Verónica Sánchez Moreno
Si no planificamos convenientemente nuestras salidas al campo, éstas pueden acabar de forma desagradable e inesperada. Y es que, la montaña es un lugar peligroso y no solo en invierno. El teniente de la Guardia Civil Darío Álvarez de la Cal, jefe del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) del área de Jaca, que comprende las unidades de Boltaña, Pamplona, Benasque, Roncal, Jaca, Panticosa, Tarazona, Rubielos y Huesca, alerta del aumento de rescates que están llevando a cabo este verano, superando de largo el número de 2015, “a uno de agosto, llevábamos 20 rescates más y el doble de fallecidos”.
¿Cómo fue el rescate del espeleólogo francés accidentado el día 10 de agosto en una sima de Navarra?
Inicialmente, la persona de origen francés de unos 37 años tuvo el accidente en una sima en fase de exploración en el valle de Larra. Cuando este hombre estaba a menos 210 metros aproximadamente, mientras exploraba la cueva para ver si había más galerías, le cayeron unas piedras encima y le hicieron daño en el lado izquierdo, lo que le impedía continuar por sí mismo. Por lo tanto, se montó un pequeño punto caliente con la manta térmica que tenía y una fuente de calor y se quedó con la linterna frontal apuntando a un pozo, para que cuando bajase otro de sus compañeros que estaban por la zona le viera y pidiera auxilio. Y así fue, a los 20 minutos apareció un compañero de actividad, le vio, comprobó que no se podía mover, salió al exterior y ya dieron la señal de aviso.
Aunque sucedió en España, el grupo estaba en su mayoría compuesto por franceses, por lo tanto dieron el aviso a través del Socorro Francés, que avisó al precepto de Lot y éste a su vez al Centro de Cooperación Policial y Aduanera (CCPA) de Canfranc, que dio la voz de alarma a la comandancia de Pamplona para que nos avisaran a nosotros.
Una vez que nos lo comunicaron, el sargento responsable de la demarcación valoró el rescate y optó por avisar al jefe del área porque para los rescates en espeleología hace falta muchísima gente y necesitamos efectivos de todas las unidades de Huesca, apoyados por las de Zaragoza y Navarra. Cuando se nos avisó fuimos al puesto de mando, que acababan de establecer los franceses y, al ser un rescate en España, nos hicimos cargo del dispositivo.
Ese dispositivo, ¿cómo actuó?
Desde el primer momento bajó un médico a atender al herido y estuvo con él durante todo el rescate, para comprobar que se encontraba bien y que evolucionaba correctamente. El rescate fue conjunto, lo realizamos 60 personas, la mitad guardias civiles y la otra mitad franceses, tanto bomberos, como miembros de la Gendarmería y de la Federación de Espeleosocorro gala, bajo la dirección de la Guardia Civil, ya que éramos responsables territorialmente.
Analizamos las características de la sima, muy estrecha y en exploración y se comprobó que, hasta llegar al herido, había nueve puntos por los que la camilla no entraba. Por lo tanto hubo que avisar a los expertos en microvoladuras con los que contamos en la Guardia Civil de Montaña, nos trajeron desde Madrid el explosivo y los primeros que entraron fueron estos equipos para acondicionar la cueva y ensancharla lo justo para que cupiera la camilla con el herido. Este proceso llevó cerca de 20 horas y, una vez que la sima estaba preparada, entró el grueso de los efectivos: unas 50 personas que trabajaron a la vez, repartidos por toda la cueva, cogiendo diferentes tramos. Había mucho trabajo por hacer ya que, teniendo en cuenta que la sima contaba con muchos pozos y gateras, había que instalar mucha cuerda y, como estaba en proceso de exploración, fue necesario hacer las cabeceras nuevas, instalar contrapesos, polipastos, todo ello para que la camilla salvara todos los obstáculos que se iba a encontrar al salir.
Además de las microvoladuras, otra de las complicaciones fue que, aunque el espeleólogo estaba estable, las heridas le dolían muchísimo y había que tener mucho cuidado con él para no agrandarle las lesiones y que no sufriera durante el movimiento de la camilla. Por ello, hubo que hacer todo muy despacio, hasta que se consiguió sacarle a las 4:30h del sábado 13 de agosto, media hora más tarde vino un helicóptero de la Sécurité Civile, que le trasladó a un hospital francés.
¿Qué tal fue la coordinación entre las unidades españolas y francesas durante el rescate?
Muy positiva y buena en todo momento. La pequeña dificultad del idioma se salvó sin problemas ya que algunos de ellos sabían español y algunos de nosotros francés. En en centro de control consultábamos todas las decisiones y, ya que la cavidad la dividimos en tramos y algunos los llevaban ellos y otros nosotros, en todo momento sabíamos la evolución de los tramos de ambos y nos comunicábamos mutuamente las novedades del interior de la sima. Todos trabajábamos para conseguir el mismo fin, por lo que la coordinación fue muy buena.
¿Se encuentran a menudo con este tipo de accidentes?
No. Por suerte pasa cada tres o cuatro años. Digo “por suerte” porque un rescate así conlleva muchísimo trabajo, personal y material. No obstante, practicamos habitualmente para ello. Todos los miembros de la Guardia Civil de Montaña somos socorristas preparados para realizar rescates en este ambiente y, además, hacemos prácticas con la Federación de Espeleosocorro, así como prácticas internas. Por lo tanto, aunque estos rescates se producen cada bastante tiempo, estamos preparados para cuando ocurra.
Ahora se encuentran en plena campaña de verano y durante el período estival del año pasado realizaron más rescates que en 2014, ¿cómo va este año?
Estamos realizando más rescates que en 2015. Esto va en aumento. Además, es relevante que, el año pasado, aunque aumentó el número de rescates respecto a 2014, la cifra fue bastante similar (281 intervenciones y 475 personas rescatadas en 2015), este año estamos teniendo bastantes más rescates. A 1 de agosto llevamos 20 rescates más y el doble de fallecidos.
¿Cuáles son las principales causas de estos accidentes?
Tenemos mucha variedad de rescates: en barrancos, haciendo senderismo, escalada, gente que se ha desorientado…, pero creo que, en la mayoría de ellos, la principal causa es la falta de planificación.
Si planificamos bien una actividad, desde casa, algunos días antes de hacerla y elegimos bien la ruta, nos la marcamos en nuestros datos del GPS, llevamos el material adecuado, líquidos para hidratarnos y un chubasquero, vemos la meteorología, que en montaña es muy cambiante, y todo eso lo tenemos en cuenta y lo utilizamos bien de cara a la actividad que vamos a hacer, reducimos muchísimo el factor accidente. Si la planificación no la hacemos así de correcta pues, obviamente, en cuanto fallen cosas lo más probable es que nos sorprenda un accidente.
¿Algunas recomendaciones para la gente que quiera salir a la montaña?
Sobre todo para los que vayan a realizar una actividad normal, que la planifiquen muy bien. Además, es muy recomendable llevar un mapa, el móvil con batería, ropa de abrigo y chubasquero por si nos sorprende el mal tiempo y por si tenemos un accidente que podamos aguantar bien hasta que nos vayan a auxiliar. También es muy importante dejar dicho a alguien los horarios y la ruta exacta que vamos a hacer porque así, si ocurre algo, aunque el accidentado no tenga cobertura, nosotros sabremos dónde buscar. Y prestar especial atención al material. En la montaña, aunque haga un día espléndido y con calor, en muchas zonas hay nieve, por lo que, según la actividad, quizá hay zonas en las que sea necesario llevar unos crampones, piolet o casco. Y, sobre todo, si vemos que la actividad nos ha sobrepasado por el nivel físico-técnico y que no somos capaces de hacerla, darse la vuelta o adaptarla de otra forma, pero no ir por sitios para los que no estemos capacitados.
Por último, si vamos a realizar actividades un poco más complicadas, como puede ser alpinismo o barranquismo, tener en cuenta la figura del guía de montaña, al que podemos contratar para que nos lleve a hacer la actividad y así sí que nos aseguramos de que no va a haber ningún percance.
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