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Requiem por la industria de defensa española

Requiem por la industria de defensa española

Carlos González de Escalada Álvarez/ Sevilla.

Cualquier persona bien informada sobre asuntos de seguridad podría pensar que la industria militar Española está bien situada en el panorama económico nacional e internacional. Empresas como Airbus Military, Navantia, Indra, Thales o Santa Bárbara Sistemas brillan con luz propia en modernos programas de armamento terrestres, navales y aeronáuticos como pueden ser los Leopard, Pizarro, C295, A400M, Eurofighter, Fragatas clase 100, BAM, LHD. Eso es lo que cabría pensar de un análisis superficial. Pero la realidad no es precisamente de color de rosa.

Según el registro oficial de la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa, en 2010 había en España 370 empresas de Defensa que declararon una facturación en el sector de 6,210 millones de euros. Si bien la mayoría de dichas empresas realizaron negocios en el sector civil por valor de 63.175€, su exposición al mercado de defensa es, por término medio, inferior al 10%. De esa cantidad, dos tercios se destinan a la exportación, mientras una tercera parte corresponde al mercado nacional? Extrapolando estas cifras, el peso de la industria militar española en nuestro producto interior bruto (PIB), fue del 0,58%.

Cantidad ínfima
Con apenas 2.000 millones de euros de cifra de negocio dentro de nuestro país, el mercado interior supuso sólo el 0,2% del PIB. Pero es que si descontamos que de esa cifra consumos y materias primas que no conllevan especialización militar alguna (carburantes, lubricantes, suministros no militares, material médico, material de construcción, etc), el panorama es todavía más desolador. Una cantidad ínfima.

En el citado informe, el ministerio reconoce: «cabe señalar que la facturación de Defensa se concentra básicamente en un grupo reducido de cinco empresas formado por: EADS-CASA, Navantia, Airbus Military, Indra Sistemas y Santa Bárbara Sistemas, que realizan más del 81% de dicha facturación». Es decir, quitando a «las cinco grandes», las otras firmas en España venden apenas 1.177  millones de euros en defensa, de los cuales, menos de 400 millones corresponden al mercado interior (y de dicha cantidad hay que descontar los bienes y servicios no especializados).

El informe también señala que de las 370 empresas registrada, dos tercios son son PYMES, es decir 277 de ellas. Todas juntas facturaron al Ministerio de Defensa sólo 200 millones en 2010, por término medio, algo menos de un menos de un millón y medio de euros cada cada una.

¿Alguien da menos?
Siempre habrá algún desinformado optimista que considere que a la industria militar española como uno de los pilares de nuestra economía, pero la realidad es que el peso de este sector es raquítico, casi inexistente, a pesar de su importancia estratégica y defensiva. Es más, España está industrialmente indefensa, porque en caso de un conflicto de alta intensidad, dependeríamos casi exclusivamente de nuestros aliados y del extranjero para suministrarnos. Se calcula además que la crisis ha reducido el volumen de negocio en torno al 20%.

Señores, tomemos conciencia de la importancia de la industria militar española. Potenciemos esas pequeñas empresas, apoyemos la investigación y los incentivos. En definitiva, reaccionemos.

El ministro de Defensa, que proviende del sector, debe interesarse por este asunto. Siendo realistas, acaso no es el momento de incentivos fiscales, pero sí existe la posibilidad de dotar a la industria y a los servicios relacionados con seguridad y defensa de carta de naturaleza. Fomentar encuentros e intercambios sería un primer paso para la cooperación entre diferentes firmas españolas.

Si nadie se siente concernido por esta grave situación; si los líderes de opinión no reaccionamos; aprestémonos a entonar pronto un réquiem por nuestra mínima industria militar.


Doctor en Ciencias Sociales por UDIMA. MBA por la Henley Business School (Reino Unido). Máster Oficial en Seguridad, Defensa y Geoestrategia por la UDIMA. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Fundador y Presidente de CISDE. Director general de SAMU. Numerario de la Academia Andaluza de la Historia.

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