LEYENDO

Las vicisitudes de los hombres de la División del ...

Las vicisitudes de los hombres de la División del Norte

Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).

Las vicisitudes sufridas por las diferentes unidades de la División del Norte fueron muy distintas en cada uno de los lugares donde se establecieron de guarnición.

En Jutlandia, Kindelán, que desde el principio tomó partido por los franceses, consiguió que jurasen las tropas a su mando, haciéndoles creer que las demás lo habían prestado ya, si bien costó gran trabajo, produciéndose un grave escándalo.

En Seeland, los Regimientos Asturias y Guadalajara, que habían tenido noticias de los sucesos de España, se negaron a jurar y se sublevaron, atacando a los franceses y causando la muerte de un oficial. Luego marcharon sobre Copenhague, pero por el camino fueron interceptados por los franceses y obligados a deponer las armas.

Ambos regimientos fueron conducidos prisioneros a Francia, y con ellos se organizó, en Avignon, por decreto imperial del 11 de Enero de 1809, fechado en Chamartín, el Regimiento Español de José I, y aunque el objeto era traerlo a España, de desistió de ello temiendo que acabarían desertando y uniéndose a los que luchaban para expulsar a los invasores franceses de nuestra Patria. El Emperador decidió enviar un batallón a Flandes y otro a Dalmacia, reuniéndolos ambos en Holanda en 1811, incorporándolos luego como Regimiento a la División Friant, que tomo parte en la campaña de Rusia, formando en la vanguardia hasta llegar a Moscú, siendo los españoles del Regimiento José I (1), los primeros en entrar en Moscú en Septiembre de 1812. Tras ordenar Napoleón la retirada de Rusia, los españoles pasaron a formar parte de la retaguardia de la Gran Armeé, hostigada constantemente por las fuerzas del Ejército del Zar.

Durante la retirada, unos 2.000 españoles desertaron y se unieron al ejército ruso; otorgándoles en Zar la posibilidad de combatir con los Regimientos de Cosacos del Ejército Imperial. Los españoles integraron el Regimiento Imperial Zar Alejandro I, que estuvo bajo el mando del teniente coronel O’Donell. Aunque el Regimiento no combatió, se mantuvo como guardia imperial de honor de la Zarina y la Reina Madre, hasta el 4 de Octubre de 1814, fecha en la que sería embarcado y transportado hacia España, donde sería desembarcado en Santander.

En Fionia y Langeland, La Romana trató de ganar tiempo. Sabía que la tropa era reacia a jurar y que se podían producir motines, lo que hubiese comprometido el plan de evasión; así pues, unos juraron sin dar los vivas ordenados; los artilleros juraron lo que jurasen sus oficiales; los zapadores se negaron rotundamente a hacerlo; los dragones de Almansa interrumpieron la lectura de la orden con los gritos de ¡Viva España! ¡Muera Napoleón! y al amenazarles con un castigo ejemplar rompieron filas en el mayor desorden.

Al ir a jurar el Regimiento de la Princesa, por un movimiento no se sabe si convenido o espontáneo, oficiales y tropa se agruparon alrededor de la bandera y fijando en ella la vista permanecieron así largo rato en el silencio más profundo, que no dejaba por esto de ser muy elocuente. A pesar de todo, se leyó la orden y se dieron las voces para hacer las descargas prevenidas; mas en lugar de obedecerlas, los soldados, con asombro general, descansaron las armas tan silenciosos y resueltos como antes. Su coronel el conde de San Román pudo al fin hacerse obedecer; pero toda la noche siguieron disparando sus fusiles al aire con la algazara y desorden consiguientes y en son de mofa.

Bernadotte conminó a La Romana mediante un ultimátum a que hiciese jurar a sus tropas inmediatamente. Pero La Romana había recibido información fidedigna en la que se aseguraba que los ingleses tenían dispuestos los buques para embarcar toda la «División del Norte»; por ello, impartió órdenes a todas las guarniciones para que se concentraran en Nyborg a fin de proceder a su embarque.

Con los Regimientos de la Princesa (dos batallones), Voluntarios de Barcelona (dos compañías), dos Escuadrones del Regimiento de Almansa y la artillería a caballo, se apoderó de Nyborg. Los ingleses, tras un encarnizado combate con los daneses, desembarcaron en la plaza y, después de conferenciar con La Romana, decidieron el traslado a la isla de Langeland de las tropas; en ésta sería efectuado el embarque de las restantes. El Regimiento de Caballería Algarve fue hecho prisionero cuando intentaba cruzar el Pequeño Belt.

En Langeland se habían concentrado ya los Dragones de Villaviciosa y el batallón Ligero de Barcelona y, un poco más tarde, el Ligero de Cataluña, efectivos que se apoderaron de toda la isla; La Romana y sus tropas pudieron desembarcar con total tranquilidad. Había conseguido reunir las fuerzas restantes el 13 de Agosto; algunos cuerpos habían tenido que recorrer 18 leguas en 21 horas para unirse al cuartel general.

El 21 de Agosto, el almirante británico Sir James Saumarez y su escuadra ancló frente a la costa oriental de Langeland, donde embarcaron los 9.000 hombres que había conseguido reunir el de La Romana, sin abandonar más que los caballos que no podían transportarse, y salvándose toda la artillería (25 piezas). A continuación zarparon con rumbo a Goteborg, en la costa de Suecia.

El 12 de Septiembre, los 9.000 españoles fueron embarcados en 37 buques enviados por la Gran Bretaña, y zarparon con destino a La Coruña; no obstante, debido al mal tiempo, arribaron a Santoña y Santander, el 8 de Octubre.

———————————————————————————————————————————————————————————————————————————

(1) Es posible que en esta unidad u otras similares se concentraran todos o la mayor parte de los soldados españoles que no habían podido evadirse para reintegrarse a España, y cuyo número se podría elevar, según las diferentes fuentes, hasta los 5.000 hombres.


ARTÍCULOS RELACIONADOS