Redacción
Francia y Rusia dieron ayer el primer paso para crear una gran coalición contra el autodenominado Estado Islámico, coordinando los bombardeos que aviones de ambos países llevaron a cabo en el feudo islamista de Raqa.
La “gran y única coalición” contra Daesh que François Hollande solicitó el lunes ante el Congreso Extraordinario celebrado en el Palacio de Versalles, dio ayer sus primeros pasos durante una reunión en el Palacio del Eliseo entre el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y el Presidente francés. Por la tarde, Hollande habló con el Presidente ruso, Vladimir Putin, con quien llegó a un acuerdo para coordinar los bombardeos franceses y rusos en Siria. La próxima semana, el jefe del Ejecutivo francés viajará a Washington para entrevistarse con el Presidente de Estados Unidos, Barak Obama, el día 24 y, dos días después se trasladará a Moscú para reunirse con Putin.
La nueva cooperación franco-rusa quedó de manifiesto el martes cuando aviones franceses y rusos procedieron a bombardear el bastión que Daesh tiene en la ciudad de Raqa, Siria. Los aviones de ambos países atacaron con unas horas de diferencia, algo que los expertos militares consideran imposible de realizar sin una coordinación previa. Además, el mismo martes, Putin transmitió a sus mandos militares la orden de que los buques rusos desplegados en el Mediterráneo Oriental deben “establecer contacto con los francesas y trabajar con ellos” una vez que el portaaviones Charles de Gaulle y los buques que lo acompañan lleguen a la zona.
En la noche del lunes al martes, diez cazas Rafale y Mirage franceses, que despegaron de bases aéreas en Emiratos Árabes Unidos y Jordania, lanzaron, sobre la una y media de la mañana, dieciséis bombas guiadas por láser, y, en la tarde de ayer, volvieron a reanudar los bombardeos.
Por su parte, Rusia lanzó ayer misiles de crucero desde sus buques desplegados en el Mediterráneo Oriental y anunció que reforzará su presencia militar en Siria con veinticinco aviones más después de que reconociese que el avión ruso siniestrado en la península del Sinaí, Egipto, sufrió un atentado, como venían afirmando varios países occidentales, entre ellos Reino Unido y Estados Unidos.
Treinta y tres yihadistas muertos
Según declaraciones del director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Abdel Rahmane, recogidas por el diario Le Figaro, “los bombardeos de aviones franceses y rusos el domingo, lunes y martes contra depósitos de armas, cuarteles y puntos de control en la ciudad de Raqa y sus alrededores, dejaron treinta y tres muertos y decenas de heridos en las filas de Daesh”.
“El número limitado de muertos”, según explicó Rahmane, “se explica por el hecho de que los yihadistas habían tomado precauciones. No había guardias alrededor de los depósitos y cuarteles y el mayor número de muertos se produjo en las barreras de control”. Además, el director del OSDH informó que las familias de numerosos combatientes extranjeros habían salido de Raqa antes de los bombardeos y estaban refugiadas en la ciudad iraquí de Mosul, otro de los feudos de Daesh.
Europa activa la solidaridad
Por otro lado, los ministros de defensa de los veintiocho Estados miembros de la Unión Europea votaron, de manera unánime, activar, por primera vez desde su creación y a petición del Ministro francés, Jean-Yves Le Drian, la cláusula de solidaridad recogida en el artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea y que establece que si un Estado miembro de la Unión sufre un ataque en su territorio, los demás “le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance”.
No obstante, la cláusula de solidaridad no establece que esa ayuda y asistencia tenga que ser, necesariamente, de carácter militar. Por ello, y a la espera de conversaciones bilaterales concretas con las autoridades francesas, España descarta participar en los bombardeos de la coalición internacional en Siria. Así, el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, afirmó que “hoy por hoy, España no se plantea efectuar bombardeos en Siria”.
España no quiere oír hablar de bombardeos
La razón de la reticencia española a intervenir se encuentra en la Ley de Defensa Nacional de 2005, según la cual toda intervención militar española en el extranjero deberá contar, bien con una petición expresa del Gobierno legítimo del país correspondiente o, bien, con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que autorice dicha intervención. Por el momento, el Gobierno sirio de Bashar El- Asad no ha hecho ninguna petición de ayuda, excepto a Rusia, y, en todo caso, la legitimidad del Presidente sirio es, cuanto menos, dudosa.
La ausencia de estas dos condiciones explica por qué España, a pesar de formar parte de la coalición internacional contra Daesh, no ha llevado a cabo ninguna acción en Siria. Pedro Morenés, Ministro de Defensa, defendió la posición española al subrayar que “nadie nos ha planteado que hagamos más de lo que estamos haciendo, que ya está bien, por cierto”. En la actualidad, unos trescientos militares españoles están desplegados en Iraq con la misión de entrenar a las tropas iraquíes.
Sin embargo, Francia quiere lograr la aprobación de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que “registre la voluntad común de luchar contra el terrorismo”. Hasta ahora, Rusia, principal aliado de Asad, ha vetado toda resolución presentada por los países occidentales, aunque es posible que, si ésta se centra únicamente en Daesh, Moscú pueda ceder. En ese caso, con Francia, Estados Unidos y Rusia coordinando e impulsando una intervención militar, España no tendría más opción que unirse.
En todo caso, cabría señalar que la Ley de Defensa Nacional considera legal toda intervención que se realice al amparo del artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea y del artículo 5 del Tratado de la OTAN.
A pesar de ello, España no participaría en los bombardeos. Fuentes gubernamentales destacan que nuestro país “podría presta apoyo logístico, instrucción o cualquier otra capacidad que se nos pidiera y pudiéramos aportar”, como sucedió en la intervención en Libia, donde España se limitó a realizar operaciones de vigilancia y reabastecimiento en vuelo.
Otra posibilidad sería reforzar la presencia española en misiones internacionales en las que están presentes fuerzas de ambos países, como República Centroafricana o Malí, con la finalidad de sustituir a las tropas galas y así liberar efectivos franceses –en la actualidad Francia tiene desplegados a cinco mil efectivos en el Sahel y Oriente Próximo– permitiendo que se concentren en la lucha contra Daesh o en tareas de vigilancia en el interior de su país.
Indiscutiblemente, a la reticencia habitual de Mariano Rajoy a intervenir militarmente en el extranjero se suma la cercanía de las elecciones generales, en poco más de un mes, y el recuerdo de la guerra de Iraq en 2003. No obstante, y a diferencia de lo ocurrido en 2003, los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, y de Ciudadanos, Albert Rivera, han expresado que respaldarían una intervención militar española si ésta contase con la necesaria cobertura internacional.
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