para lograr ese objetivo y proteger aquello que le importa. Tiene que infiltrarse en el estado islámico y ello le supone un descenso a los infiernos, pero debe resistir a cualquier precio afrontando situaciones verdaderamente dramáticas en las que su voluntad y su propia naturaleza son puestas a prueba.

En ocasiones me preguntan si en mis novelas hay amor. Shalim es solamente un ejemplo de ese amor, de esa fuerza que le impulsa para salvar a sus seres queridos. Pero también se puede apreciar en Knowles, luchando por mantener a su hijo mientras hace frente a las secuelas de un trabajo que la está matando. Fran por su parte refleja el amor fraternal, hacia sus compañeros. No hablamos de una historia romántica, pues no es lo que nos ocupa, pero no hay duda de que existe un componente emocional que guía a los tres protagonistas.

Sus novelas destacan por una lectura precisa en la que abunda información detallada sobre el trasfondo de la trama. ¿Cómo aborda este proceso de documentación y creación?

No es extraño que en ocasiones comience antes con el proceso de documentación que con la propia novela. La idea primigenia te puede llegar de la forma más insospechada, sencillamente leyendo o escribiendo un artículo sobre una temática particular, de ahí conectar con otra e ir tomando forma hasta alcanzar la representación final. A partir de ahí uno va definiendo las necesidades de investigación, desde las más generales a las más específicas. Puede parecer un trabajo laborioso, y ciertamente lo es, conocer las capacidades especiales de un carro de combate ruso T90, su velocidad máxima o su autonomía, pero al fin y al cabo son estos detalles los que aportan solidez al relato.

Los militares de la novela atraviesan situaciones con las que muchos miembros de la milicia pueden sentirse comprensiblemente identificados, las demandas y el coste físico o psicológico que llevan aparejadas las operaciones, la incertidumbre tras dar por concluidos tantos años de servicio y enfrentarse de nuevo a la vida civil, son solamente algunos ejemplos de inquietudes reales que a día de hoy comparten muchos hombres y mujeres en las Fuerzas Armadas. ¿Más allá de contribuir a la complejidad de los personajes, perseguía visibilizar tales realidades?

Lo que realmente persigo es ilustrar las preocupaciones que, por ejemplo, puede experimentar un legionario que entra en la cuarentena o esos costes que lleva aparejada la profesión y que muchas veces no se ven a simple vista.  En ese sentido me sentiría muy satisfecho de poder aportar algo a través de mis novelas y tener la suficiente repercusión para visibilizar ese tipo de circunstancias.

La trama está a la altura de cualquiera de las que hemos podido disfrutar en superproducciones que han sido llevadas a la gran pantalla. ¿Le gustaría ver su obra llevada al cine?

A nadie le amarga un dulce y por supuesto que me gustaría. Se trata de una posibilidad que está contemplada en mi contrato de edición, como tantas otras cuestiones, pero por el momento no hay perspectivas a corto plazo. Próximamente vamos a publicar la novela en Francia y, nunca se sabe, si se da el caso bienvenido sea.

Programas reales de la CIA, emplazamientos y bases militares que todavía permanecen operativos, enemigos auténticos, teatros de operaciones y enclaves estratégicos que continúan siendo polvorines sensibles a la aparición de nuevos grupos armados o profetas de una máquina de guerra. ¿Cómo es el proceso de conjugar ficción y realidad?

Depende del enfoque. Cuanta más historia tiene el relato, más se reduce el margen de maniobra. Por una parte, esto facilita el proceso creativo en la medida en que no tienes la necesidad de generar un universo de la nada, a la manera de George R.R. Martin o Tolkien, lo que supone un trabajo considerable. En este género en particular partimos de la realidad y a partir de ahí trato de construir la narración e intento ser fiel a la realidad en la medida de lo posible, respetando unos parámetros mínimos. Al escribir siento esa inquietud a la hora de profundizar en los hechos, ordenar la información y tratar de transmitirla de la forma más fidedigna.

En mi primera novela imaginaba la muerte de Bin Laden, tres años antes de que tuviera lugar en la realidad. No se trata tanto de ser Nostradamus como de imaginar un relato que al cabo del tiempo puede materializarse en la realidad atendiendo a diferentes factores, en este caso la colaboración de la inteligencia militar y civil, la preparación de una unidad específica para acometer la misión, la unidad aérea encargada del transporte, etc.

En mi segundo libro, Echo Sierra, trataríamos con una misión totalmente diferente, en el marco de un futuro distópico, con una Somalia en la que el Estado ha desaparecido, vemos como se impone un régimen islamista a modo de «Protoestado Islámico». Ciertamente es agradable contar con ese margen y libertad de creación, es una experiencia diferente pero muy divertida.

La novela que me ofreció menor margen fue Adiós Yugoslavia. Se trata de la historia de un oficial de la inteligencia militar francesa que se vio inmerso en un caso de espionaje. El telón de fondo era la caída del régimen de Milosevic y es en ese escenario en el que tienes que situar un personaje y mover a un personaje ficticio.

A lo largo de sus más de 300 páginas la novela rompe con numerosos tópicos y algunos tabúes relacionados no solamente con las Fuerzas Armadas y su personal, también con estereotipos culturales y sociales que afectan directa o indirectamente a los personajes. ¿Esas distorsiones siguen siendo un «enemigo» peligroso en la actualidad?

Efectivamente. En la medida de lo posible huyo de cualquier tipo de etiqueta y estereotipo, pero tampoco debemos llevarnos a engaño. Cada uno es hijo de una época, su entorno y nadie está libre de sesgos. La objetividad absoluta no es posible, pero a la hora de escribir tenemos que ser conscientes de esas debilidades y tratar de conservar esa introspección, ese espíritu autocrítico y respetar el mayor rigor intelectual posible, partiendo de la base de que en cada alma hay un germen de miseria y que en ocasiones la diferencia entre el bueno y el malo es sencillamente donde has nacido, las cartas que te han tocado y las decisiones que tienes que tomar. Sin que sirva de justificación, muchos de los yihadistas que integran las filas terroristas, si hubieran nacido en Murcia en lugar de Gao, perfectamente podrían haber optado por ingresar en las Fuerzas Armadas. Sin embargo, el joven de Gao no tiene el lujo de poder elegir y aunque cada cual es responsable de sus actores y decisiones, las cartas con las que nos ha tocado jugar la partida no son siempre las mismas.

Efectivos rusos también cuentan con un pequeño papel dentro de la trama. ¿Podrían protagonizar la próxima entrega o todavía es pronto para hablar de un nuevo proyecto?

La respuesta es un rotundo sí. No voy a hacer «spoilers», pero te puedo confirmar que el siguiente proyecto ya está en marcha, y únicamente puedo adelantaros que profundiza en el mundo de mercenariado ruso.

Y por último ¿Qué consejo le darías a los escritores noveles?

Que no se dejen el otro trabajo.

Muchas gracias César y suerte con tu nuevo proyecto.

 

 


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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