Con el nuevo sistema de enseñanza militar, los futuros oficiales de los Ejércitos y la Armada, no tienen únicamente titulación castrense, también son ingenieros o médicos.
De niño, en el colegio, a David le encantaba ver cada día despegar y aterrizar los aviones de la Base Aérea de Getafe. No sabía de qué tipo eran, ni cómo podía llegar a pilotarlos, pero ese recuerdo, que atesora desde la infancia, marcó su futuro. Al acabar la escuela se mudó y perdió el contacto con sus adorados aviones, pero pasados los años se empezó a preguntar qué haría cuando acabase el instituto y lo tuvo claro. “Pensé que yo podía perfectamente estar en uno de esos aviones si me lo proponía y trabajaba duro, así que empecé a investigar sobre el tema. Unos cuantos años después aquí estoy, en el camino para conseguirlo”.
El alférez alumno David Bonilla Rodríguez está en cuarto curso del Cuerpo General de la Academia del Aire (AGA) de San Javier, en Murcia, y solo le queda un año para alcanzar su sueño: ser piloto militar, pero, además, será ingeniero de Organización Industrial. Con la implantación del Plan Bolonia y el nuevo modelo de enseñanza militar, los futuros oficiales de las Fuerzas Armadas españolas que acceden a las academias generales tras haber superado las Pruebas de Acceso a la Universidad, reciben la formación de grado universitario en el Centro Universitario de la Defensa (CUD), mientras que la formación militar general y específica la adquieren en las academias generales en las que se ubican dichos CUD.
Educación pública
Los CUD están adscritos a universidades públicas, así, el CUD de Cartagena se encuentra en la Academia General del Aire de San Javier y adscrito a la Universidad Politécnica de Cartagena, el CUD de Zaragoza en la Academia General Militar y adscrito a la Universidad de esta ciudad, el CUD de Vigo en la Escuela Naval Militar de Marín y adscrito a la Universidad de Vigo y, por último, el CUD de Madrid se localiza en el Grupo de Escuelas de la Defensa, en Carabanchel, y adscrito a la Universidad de Alcalá de Henares.
El alférez Bonilla se graduará el año que viene y formará parte de la tercera promoción del nuevo modelo de enseñanza. Estos oficiales de las Fuerzas Armadas egresan tras cinco años de duro estudio en las academias generales, siendo tenientes o alféreces de navío y, en el caso de San Javier y Zaragoza, ingenieros de organización industrial; en el de Marín, ingenieros mecánicos, y en el de Madrid, médicos.
Para Francisco Javier Sánchez Velasco, profesor y director del departamento de Ingeniería y Técnicas Aplicadas del CUD de San Javier, la clave del éxito de este modelo es la perfecta integración de la vida civil y militar, que se consigue “a través de coordinación, planificación y flexibilidad del sistema”. Para ello se realizan reuniones semanales entre la AGA y el Centro Universitario de la Defensa (cuya plantilla es íntegramente civil), en las que se tratan los aspectos diarios de la formación de los alumnos, y también se llevan a cabo “contactos directos y frecuentes para coordinar cualquier asunto entre el delegado de la Universidad Politécnica de Cartagena y el CUD, además de otros sistemas de planificación de las actividades y horarios de los alumnos”. De estos últimos destaca Sánchez su alto nivel, cuya nota mínima de acceso en el último curso ha sido 11,84 y la máxima 13,46, de un total de 14 puntos. “En la práctica esto se traduce en que disponemos de alumnos con altas capacidades, de los que se obtiene un rendimiento académico muy alto”, explica el profesor. Los resultados lo demuestran: un 91% de los alumnos aprueba todas las asignaturas a final de curso.
Sistema integrador
La enseñanza en las Fuerzas Armadas está integrada en el sistema educativo general, tal como recoge la ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, que establece también que dicha enseñanza es de tres tipos: formación, perfeccionamiento y altos estudios de la defensa nacional. Uno de los objetivos marcados por dicha ley fue hacer converger el modelo de formación de oficiales de las Fuerzas Armadas, de larga tradición, con el sistema educativo general. De este modo, en palabras del coronel Juan Pablo Sánchez de Lara, director de la Academia General del Aire, “se consigue que la institución militar se identifique más aún con la sociedad de la que proviene y a la que sirve”. Según el coronel Sánchez de Lara la adscripción a una universidad pública vincula necesariamente al CUD (centro de titularidad perteneciente al Ministerio de Defensa) con el sistema educativo general español, estableciendo unos lazos necesarios para dar validez al título de grado que el CUD imparte y que es otorgado por la universidad a la que está adscrito. “La ubicación del CUD dentro de las academias generales permite reducir cargas logísticas, mantener las peculiaridades propias de la profesión militar y que tanto el alumno como el profesor tengan una visión clara y continua de cuál es el propósito de la enseñanza integral que está recibiendo o impartiendo”, afirma el director de la AGA. “En comparación con otros sistemas utilizados por las fuerzas aéreas de nuestro entorno se puede afirmar que se reducen los tiempos de formación significativamente, a la vez que se mantiene al alumno muy centrado en las competencias que debe adquirir”.
Desde el punto de vista del alumno, el nuevo sistema de enseñanza aporta una base firme sobre la que cimentar toda la formación que recibirán a lo largo de su carrera militar que se caracteriza, como explica el alférez alumno Bonilla, “por ambientes cambiantes y situaciones únicas a las que no se ha estado expuesto anteriormente”, así como por “un desarrollo ininterrumpido de nuevas tecnologías y técnicas”. Este sistema dual garantiza la formación integral del alumno, tanto técnica o científica, como humana, de desarrollo de la persona, militar, física y aeronáutica, ya que, como señala el director de la AGA, los alumnos serán en el futuro los oficiales que dirijan, ejecuten y supervisen las misiones del Ejército. Así pues “deben estar preparados para gestionar con eficiencia los recursos necesarios para llevar a cabo estas misiones”.
El coronel Sánchez de Lara lo tiene claro: el objetivo principal es formar a los oficiales del Ejército que están al servicio de todos los españoles. “El grado de Ingeniería de Organización Industrial no constituye una finalidad en sí mismo, sino que es un elemento más, de gran valor, para conseguir la formación integral de los futuros tenientes del Ejército del Aire”, afirma. Trabajando todos los días para conseguir que la integración de lo civil con lo militar “sea cada vez más efectiva y útil, estableciendo puentes, buscando soluciones y vislumbrando posibilidades de futuro innovadoras y pragmáticas”.
Una salida profesional que los miembros de las Fuerzas Armadas explican a todos los jóvenes que se acercan con interés a sus stands en las ferias de educación de toda España. Porque quién sabe cuántos niños habrá mirando por la ventana del colegio, soñando con ser pilotos.
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