LEYENDO

El Ejército en la Guerra de la Independencia: de l...

El Ejército en la Guerra de la Independencia: de la nobleza al pueblo llano

Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).

Como consecuencia de la creación de un ejército de masas, necesario para atender a las necesidades de la Guerra de la Independencia, por Decreto de 17 de Agosto de 1811, se abrieron las Academias Militares a los jóvenes de las clases medias, rompiendo así el exclusivismo existente hasta entonces a favor de la nobleza.

Por otra parte, la legalización de las guerrillas, efectuada por la Junta Central, la Regencia y las Cortes, permitieron que un gran número de militares de procedencia popular, entre ellos los más famosos jefes guerrilleros, llegaran al generalato y desempeñasen mandos militares y territoriales de suma importancia. En consecuencia, las clases medias y el pueblo irrumpieron en los cuadros de oficiales y no se resignarían a abandonarlos.

Por otra parte, las relaciones mantenidas por los oficiales españoles con los militares ingleses, permitieron la transmisión de las ideas liberales a las filas hispanas; a su vez no pocos militares españoles que permanecieron prisioneros en Francia durante años, recibieron un fuerte influjo de liberalismo.

Finalizada la guerra, la mayor parte de los generales, jefes y oficiales surgidos de la misma acogieron con entusiasmo el regreso del Rey, y muchos de los oficiales jóvenes, provenientes de las clases medias, estaban tan en contra de la Constitución como los altos mandos. Sin embargo, sólo fueron necesarios unos meses para que estos oficiales fuesen considerados como unos arribistas por la Corona y por la jerarquía del Ejército.

El general Eguía (1), trató de arrinconar a los generales, surgidos de la guerra en beneficio de los viejos militares procedentes de la aristocracia. Al reinstaurar el monarca la exigencia de títulos de nobleza para acceder a los altos cargos del ejército, creó en las filas militares españolas un fuerte resentimiento por parte de aquellos oficiales nacidos del fragor del combate, que sin títulos nobiliarios que presentar se vieron injustamente desplazados, viendo en las ideas liberales la única opción para la solución de sus problemas. Fueron, así, los jefes populares de la resistencia armada contra Napoleón los principales gérmenes de la rebeldía contra Fernando VII (2).

Este es el ambiente que fomentó la recepción militar del liberalismo; de canalizarla se encargaron las sociedades secretas y, ante todo, la masonería, que durante la Guerra de la Independencia irrumpió en España por dos vías y desde dos orígenes: la de obediencia británica, desde Gibraltar a Cádiz y desde Cádiz al resto de España, y la de obediencia francesa, sembrada por los bonapartistas en la Península durante la ocupación e importada por buena parte de los oficiales prisioneros en Francia, de los cuales alrededor de la mitad, según conjeturas serias, habría sido iniciada en la secta durante su cautiverio.

Este es el punto de partida de un ejército propicio al intervencionismo después de experiencias tan importantes como la guerra de la Independencia, su conversión al liberalismo e influido por las ideas masónicas.

———————————————————————————————————————————————————————————————————————————

(1) Partidario del absolutismo, combatió en la Guerra de la Independencia y participó en diversas acciones contra el régimen liberal instalado durante el reinado de Fernando VII de 1820 a 1823, lo que le valió las iras de los liberales en la última etapa del rey llegando a atentar contra su vida en 1829. Muerto Fernando VII, se alineó en favor del pretendiente D. Carlos, al que sirvió en su Cuartel General. Durante la guerra carlista fue General en Jefe del Ejército del Norte desde 1835 a 1837. Aunque alineado en un principio con las tesis más reaccionarias, se unió al Convenio de Vergara firmado por Maroto y Espartero, manteniendo su grado y distinciones como Teniente General. Poco antes del Bienio Progresista fue elegido Senador Real. Recibió el título de Conde de Casa Eguía.

(2) GRAN HISTORIA DE ESPAÑA. El reinado de Fernando VII. Tomo 19. Club Internacional del Libro. Madrid, 1994. p, 22.


ARTÍCULOS RELACIONADOS